Capítulo 16

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No estaba en una habitación, estaba en una camilla con cortinas dándole privacidad entre muchas otras camillas.
Un tubo le daba oxigeno y aplastaba sus rizos rojizos aun cubiertos con hollín, pero parecía una deidad, la mujer más hermosa del mundo, quien me dio todo lo que quería sin saber lo que era en realidad.

Me senté en la silla junto a la cama y la observé simplemente.
Ella estaba de espaldas a mi, no traté de llamar su atención, de cualquier manera no sabía que decirle y aun no estaba totalmente consciente.

Fingí que estaba dormida y recargué los codos en la cama para poder esconder mi rostro. No tenía idea de como iba a sentirme luego de saber que sería padre, la verdad era que no imagino un momento en mi vida en el que estuviera más emocionado o en el que quisiera agradecerle algo a alguien.
Quería besar a Hope y decirle que todo estaba bien, que no tenía porqué estar preocupada.

Solté una risa que se parecía al llanto, posiblemente porque quería llorar de la emoción.

Una pequeña Hope, o un pequeño Kas. Mejor aun, ese diablillo o diablilla sería una combinación de ella y de mi...
Oh, mi amor, seguro te verás hermosa con un bebé en tus brazos. Y eres tan buena con los niños del horfanato, con un hijo propio se te dará tan fácil como beber agua.

Levanté la cabeza de mis manos cuando sentí que se movía en la cama. Quedó boca arriba y abrió poco a poco los ojos, muy lentamente comenzó a despertar.

Cuando me vio ahí sentado su rostro se puso en blanco. Miró hacia todos lados y al darse cuenta de que se encontraba en el hospital se llevó una mano al cabello avergonzada. 

—Yo..., solo quería tener algo de calma un momento— murmuró débil. —Cerré la puerta detrás de mi y no pude abrirla luego. 

—Shhh— tomé su mano y la acaricié con cuidado luego de dejarle en el dorso un beso. —No te preocupes. Te amo mucho, bombón, me asustaste.

—La llave estaba en el contacto y solo la giré... Eso lleva años ahí, de pronto todo comenzó a arder.

—Marcus y yo te sacamos— negué. —En realidad el enfermero no sirvió de mucha ayuda, pero no importa. Lo que importa es que están bien ahora y no dejaré que nada les...

—¿Está bien?— me interrumpió preocupada. —¿Le pasó algo a él?

Sonreí y asentí con la emoción creciendo de nuevo.

—Está perfectamente bien— ella tocó mi rostro con la punta de sus dedos y cerré los ojos en respuesta a su tacto. —Bombón, ¿por qué dijiste que saber esto me rompería el corazón si estoy rebosante de alegría?

No me esperaba que al decir esto, ella se acurrucara de lado de nuevo esta vez mirando hacia mi y sus ojos se llenaran de lagrimas.
Le acaricié el rostro y besé su frente.

—Dime que ocurre, por favor— susurré incapaz de hablar más alto.

—Lo siento mucho, Kas— dijo con la voz temblorosa. —Tu y yo teníamos tantos planes... Creo que olvidé tomarme una píldora o la tomé a destiempo. Me descuidé y ahora...

—Oye, oye, oye— la interrumpí. —No estoy enojado, bombón, no tienes que disculparte. Creí que algo malo había pasado.

—¡Es que sí pasó! Arruiné nuestro plan de vida inmediato— derramó un par de lágrimas. —No quiero ser madre, eso no saldrá bien de ninguna forma. No quiero hacer sufrir a un bebé porque no podría ser buena madre...

Entonces una nube negra se posó sobre mi. Esa nube negra era la posibilidad de que Hope de verdad no fuera a hacerlo, de que no tuviera a mi hijo.
Si ella tomaba la decisión yo no podría hacer nada, no podría obligarla. Pero estaba seguro de que solo estaba asustada, apenas se había enterado y cree que yo estoy decepcionado.

Mis manos temblaron cuando puse una de ellas sobre su vientre. Hope se sorprendió, pero no me apartó.

—Esto no lo hiciste exactamente sola, ¿sabes?— intenté sonreír. —Es de los dos, tuyo y mío, y me pone muy feliz que haya pasado. Bombón, tenemos una casa, trabajos estables y que nos pagan bien, una familia llena de amor para recibirlo...

—Eso no me preocupa, Kas— cerró los ojos. —Serías un padre fantástico. Tuviste el mejor ejemplo que nadie podría tener jamás. En cambio yo... no tengo idea de qué hace una madre.

Era por eso, entonces, le preocupaba ser igual que su madre, quien los había abandonado a sus hermanos y su padre. No puedo dejar que se pierda esto solo por miedo a convertirse en una mujer que no se parece para nada a ella.

Limpié con mi mano libre sus lágrimas.

—Estás pensando con la cabeza llena de miedo, date unos días para pensarlo, ¿si?— pero mientras decía eso, yo no dejaba de acariciar su vientre con la seguridad de que al final de esos días, ella tomaría la valiente decisión. —No te diré que esto no cambia las cosas, pero no es tan grave, solo tengo que acelerar un poco mis planes y redirigir mis ingresos. 

Ella arqueo las cejas y sonrió a medias, entrelazó sus dedos con los míos sobre su vientre.
Ese gesto me dio esperanza.

—¿Redirigir?— preguntó.

—Si— mi sonrisa se amplió. —Quería pedirte matrimonio esta semana..., darte una gran boda con todos los clubes y con toda tu familia. Podemos casarnos y festejarlo en el bar o en el restaurante del enfermero solamente. Hablé con Hurley y quiere dejarnos la casa de mi padre, con el dinero puedo comprarle un departamento cerca del taller y comenzar a remodelar su cuarto para el bebé. Puedes escoger todo como quieras y yo lo instalaré, le compraremos una cuna con motos de peluche colgando que toque música y que...

Me puso una mano en los labios, una forma delicada de decirme que estaba hablando demasiado.

—Amor, ¿por eso estuviste trabajando tanto? ¿planeabas pagar nuestra boda?— y de nuevo soltó una lágrima.

—Y sin gastar nada más de lo necesario, si. Llevo usando este pantalón seis meses y lo seguiría usando si no se hubiera quemado hoy— bromee. —Todo por ti, nena.

Se mordió el labio inferior y apretó más mi mano. 

—Vamos a estar bien, Hope— comencé a decir. —Esto es lo que tenemos y no puedo ser más feliz, ¿entiendes? No pienses ni por un momento que esto no me pone feliz.

¿Soy bueno ahora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora