Capítulo 49

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—¿Te sientes mal? ¿Te duele algo?— pregunté. —Una preocupación muy fuerte puede...

—Ni siquiera lo digas— me interrumpió Hurley.

—Estoy bien, no te preocupes— contestó ella.

Hope estaba intensamente triste y eso nos contagiaba a todos.
El club llegó poco después que nosotros luego de que mi hermano los llamará y ahora unos jugaban con Alice mientras que los demás observábamos como nuestra luz estaba apagada.

Hope se agachó lentamente y tomó una de las lámparas de las mesas que estaba rota en el suelo.
Por más delicadeza que tuviera con ella no había arreglo, pero si por ella fuera, hubiera autorizado magia para reparar lo que con tanto esfuerzo había puesto en el River's.

—No vayas a cortarte, bombón— no me escuchó. Dejó esa completamente destruida sobre la barra y tomó una de las banderas que habíamos traído hace mucho tiempo de nuestros viajes y que mi padre había colgado en la pared. La acercó a su pecho y buscó su lugar en el muro vacío.

Derramó la primer lágrima y todos dimos un paso al frente, solo que yo fui más rápido y la abracé.

—Podemos repararlo— dije. —Algo de trabajo manual y listo. Ya sabes que eso nos encanta.

—Lo importante aquí es saber qué fue lo que pasó y asegurarnos de que no se repita— Tanner se acercó también. —Esta vez no las tocaron pero pudieron haberles hecho algo.

Mi cuerpo ardía de solo pensarlo.
Si les hubieran tocado un cabello, no estaría aquí tan tranquilo.
La mera cuestión de ver triste a Hope hacia que todo el club quisiera movilizarse por toda la ciudad buscando a los culpables, era de imaginarse lo que pasaría si les hubieran hecho daño.

—Invertí mucho en este lugar, chicos— dijo Hope controlando sus lágrimas. —No solo dinero, también trabajo. Mucho trabajo.

Suspiró.

—¿Viste quién entró?

—No, la puerta estaba cerrada con llave porque apenas iba a limpiar para abrir cuando escuché a alguien tratando de forzarla.

Cualquiera que fuera conocido o viniera con buenas intenciones hubiera tocado o usado su llave. Comprendí el miedo de Hope.

—Alice y yo subimos a encerrarnos en  la oficina y escuchamos colo destrozaban todo. Comencé a cantarle para que no se asustara.

Pero ella era muy perceptiva, inmediatamente se dio cuenta que algo estaba pasando y por eso se asustó.

—¿Se robaron algo?

—Solo lo destruyeron. No había dinero en la caja porque lo sacamos anoche— dijo Tanner.

—¿Qué querían entonces?— Hope me miró. —¡Cielos! ¿qué te pasó?

Oh, no. Se había dado cuenta.

—No es nada, me caí de la moto...

—¿¡Cómo que te caíste!?— dejó de lado el bar y se acercó a inspeccionarme. —¡Mira esto! ¿No estabas usando las jodidas protecciones?

Mierda. Estaba enojada conmigo.
Me despegó la tela de la camiseta de las heridas y solté un alarido de dolor.

—¡Ayy, mujeeer!— mantuve sus manos alejadas de los daños. —Estoy bien, bombón. Me daré una ducha cuando llegue a casa y se borrara y solas después...

—¡Pudiste haberte matado!— todos los chicos del club nos miraban divertidos. Incluso había llamado la atención de Alice para que viera como me retaban por no cuidarme. —¿¡Y si te mueres qué hago yo!? ¡Tres hijas, un bar destrozado y un anillo de compromiso! ¡NO ERES EL ÚNICO QUE PIERDE SI TE PASA ALGO SOBRE ESA MOTO!

Todos se pusieron serios.
Ella tenía razón. Y tuve la mala suerte de que justo el día que me accidento es cuando no llevo la chaqueta con las protecciones.

—Bombón, estoy bien— repetí.

Suspiró profundamente y se acomodó el cabello.

—Pero pudiste no haberlo estado— dijo. —¿Qué fue lo que pasó?

—Me quedé sin frenos.

Soltó una risa irónica.

—Por los frenos— miró a todos en el lugar al hablar. —El raite del viernes se cancela. Todas motos irán al taller para darles mantenimiento.

—Hope...

—No está a discusión, muchachos, es un hecho— señaló el lugar y sus ojos se cristalizaron. —Hoy destruyeron mi bar y pensé que eso nunca pasaría. Las se quedó sin frenos a pesar de que yo lo ví cambiarlos hace poco. Necesito para estar tranquila que todas las motos sean revisadas.

Bob dejó de jugar con Alice para mirarla con expresión confundida.

—¿Crees que alguien está intentado hacerles daño?

—No lo sé. Pero de cualquier manera, si quisieran hacerles daño a ustedes no la tendrían muy difícil siendo que ustedes suben a la moto todos los días. Quiero que las revisen.

Estaba afligida y preocupada.
No solo por mi accidente, también por el bar. Todo su trabajo estaba destruido y tendría que iniciarlo de nuevo. Su fuente de ingresos no podría funcionar hasta que lo devolviera a su principal encanto.
Además de eso estaba la posibilidad de que alguien me hubiera gastado los frenos y haya mandado a destruir el lugar también.

—Voy a hablar como su amiga y no como su presidente ahora— dijo Hope. —Voy a tener dos preciosas bebés que tienen que conocer, ¿me escucharon? Y no voy a aceptar ninguna baja en el club. Tienen estrictamente prohibido subir a esas motos sin todo el equipo de protección que se necesita, porque si se caen y están apuntó de morir pero quedan vivos, yo misma iré a terminar el trabajo.

Había quedado bastante claro. No sé necesitaba nada más.
Si nos poníamos en más peligro de lo usual y no moríamos, ella nos mataría. Lo típico.

Estiró los brazos en dirección a Alice y ella saltó del sofá rasgado de los apartados para correr a tomarle la mano.

—Quiero irme a casa, mañana me encargaré de este desastre.

Alice se abrazó a su pierna y la acarició dándole cariño porque no le gustaba verla triste.

La verdad era que en este momento todos queríamos colgarnos de sus piernas y decirle que la amabamos para que dejara de estar triste.
La verdad era que eso no ayudaría.

—Te llevo— dije.

—Oh, pero claro que sí, galán. Tenemos que hablar seriamente.

¿Soy bueno ahora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora