Lo que fue no sera.

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—Bob tiene otra familia— pronunció con dificultad —Jake dime... ¿tú lo viste? y... ¿sabes en donde vive esa mujer? ¿LO SABES JAKE?¡ debes de decírmelo!—  exigía desesperada.

—Tranquila Helga, viven no muy lejos de aquí, pero no creo que la trate mejor que a Miriam, he visto como es con ella y no es un "caballero" como se hace llame, además... tiene dos hijos, uno como de más o menos quince años de edad y una niña más pequeña, unos cinco tal vez— Recordaba algo nostálgico.

-—¡Vaya!... creí que el viejo no era capaz ya de eso ¿una niña de cinco años? — pensaba con la mano sobre su barbilla—sólo logre verlos a ella y a su hijo cuando yo era niña.

Curioso, Jake sacudió su chaqueta, ¿que tanto sabia Helga? Se preguntaba mientras Helga murmuraba maldiciones .

—Espera — inquiere con sorpresa — ¿como es que tú como te enteraste de eso Helga?

Helga cruzó los brazos y fruncio el ceño, no quería recordar el momento donde se sintió como la peor de las hijas, tan poca cosa que esa pequeña niña no se sentía lo suficiente pues Bob su padre había decido tener mas de un hijo olvidándose de Olga y una vez mas de ella misma.

—Bob es un tonto —respondió eufórica rechinando los dientes —se cree tan perfecto, pero en algo tenía que fallar Jake y ahora me lamento ser yo quien lo descubriera; Esa noche Sonó su móvil de mientras cenabamos, como era su costumbre, subió a su habitación y decidí seguirlo fingiendo ir al tocador,
— ¡es urgente! —recuerdo haberle dicho a Míriam de otra manera no hubiera permitido que yo me levantara del asiento. Lo seguí hasta acechar detrás de la puerta, lo escuché, hablaba con una mujer, era claro después de escucharla llamar "cielo" entre gritos ahogados, parecidos a una discusión, seguro ella reclamaba y Bob solo atinaba a decir : 

— No puedo esta noche, entiéndelo, espera hasta mañana —y... tanto como él, yo esperé hasta el otro día para seguir sus rumbo.

Al día siguiente, portó una gabardina oscura y un sombrero que solo uso hasta salir de casa, tomó su auto y yo mi bicicleta, solo esperaba ser lo suficientemente veloz para alcanzarlo y el lo suficientemente distraído para notarme detrás de él y ahí mi confusión nació más, al verlo llegar a un lugar no tan lejos de casa, el restaurante "Joker", el favorito de Míriam. Miró por todos lados antes de entrar pero fui rápida y logré esconderme entre los autos que llegaban al lugar pero en cuanto entró, no perdí más el tiempo y ordené una mesa para mi deseando no ser rechazada por el hombre que me preguntaba cuantos me acompañaban.

Mi padre es Bob Pataki, vine acompañándolo, solo que olvidé algo  en el auto y regrese por el —Me miró extraño y mientras yo pasaba nerviosa un trago de saliva queriendo ahogarme en él.

Esta bien, pasa — me respondió sin más y yo aliviada, hasta que... Esa adrenalina llena de ira aparecio en mi al verlos ahí, fundiendose en un beso con... Esa... Esa mujer que llevaba un niño en brazos, corrí detrás el tomando asiento para evitar ser vista usando la carta como un pretexto para cubrir mi rostro mientras escuchaba su discusión,

—Ya sabes que no deben vernos en lugares públicos— reclamó tomando asiento.

—¡Papá! —llamó el niño alegre mientras mi corazón se rompía, fue demasiado para mi, hui de ahí con el corazón destrozado pellizacando mis manos deseando que solo fuero un sueño y volví a mi bicicleta mientras manejaba de vuelta a casa con gran velocidad que mis lágrimas apenas podían rodar por mis ojos, al llegar, Miriam me cuestionaba.

—¿dónde está tu padre Helga?¿ lo has visto?— tenía ganas de gritarlo, decir que él fue tan desgraciado como para engañarla pero Miriam había bebido mucho alcohol ese día ¿qué hubiera sido capaz de hacer si se lo decía? ella siempre estaba ebria, dormía tanto que cada día fue más difícil decírselo, así que decidí callarlo, pero hubo alguien a quien si se lo dije.

Recordar, no siempre duele. Arnold Y Helga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora