Futuros esposos.

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—¿Que sucede Arnold?¿te quedaste sin palabras?—continuó Helga.

HELGA

—Después de dar mi respuesta afirmativa a Arnold, el me miro con los ojos muy abiertos, parecía sorprendido, tal vez no esperaba que dijera que sí, inmediatamente segundos después cayó en la cuenta de mi respuesta, se levantó sobre la cama y comenzó a saltar en ella como pequeño niño, saltaba una y otra vez mientras gritaba

—¡ME DIJO QUE SI! ¡ME DIJO QUE SI!…— lo tome de su camisa roja y comencé a jalarlo para que parara

—Basta Arnold, nos escucharan——dije entre risas.

—No me importa—contestó aún saltando—¡que todos se enteren que la mujer que amo me dijo que si y se casaría conmigo hoy mismo!

Veía divertida su acción, me encantaba verlo feliz y más aún si esa felicidad era compartida, pues mi emoción era igual que la suya así que me dije, ¿si él lo celebra porque yo no?, Arnold tomo de mi mano y me levanto rápidamente sobre la cama igualmente y me uní a él en divertidos saltos mientras ambos nos tomábamos de las manos, tal vez serían recuerdos para unos cuantos años más adelante.

Arnold dejó de saltar—espera tengo algo para ti—dijo bajando de la cama—se acercó a su maleta y comenzó a buscar algo que aún desconocía, me senté sobre la gran cama de la habitación mientras esperaba ansiosa que es lo que sacaría de esa maleta negra.

—¿qué buscas Arnoldo?—dije mientras él sacaba cuidadosamente cada una de sus prendas de vestir. Mi asombro vino después cuando un gran vestido blanco que él tomaba sobre sus manos.

—ten, esto es para ti—dijo poniéndolo sobre mis manos.

—¿Para mi?—solo pude decir, sentí la textura de la prenda, era realmente suave, parecía un diseño vintage pero no por eso no dejaba de ser hermoso, amaba esos detalles en el vestido con encaje, además parecía ser de mi talla—  es hermoso Arnold,¿tenias todo planeado verdad cabezón? ¿Cuando lo compraste?—dije intrigada.

Arnold se sentó a lado mío, me miró con ternura y calidez.

—No lo compré, era de mi abuela cuando se casó con mi abuelo—me dijo.

Lo miré con sorpresa, ¿un vestido de novia en su maleta? ¿Y que Gertie se lo diera?.

—Es decir que ¿tu abuela sabia qué podríamos casarnos hoy?—pregunte confundida.—Pensaba Helga.
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ARNOLD.

Me perdí durante unos segundo en esos ojos azules grandes y hermosos, escuché su respuesta pero mi cuerpo había quedado inmóvil. Cai de ese encanto para después saltar sobre la cama como un pequeñuelo entusiasmado que gritaba una y otra vez

—Me dijo que si—pero Helga evitaba callarme aunque veía totalmente divertida el momento, se que estaba feliz al igual que yo. Extendí mi mano hacia ella y la tomó sin opción, saltabamos juntos por un rato hasta que recordé el regalo que mi abuela me había dado para este momento. No sabía si ella lo aceptaría pero baje con velocidad de la cama buscando dentro de mi maleta hasta encontrar aquel vestido de novia blanco brillante que mi abuela me había dado como obsequio para ella.

—Ten, esto es para ti—dije dándole en sus manos. Ella me miró perpleja.—¿para mi?—me pregunto con sorpresa—¿cuando lo compraste?—cuestionó.

Me senté a un lado de ella, y solo le expliqué que no lo había comprado, si no que era de mi abuela cuando se había casado con mi abuelo. No hizo más que mirarme con sospecha y con alegría a la vez, y por obvio que parecía, aún así, pregunto si mi abuela estaba al tanto de este plan.

Recordar, no siempre duele. Arnold Y Helga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora