Capítulo 57

967 80 5
                                    

—¿Cómo que se la llevaron?

—Se supone que te daban hasta mañana.

—Por supuesto que sí, descerebrado, a partir de las doce ya es "mañana"

—Si querían dinero, ¿para qué se la llevaron? Se supone que ella iba a pagar la deuda de su madre.

—Quieren que Kas reaccione.

—¿Pueden hablar más bajo?— les ordené a todos en la sala de estar desde la cima de las escaleras. —Gracias.

Les di la espalda y volví a la habitación con Tanner y Alice. Ella estaba temblando sentada en la cama jugando con los dedos de sus pies mientras él intentaba que le dijera algo.

—Nena, necesito que me digas— me senté de nuevo con ella y acaricié su cabello. —¿Quienes eran? ¿Viste el auto? ¿Hope les abrió la puerta...?

Alice no decía nada, solo se limpiaba la nariz con la manga del pijama e intentaba parar de sollozar sin tener éxito.

—Dejala, está muy asustada— extendí los brazos hacia ella. —Aquí, bomboncito.

Gateo sobre la cama y me abrazó.
Era más la necesidad mía de tenerla junto a mí que lo que yo le ayudaba a ella. Sentía que si me apartaba de ella demasiado me la iban a robar también.
Tenía ganas de arrancar las paredes de todos lados hasta encontrar a mi novia pero lo único que me detenía de hacer locuras era Alice.

—Hay que dividirnos. La buscaremos en toda la ciudad si es necesario— dijo Tanner.

—No me siento capaz de mantenerme cuerdo si me voy por mi cuenta.

—No planeaba dejarte ir sólo, no soy estúpido.

Besé el cabello de Alice y escondí mi rostro en el mientras la abrazaba fuertemente.

—Perdoname, por favor. No quería ponerlas en peligro, estaba buscando una forma de mantenerlas seguras. Se supone que te saqué de la casa hogar para darte una vida mejor y te traigo a esto.

Ni me respondía a nada. Estaba destrozada porque se habían llevado a Hope igual que yo.

La incertidumbre de saber si estaba bien, si la habían lastimado al llevársela, si no había ningún peligro con las bebés.

—Podría perderlas, Tanner—  dije ahora para él.

—Estan bien. Solo se la llevaron porque quieren tener una garantía.

—Se metieron con mi familia. Por la razón que sea van a pagarlo caro.

No me dijo nada respecto a esa afirmación. Él pensaba igual que yo de cualquier forma y todos los que estaban en mi sala de estar planeando donde comenzar a buscar a Hope también.

Escuchamos el timbre de la casa sonar. Pensé que era quizá el padre de Hope, todos los chicos del club ya estaban en la casa.

—¿Le dijeron Dereck?

—Claro que no. Llenaría de policías San Francisco y eso solo haría que escondieran más a Hope.

Con Alice cargando salí de la habitación. Tanner iba detrás de mi cuando en el primer escalón para bajar a la sala de estar bajé a la niña esperando ver quién había llegado.

Bob acababa de abrir la puerta y la persona que vimos del otro lado no era ni de lejos a quien queríamos ver ahora.

—Buenos días, familia— saludó la misma lacra que había venido a amenazarme ayer, solo que está vez tenía a una muy amoratada Candice del brazo.

—Tanner, cuida a la niña.

—Kas, no.

—Tanner, te digo que cuides a la niña.

Sentí cuando la apartó de mi y en menos de un suspiro yo estaba sobre de él. Intentaron detenerme en el camino pero estaban demasiado lejos y yo demasiado enojado.

Ignoré que Candice estuviera demasiado débil para sostenerse y terminara en el piso cuando yo golpeé a su captor. Mis puños impactaron una y otra vez en su rostro.

—Hijo de perra— dije mientras lo tenía contra el césped debajo de mí.

Los chicos me rodearon y se aseguraron de que viniera solo. En su auto no había nadie así que me dejaron golpearlo un momento.

—Dime dónde la tienes ahora antes de que te mate, grandísimo pedazo de mier...

—¡Suficiente, Kasaquir!— alguien me tomó de los hombros mientras que otro tiraba de mi espalda.

Le di un último golpe en el rostro.

—¡Saquenle la verdad para que pueda asesinar a esa sucia rata!

El tipo rodó en el piso para ponerse boca abajo y poder escupir la sangre en su boca.
Esperaba sobre todo que Alice no me haya visto hacerle eso.

Seguí sacudiéndome en los brazos de Bob y Tanner mientras que Joe tomaba la basura del cuello de la chaqueta y lo levantaba para sostenerlo contra la madera del pórtico.

—Que buena manera de recibir a los invitados tienen— dijo él.

—Tienes exactamente dos segundos para decirnos donde está antes de que te invite a otra parte donde te van a recibir mucho peor.

—Hagan lo que quieran, de cualquier forma eso no les traerá a la chica. Solo cuando paguen lo que deben...

—Por favor, díganme que mi hija está bien— sollozos vinieron de la ubicación de Candice en el suelo.

Ella. Ella tenía la culpa de todo lo que estaba pasando.

Me escapé de los brazos opresores de mis amigos y me acerqué a ella.

—¡Kasaquir, soy una mujer!— de quejó cuando la tomé del brazo fuertemente y la levanté.

Inmediatamente desee no haberla llamado así tantas veces.

—No se le puede llamar mujer a lo que tú eres, ¿pero sabes quién sí es una?— la sacudí para que me viera a los ojos.

—¡Sueltame!

—¡Hope es una mujer de verdad! Y ahora por tu culpa, ella que no merece ningún mal en el mundo está corriendo peligro, arpía.

Ella solo lloraba y lloraba como un maldito cocodrilo. Estaba fingiendo, eso sólo me daban más ganas de asesinarla.

—¡Lo lamento!

—¿¡Es que estás completamente loca, acaso!? ¡Ella podría perder a mis hijas por esto!

—Me estás lastimando, Kas.

—Lastimarte de verdad quisiera— la solté y la empujé dentro de la casa haciendo que cayera de nuevo al suelo pero está vez en la alfombra de la sala de estar. —Quiero en este mismo momento que corras a sacar tu dinero de dónde sea que lo hayas escondido y lo traigas aquí.

—¡No tengo ni un centavo!— me gritó. —¡Lamento decir esto pero si no pague es porque no tengo dinero!

—¡Mientes! Vas a pagar esa estúpida deuda y harás que me devuelvan a mi esposa.

Me miró con odio desde el suelo y concentró todo su veneno en la lengua para poder decir la línea que sigue.

—Ni siquiera puedes llamarla esposa aún, tampoco puedes llamarte padre, muchacho ridículo.

Di un paso al frente pero alguien me tomó de la mano.
Era demasiado suave el contacto y muy pequeña la mano como para confundirla.

—Es mi papá.

¿Soy bueno ahora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora