41.

1.7K 231 28
                                    

No les duro mucho su estúpida anestesia, aun que si logro calmarme solo un poco, pero a pesar de eso aun me sentía como si la mitad de mi cuerpo estuviera dormido y la otra mitad como si hubiera pasado un camión sobre mi, todo absolutamente todo me dolía.

Sentía la presencia de personas conmigo, presencias que no eran conocidas.

— En cuanto despierte cambiarle de nuevo las vendas.— era una voz masculina. —Tiene heridas en todo el cuerpo, se cuidadosa se le pueden volver abrir y eso seria peligroso.

— Si doctor.— tal y como lo suponía. Las presencias que sentía eran las del Doctor y la enfermera que me anestesiaron para que me quedara tranquila. —Atenderé correctamente a la señorita en cuanto despierte.

Estúpida... ya estoy despierta. No necesito que me cuides, necesito que te larges para que pueda ir a ver a mi hermano. Si me ve despertar lo mas probable es que me quiera insistir en que debo descansar y recuperar mis energías.

Se que es el trabajo de ellos como enfermeros y enfermeras, pero ahora mismo hay cosas mas importantes por atender que mis heridas.

Abrí un poco mis ojos para checar por donde estaba esa enfermera, estaba checando la bolsita de transfusión de sangre que se conectaba a mi brazo.

¡Bueno mujer!, ¡que no vez que estoy bien!, ¡Solo estoy algo golpeada es todo!, ¡largo ya a ver a otro paciente que realmente te necesite!. Que ganas de gritarlo, pero como si mis pensamientos fueran escuchados los pasos de la enfermera se comenzaron a oír distantes, se dirigía hacia la puerta, ¡por fin, gracias!.

— Pobre chica, en que te metiste para acabar así.— dijo mientras me dedicaba una mirada triste antes de salir por completo de la habitación.

— Tsk.. — abrí los ojos mientras chasqueaba la lengua al mismo tiempo ante el comentario. —Que te valga verga.. gente chismosa.

Por fin abrí completamente mis ojos, tuve que parpadear un par de veces para acostumbrarme a la luz de la habitación, por fin puede incorporarme poco a poco, pues aun me sentía débil.

Sentí un frío recorrer mis pies cuando toque el piso, estaba descansa y el suelo estaba frío. La aguja que tenia clavada en la mano la retire inmediatamente pues me seria un estorbo para caminar. Intente ponerme de pie pero al momento en que lo hice caí de nuevo al suelo.

— Maldita sea...

Apoyándome de la cama volví a ponerme de pie, me balance hacia el pequeño cajón que estaba a lado de mi cama ahora apoyandome en el, y seguido de eso al sofá que estaba ahí, y sucucesibamente a la pared recargandome en esta.

Podía escuchar gente venir de aquí para acá, seria muy molesto si me reconocieran y me quieran mandar de nuevo a la cama para reposar, entiendo que es su trabajo pero no necesito reposar ahora... necesito ver a mi hermano. Abrí la puerta con cautela, la luz fue penetrante, mucho mas que la de la habitación.

Los efectos de la anestesia parecieron estar en mi contra, sentí que volvería a caer, me tuve que apoyar lo suficientemente fuerte de la pared para no ceder. No sabia en que habitación estaba mi hermano pero no tarde en descubrirlo ya que a solo unos pasos lejos de mi habitación pude ver a una cabellera roja saliendo de esta.

— Vamos Rojita, — Jūgo estaba a su lado. —Vamos por un café para que te relajes.

Se fueron caminando perdiéndose en el pasillo, intente actuar normal como si no estuviera apunto de caer, ya que las pocas enfermeras, pacientes y familiares se me quedaban viendo. Aun apoyándome de la pared, logre caminar hasta la habitación que supongo yo.. era la de mi hermanito.

Antes de entrar a su habitación voltee a los lados procurando que no viniera nadie.. sobre todo Karin y Jūgo o en el peor de los casos.. la enfermera chismosa, que en cuanto vea que ya no estoy en la habitación seguro hará un escándalo.

Me adentre a la habitación, cerrando la puerta tras de mi.

¡Nee-chan!.

Oh joder... casi pude escucharlo llamarme.. de verme entrar por la puerta me hubiera llamado, que agradable y triste es imaginar tu voz llamándome.. verte emocionado porque me vez de frente.

¿Por qué ahora no escucho tu voz?, es triste no escucharte y tenerte que imaginar tu voz... Es triste no verte sonreír con solo verme...

Es triste verte en esa camilla con ese corallin puesto y esa mascara de oxigeno que cubre casi la gran parte de tu rostro.. uno de tus hombros estaba siendo sostenido por una hombrera ortopédica, y gran parte de tus brazos estaban vendados dejando partes de tu piel descubierta para poder hacer la transfusión de sangre.

Oír el pitido de los latidos de tu corazón que se escuchaban a través de la maquina no me hizo sentir mejor.. no en el estado en el que estabas. Pero preferiría eso a no escucharlos.

Intente caminar hacia ti, pero solo en el primer paso que di mis piernas colapsaron y caí al suelo.. —Mírame.. — comencé a reír. —¿No soy patética?. Yo, que soy tu hermana mayor no pude protegerte.. Yo que siempre hablaba de cuidarte, no pude hacerlo.— no falto mucho para que las lágrimas comenzaran a salir.

Me arrastre hasta tu camilla, sosteniendo mejor de ella para poder incorporarme, mis piernas tenían que funcionar, o funcionaban.. ¡o funcionaban!, no tenían de otra. Con un poco de dificultad me reincorpore y me sostuve como pude, acercando la silla mas cercana a mi para quedar junto a ti. Deje caer mi cuerpo en cuando la silla estuvo a una distancia favorable de ti.

Mírate.. aun lastimado de tu carita te me hacías adorable, pero preferiría verte sonreír por algo que te ha causado gracia ya que tu sonrisa queda mejor en tu rostro.

— ¿Cuando piensas abrir los ojos he?.— tome su mano. —Tienes que ayudarme a limpiar la casa...

Maldita sea..

— Tienes que acompañarme hacer las compras... a tu te gusta hacer las compras conmigo, así que ya levántate.

¿Como pudo pasar esto?, como permití que dejaran hacerte esto.

— Abre tus ojitos hermanito...

Lloraba mientras sostenía su mano, me levante con dificultad y logre sentirme un poco en su camilla. Lo abrace como pude, sin llegar a lastimarlo.. odiaba esta situación, odiaba el hecho de que preferiría ser yo quien estuviera en esa camilla en vez de él.

— Te extraño... — dije casi en un susurro mientras mis lágrimas caían sobre él. —Pero.. no te preocupes.— dije mientras miraba su rostro y lo acariciaba de una mejilla.

— Yo me encargare de todo, ¿si?. Esta sera la ultima vez que te pongan un dedo encima, así que tú solo descansa y recuperate.— acaricie su bonito cabello mientras depositaba un beso en su frente.

Comencé a levantarme de su cama con cuidado, retire mis lágrimas mientras aun lo observaba me dolía verlo de esa forma, sin embargo.. el verlo no solo me provocaba tristeza.. si no también rabia por lo que le hicieron. —Yo me haré cargo de todo hermanito, nadie va a volver hacerte daño. Me encargaré de ellos para que no tengas pesadillas de nuevo.

Acaricie su cabello una vez mas mientras me despedía con un beso en su mejilla. —Volveré pronto Taiki.

Tuvieron el tiempo suficiente para esconderse, y lo hayan hecho o no, no me interesa porque aun así los voy a encontrar. —Pagaran lo que han hecho...

Han cometido un gran, pero un gran error. —Y empezare contigo... Sasuke Uchiha.

¿Tu eres quien golpea a mi Hermanito?.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora