4.

5.5K 611 253
                                    

Se volvió un habito, durante las noches Taiki dormía en la habitación de Sakura mientras ella le cantaba para que se quedara dormido.

Mientras este la abrazaba, aveces sentía como el temblaba y susurraba «déjenme», «suéltenme» y eso le preocupaba a la pelirosa pues lloraba por las noches incluso es como si el niño tuviera miedo a que fuera el día siguiente.

Cada día le preocupaba mas su hermano, pues es como si fuera que con el paso de los días perdiera cada vez mas y mas su sonrisa y esa alegría que el siempre portaba, pero no se iba a quedar a si, claro no. 

Ella tenia un plan, un plan del cual no debía darse cuenta su hermano. Oh por lo menos no ahora.

Se las ingeniaría para seguir a su hermano todo el día y ver que chingados pasaba con el, fuera lo que fuera lo ayudaría a resolverlo. Tenia que ser cautelosa, pues no quería echar a perder su plan, necesitaba saber que pasaba con su hermano ya no podría tolerar verlo un día mas viendo con este se consumía cada vez mas por la tristeza.

—Ya me voy.— dijo el niño tomando su mochila y apunto de salir de la casa. 

—¡Espera!.— grito la pelirosa corriendo con el bento de su hermano en manos. —Se te esta olvidando. 

—No lo quiero, por favor cometelo tu.

—No me hagas esto Taiki, lo prepare con mucho cariño y esfuerzo, casi me corto un dedo, ¡Mira!.— mostró su dedo donde aparente mente no había nada ahí. 

El niño solo se dedico a suspirar con pesadez.. —Bien, me lo llevo.

—Bien, además no es como si tenga que preguntártelo tienes que llevártelo a huevo.

—Nee-chan..

—Mamá siempre hacia que yo me llevara las tortas que ella me hacia. 

—¿Podemos hablar después?, ya me tengo que ir. 

—¿Llevas todo?.— pregunto la pelirosa. —¿No te falta nada?. 

—No, ya lo llevo todo. 

—¿Las llaves?. 

—Si. 

—¿La credencial?. 

—Si. 

—¿El suéter?. 

—Si. 

—¿Entonces no te falta nada?.

—No. 

—¡Ah!, mi beso.— añadió señalando con su dedo su mejilla.

Ella se inclino para llegar a la altura de su hermano, este solo rodó los ojos, pero eso fue algo que ella no le importo, si hubiera sido su madre tal vez le hubiera dado con la chancla, pero no era a si. 

El niño se acerco con fastidio, y solo pego su mejilla con la de ella, ¡ah no!, esa despedida que.. A si no se despedía el, a si que antes de que el niño se alejara de ella, ella lo acorralo con los brazos formando un abrazo, y en un par de segundo comenzó a llenarlo de besos.

—¡Nee-chan!, ¡Me haces cosquillas suéltame!.— grito el niño divertido. 

Volver a escucharlo reír fue un rayo de esperanza para ella, a si que incremento sus besos y le comenzó a dar mucho amor a su pequeño hermano. 

Lo soltó después de unos minutos, el niño aun seguía riéndose, verlo sonreír era realmente una oleada de felicidad para ella, su hermano la miro a los ojos y sin previo aviso este la abrazo por voluntad propia. Ella se sorprendió por tal acción, pues hace mucho tiempo que no hacia eso. 

¿Tu eres quien golpea a mi Hermanito?.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora