—¿Puedo usar el de mariposas?
—Puedes usar el que tú quieras, elige uno— le contesté a mi hija luego de cepillar su cabello.
Tomó el prendedor morado con una mariposa y me lo entregó. Lo puse en su cabello lo más cuidadosamente posible para no lastimarla.
Sin duda estás cosas se les daban mejor a las mujeres.—Has estado hablando mucho, eso me agrada— sonreí. —¿Te sientes feliz? ¿Cómoda con nosotros?
No me lo dijo, pero asintió frenéticamente.
—Que bueno porque sería un caos si quisieras irte y yo no quisiera que te fueras— bromeé.
Alice se giró en la silla y me miró a la cara. Estaba sonriendo y el peinado sencillo que le había hecho me gustaba. Sus rizos eran preciosos.
—¿Sabes? Eres demasiado linda para ser mi hija. No quiero decir que desentones con esta familia, sino que yo no me merezco a una niña tan tierna como tú— los recuerdos de anoche me abrumaron y comencé a tener una verborragia como Hope las llamaba. —Y pronto vendrán las bebés y tendré a otras dos maravillosas hijas perfectas de quiénes ser un ejemplo, pero sigo poniéndome nervioso con cosas tan simples como peinarte el cabello. ¿¡Qué va a pasar cuando me dejen solo con ustedes tres y tenga que hacer de super papá!?
La niña comenzó a reír a carcajadas.
—¡No te rías de mí! Me aterra no ser un buen padre— la tomé jugando de los hombros y la sacudí haciéndole cosquillas. —Te sigo llamando "bomboncito" y ni siquiera sé si te gusta, quizá te molesta y nunca me lo dijiste. ¿Quieres que te llame por tu nombre? ¿Te gusta el apodo? ¿Estoy siendo bueno contigo...?
Estiró su mano hacia mi rostro sin dejar de reírse y yo guardé silencio.
Me acerqué más para que pudiera tocar mi mejilla con sus dedos pequeños y finos.
Acarició mi rostro con tanta ternura que me contestó sin palabras todas y cada una de mis preguntas.—Lo haces bien— me dijo sonriente. —Eres bueno ahora.
Arrugue la frente.
—¿Soy bueno ahora?
—Cuando te conocí no lo eras.
Era un comentario hecho por una pequeña niña. Apenas podía hablar cuando la conocí, apenas aprendía a conversar con las personas y luego fue silenciada por sus adopciones fallidas.
Cuando vi a esa bebé abrazada a las piernas de Hope pidiendole que la llevara con ella no pensé que fuera a ser nuestra hija, mucho menos que hoy me hiciera sentir tan bien con esa simple frase.Hoy soy la combinación de lo aprendido a base de perdidas y de errores, pero además de lo aprendido por dolor, está también lo que mi Hope me enseñó a base de su luz y su amor.
Quizá Alice quiso decir algo completamente diferente, pero a mí me hizo pensar en lo mucho que había cambiado.
—Estas llorando— dijo volviendo a reír.
Me limpié con la mano las lágrimas que se me habían escapado y recuperé mi postura. Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba llorando.
Soy un marica.—Me pusiste sensible.
Se agarró de mis manos y saltó de la silla para luego comenzar a saltar en su lugar sin soltarme.
—¿Vamos a ir al bar hoy?
—Niña, no debes decirme eso hasta que tengas la mayoría de edad.
—¡Al River's!— tironeo de mi hasta la puerta.
—¡Ahh!— dije. —Por supuesto. Tienes que trabajar mucho para pagarme el alquiler de tu habitación.
Me soltó un segundo antes de comenzar a bajar las escaleras y ambos nos apresuramos a bajar corriendo mientras reíamos.
Estaba por levantarla en mis brazos al llegar al último escalón pero algo en el primer piso frente al espejo captó nuestra atención antes haciéndonos parar con los juegos.—Bombón...
Me quedé anonadado. Había un ángel en mi sala de estar y se parecía a mí prometida.
—No era así como pensé que me quedaría— dijo dándole forma a su barriga debajo de la tela del vestido.
—Qué bonita— dijo asombrada la niña también tirándose en el suelo a un lado de ella para poder tocar la tela que arrastraba del vestido.
El vestido era hermoso. Varias capas de fina tela blanca que caía plisada que arrastraba en el suelo desde un un delgado cinturón plateado cubierto de brillos justo debajo de sus pechos. Un bonito escote de corazón y finos tirantes le daban la imagen sencilla con la que Hope se veía tan perfecta.
Su cabello rojizo y rizado le daba el toque final a todo junto con una peineta plateada que sostenía un belo sobre su espalda.Me enamoré de ella por millonésima vez.
—Bombón, lo amo— me puse detrás de ella en el espejo. —¿Cuándo conseguiste este vestido?
—Mi madre me acompañó a elegirlo.
Buen momento para mencionarlo. Desde que salimos de casa ayer no la había visto.
—¿Dónde está ahora?
—Dijo que estaría consiguiendo una bicicleta nueva— susurró y luego regresó al tema. —Pensé que sería bueno que consiguiera uno para estar lista y este era de los más económicos— mientras me explicaba no podía parar de pasar la mirada por cada detalle en ella y ese vestido. —Cielo, mis ojos están aquí.
Rió suavemente y me acerqué a abrazarla. Mis manos se posicionaron sobre las mellizas.
—Las tres se ven increíbles en este vestido.
—Siento que estoy algo gorda para usarlo.
Alice se levantó para abrazar la pierna de Hope y aparecer en el espejo con nosotros.
—No estás gorda, te están inflando las bebés— puso su manita sobre la mía y los tres reímos.
—Tienes razón, ¿nos vemos lindas?
—Hermosas— dijimos ambos al unísono.
Cuando me di cuenta de la magnífica foto que formábamos en el espejo de inmediato saqué mi celular y tomé una.
—Esto va para el álbum familiar.
Uno que estaba a punto de hacer, por supuesto. Con muchas fotos de ellas y muy pocas mías porque yo tomaría la mayoría.
Estábamos viendo la foto cuando escuchamos las llantas de un auto que venía acelerado por la calle.
Instintivamente miramos hacia la ventana por dónde se podía ver la carretera afuera. Nadie en el vecindario conduciría de esa forma sabiendo que hay niños jugando afuera.
—¿Qué clase de loco...?
La velocidad no bajó así como el ruido tampoco. Dejé mi celular en las manos de Hope y me asomé a ver qué ocurría.
Abrí la puerta justo a tiempo para ver cómo un auto color blanco frenaba de golpe justo enfrente de mi jardín.
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¿Soy bueno ahora?
Teen FictionUn niño rebelde que perdió a su madre en una moto, un adolescente descarriados que una hermosa chica metió en cintura, un joven asustado que perdió también a su padre y por pensar que era mejor estar solo, casi pierde al amor de su vida. Fui todos y...