Helga despertó lentamente, permanecía en una de las habitaciones de la casa de huéspedes con algo sobre ella muy similar a una resaca, se levantó y miró al espejo las terribles ojeras que tenía bajo sus ojos, pues el desvelo de anoche no había sido para menos, celebraron hasta muy tarde, apenas y recuerda cuando Stella acondicionó una de las habitaciones para que pudiera dormir y no tener que irse tan tarde a casa, después de todo, pronto sería la esposa de su hijo, sería un miembro oficial de la familia y ya veían sus padres con buenos ojos que durmiera muy cerca de Arnold.
Ella frotó cada uno de sus ojos con las manos para despertarse mejor miró la pijama que Stella le había prestado, era holgada pero muy cómoda. Su celular, una vez más estaba extraviado como era su costumbre por la distracción que la caracterizaba, el sol empezaba a dar sobre la ventana, así que recordó que el viaje a Las Vegas era a las 9 de la mañana, con todo y el sueño que cargaba sobre ella, busco sin parar cuando lo obvio se manifestó buscandolo y encontrandolo envuelto entre la ropa que se había quitado por la noche.
-Criminal, es tarde el vuelo sale a las 9-dijo mirando la hora.
Debía avisar a Arnold, era raro que a esa hora no la despertara así abrió la puerta de la habitación dirigiéndose de puntillas hasta la habitación de su ahora prometido.
-Parece que aún duermen todos-pensó por lo silencioso del lugar-Arnold-Llamó a la puerta.
Helga abrió lentamente la puerta de la habitación, pues los rechinidos de la puerta en esas antiguas casas podrían ser demasiadas ruidosas.
-Arnold-llamó una vez más.
Al entrar no lo encontró, su cama estaba tendida, tan perfecto y ordenado era en esos detalles que a ella le parecían encantadores, así que bajó las escaleras en busca de el silenciosamente hasta el primer piso y los ruidos empezaron de trastos golpeándose unos a otros y el sonido de la comida sobre la estufa y el agua hirviendo para el
café empezaron a estar de manifiesto en sus oídos, pues ya todos había despertado excepto ella.-Buenos días a todos-dijo Helga entrando a la cocina.
-Oh, querida, ya despertaste, que gusto.-dijo Stella que le servía una taza de café.-Toma querida te quitará esa pesadez mañanera-dijo dándole en sus manos.
-Gracias Sra. Shortman.-contestó Helga apenada.
-Buenos días amor-dijo Arnold interrumpiendo el desayuno que prepara para ella, acercándose y besándola en los labios.
-Arnold, ¿porqué no me despertaste cabeza de balón? Que pena que tus padre notaran lo perezosa que soy-reclamo Helga entredientes.
-Descuida amor, pronto serás la Sra de Shortman así que deberán empezar a conocer como es la verdadera Helga, la Helga que me encanta, además preferí que descansara aún más, estamos en buen tiempo-susurró abrazándola y susurrandole al oido.
Helga sonrió al escuchar Sra. Shortman, que bien sonaba, cuando era una niña recuerda las miles de veces que se soñó llevar ese apellido y ahora por fin habría de dejar solo un sueño para hacerse una realidad.
-No comerás parada Eleonor, así que siéntate que es tarde para su vuelo.-dijo Gertie que ahora con más dificultad se levantaba.
-Criminal, es cierto Arnold, no he hecho el equipaje, todos mis papeles están en casa, no tuve tiempo de hacer nada-dijo sentándose y acomodándose para desayunar.
-Tranquila Helga, Arnold se encargó de eso, fue muy temprano a tu casa y Olga se encargó de empacar una maleta y tener listas las cosas que necesitarías-respondió Miles.
-Y... dijo apenada mientras se sonaba el brazo-¿qué fue lo que le dijo a Miriam?
Los Shortman sabían lo que Bob pensaba al respecto así que la complicidad era compartida pero Arnold notó su preocupación, sirvió un par de huevos fritos con pan tostado y lo puso frente a ella mientras igualmente el tomaba asiento.
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Recordar, no siempre duele. Arnold Y Helga.
Fiksi PenggemarHelga, una mujer dedicada a las artes escénicas a decidido regresar a Hillwood a solucionar los problemas por los que se alejó del lugar, pero se llevará la gran sorpresa de encontrase con un pasado lleno de dolor, un viejo amor a punto de compromet...