Capítulo 8

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No es que no tuviera listo el capítulo, es que casual, se me olvidó subir algo. Lo siento jsjsjsjsjsj
Deberían ponerme una alarma.
Los amo.
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Todos los domingos cuando hacíamos las compras, Hope compraba una gran porción de pasta y la cocinaba en casa para dejarla en el refrigerador.
Generalmente Hurley y yo poníamos en un plato de plástico para llevarnos al taller y eso era lo que comíamos.

—¿Quieres espaguetis o moños?

Estaba tan linda, me encanta.
Es como un pequeño ser lleno de vida que me contagia con su energía y me hace querer meterla dentro de un frasco para tenerla protegida bajo mi brazo todo el tiempo.

—Cariño...

Pero era tan valiente y tan independiente. Si se propone algo el  mundo no tiene de otra más que dárselo porque es tan terca y decidida que no para y trabaja hasta conseguirlo.
Me vuelvo loco tratando de entender como funciona su maravillosa mente.
Quiero hacerla mi esposa. Ya mismo. Ahora. Quiero llevarme la a casa para siempre.

—Kas, no me estás escuchando.

Quiero tenerla a mi lado cada mañana al abrir los ojos y cada noche al cerrarlos. No quiero tener que esperar un fin de semana para hacerlo, pero no podría pedirle que se casara conmigo ahora. No así, ella merecía algo especial.

—Oye...

—Mudate conmigo, bombón— dije sin pensarlo.

Mi proposición la dejó estática. Apretó con más fuerza los espaguetis que tenía en la mano y yo sólo esperé su respuesta recargado en el carrito.

Dio unos pasos hacia mi y dejó insegura la pasta.

—¿Qu... qué dijiste?— preguntó tartamudeando.

—Quiero que te mudes a mi casa— sonreí. —Quiero estar contiguo todos los días sin importar que trabajemos.

Se llevó las manos a la frente.

—No puedo creerlo.

Quizá ella aún no quería eso, era difícil saber lo que quiere hasta que te da señales de ello.

—Si no quieres aún, podemos esperar...

—¡No digas tonterías!— saltó sobre mí y me abrazó por el cuello. —Yo misma te lo propondría pero no quise ser tan posesiva.

Me besó por sorpresa y luego saltó.

Sonreí ampliamente mirándola a los ojos cuando se separó.

—¿Es un chiste?

—Claro que no— me dijo y ni pudo haber dicho nada mejor.

No cabía de la emoción, así que la tomé en brazos y comenzamos a girar en medio del pasillo haciendo que toda la atención se concentrara en nuestra muestra de afecto.

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Después de todo había sido una pregunta de último minuto, no pensé bien en el cómo, sino en el qué.

Debí saber que cuando lo pensara un poco más, Hope comenzaría a hacerme pensar en las muchas cosas que deberíamos hacer para que ella pudiera mudarse conmigo.

—Tendremos que hacer varios viajes en la Jeep...

—Si, bombón— asentí sin dejar de jugar con sus dedos sobre la palanca de cambios.

—¡O quizá los muchachos nos ayuden en algunos de sus coches para llevarlo todo de una!...

—Puede ser...

¿Soy bueno ahora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora