Esta vez seré yo, quien cuide de ti.

833 65 27
                                    

Al día siguiente gran parte del viejo suburbio estaban reunidos en el cementerio de la ciudad en solidaridad y apoyo a la familia Shortman para despedirse de alguien muy especial capaz de tocar cada corazón con alegría y entusiasmo quedándose ahí esperando ser recordada, Gertie.

El miedo a la muerte viene del miedo a la vida. Un hombre que vive plenamente esta preparado para morir cualquier momento.

Mark Twain.

Leía Arnold en tan conmovedor discurso.

—Estas palabras no tienen valor si el que las escribió no hubiere sido capaz de entender el significado de esto y mi abuela se encargó de hacer esta frase suya, se fue sin temor al mañana y se armó de momentos felices y aprendizajes que cada uno de nosotros nos encargamos de compartir con ella para guardarlos por siempre en su mente. Se fue con una sonrisa sobre el rostro siendo la niña más adulta que he conocido en mi vida pues el primero fue mi abuelo y ella fue muy buena aprendiz de él—dijo con una sonrisa— en su último aliento sólo pudo decir lo mucho que amaba a los que siempre la amaron. No es un adiós mi querida abuela si no un hasta luego.—Mencionaba Arnold dando el último adiós al igual que todos los presentes ahí que la acompañaban entre aplausos.

Helga miraba asombrada la gente que con amor y muestras de afecto apoyaban a Arnold, la última vez que vio a todos aquellos todos juntos fue en la sorpresa a Arnold para el viaje en San Lorenzo, las emociones de ella eran inmensas y un montón de emociones encontradas.

Pronto, la tierra comenzaba a caer sobre el ataúd y Arnold tomó la mano de Helga.

— ¿Arnold y Helga están juntos?—murmuraba la gente, todos aquellos ajenos a su romance miraban admirados lo que ellos hacían pero vivir su amor libremente era algo que ya no decidían ocultar, sobre todo en ese momento en donde Gertie era despedida entre lágrimas de tristeza ante la partida de un gran ser.

Ella presionaba con fuerza la mano de Arnold que estaba por lanzarse a ese enorme hoyo en donde estaba siendo sepultada su abuela, pero se contuvo aferrándose a un más a la mano de su amada. Stella estaba destrozada pero Miles mostraba la fortaleza como el cabeza de familia aunque su dolor no era menos.

Gerald con igual nostalgia tomaba el hombro de su amigo en señal de apoyo.

Phoebe, Jake y Olga no hacían más que contemplar lo que sería tal vez lo más triste en la vida de sus amigos.

Las flores blancas se había colocado en el lugar al final del entierro y por la llovizna constante todos poco a poco fueron alejándose del lugar dejando a Helga y Arnold fueron los únicos que quedaron con ese paraguas negro que encajaba con la triste ocasión en ese cementerio donde las almas descansaban.

—Arnold—dijo Helga quitando el silencio que había entre ambos que solo miraban la tumba.

—Si, Helga—contestó tristemente el.

—¿Sabes qué es lo que me dijo Gertie cuando salieron de la habitación?.—pregunto nostalgica.

Arnold fijo su vista en ella con curiosidad.

—¿Estás lista para decirlo?—Pregunto el sin querer presionar..

—Lo estoy—respondió en suspiro.

Helga dirigió su mirada nuevamente hacia la tumba pues ver a Arnold a su esposo era difícil para confesarle tal verdad y parte del sufrimiento eterno que ella había pasado con alguien que tenía solo un título de padre pero que nunca entendió ese significado.

—Me dijo que fuera honesta.—dijo con una sonrisa

—¿Honesta?—Arnold la miró confundido—¿honesta sobre que?

Recordar, no siempre duele. Arnold Y Helga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora