Capítulo 33

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Los párpados me pesaron a tal punto que no pude mantenerlos elevados.
Me quedé dormido en el sofá viendo un documental sobre partos dobles cuando los chicos se fueron a sus casas y el padre de Hope aun estaba con ella en la habitación.

Asombrosamente el documental duraba dos horas y sólo era la primer parte donde hablaba de cómo se formaban los frijolitos.
Me quedé dormido en la carrera de espermatozoides y no reviví hasta que sentí a Hope sentarse sobre mis piernas y acurrucarse en mi hombro como una bebé.

—¿De qué me perdí?— pregunté adormilado y tratando de abrir los ojos. —¿Cómo están?

Subí su blusa de la pijama y puse mi mano en su vientre. Era psicología o algo, pero ya sentía como mi novia se inflaba cada día.

—Mamá lloró— dijo contra mi cuello y me abrazó. —El abuelo también.

No pude evitar sonreír por la ternura de escucharla llamarse a ella misma "mamá"

—Entonces salió mal...

—No, fue muy tierno. Me dijo que estaba emocionado y que sería el mejor abuelo del mundo.

Una cosa menos por lo qué preocuparnos. Iba a ser muy difícil proteger a mi novia de su propio padre, ya suficiente era tener a una loca suelta en la ciudad que se decía ser su madre.

—¿Qué te dijo sobre ella?— pregunté recordándola. 

Hope salió de su escondite y tomó mi mano para jugar con mis dedos mientras hablaba. 

—Lo suficiente para que yo terminara sintiéndome culpable por como hice que la sacaran del restaurante...

—Bombón...

—¡No puedo evitarlo!

Y así pasaban generalmente las cosas con ella. Nunca hacía nada que pudiera lastimar a la gente, pero cuando tenía motivos y se defendía, terminaba por sentirse culpable.

—Fue un shock para ti, tu cerebro le dijo a tu cuerpo que no quería verla y le hiciste caso— pero no estaba escuchando. Se quedó mirando un punto fijo en la pared de enfrente. —¿Cuál es la trágica historia?

—No lo puedes ni imaginar— ella misma se puso una mano sobre el vientre y la extendió al máximo como queriendo cubrir a ambos bebés. —Tengo miedo por ellos.

Mis sentidos se pusieron alerta.
Calmar la culpa de Hope era importante, pero no dejaría que se acercara a esa mujer si corría peligro ella o mis bebés.

—No permitiré que les pase nada— dije casi de inmediato. —Bombón, tiene pinta de ser peligrosa, y si lo que dijo tu papá...

—Me preocupan nuestros hijos porque yo podría ser como ella, no porque crea que es capaz de hacerles algo— no entendí absolutamente nada. Ella lo notó. —Kasaquir, la historia es se conocieron cuando mi padre arrestó a mi madre por alterar la paz junto con un club de motocicletas.

En la madre.

—No te creo— me dejé caer hacia atrás. —¿El oficial Julian salió con una chica biker?

—Y tuvo tres bellos hijos, si— respondió molesta.

Tenía que mantener mi nivel de sorpresa un poco bajo para que me siguiera contando, de no ser así me quedaría a medias.

—Lo siento, es que simplemente nunca lo pensé...

—Lo sé— Hope suspiró. —Dejó por nosotros los clubes y las fiestas, pero cuando los niños Julian llegamos se dio cuenta de que esa vida no le gustaba.

Recosté su cabeza contra mi pecho por temor a que su mirada triste se volviera llanto.
Hope era muy pequeña cuando su madre se fue según lo que sé, era una bebé, pero aún así recuerda a su padre luego de muchos años poniéndose triste en sus aniversarios y cuando alguien o algo le recordaba a ella.

—Hablaba muy poco sobre su matrimonio y en realidad nunca la extrañé— dijo ahora acostada en mi pecho de nuevo. —Me ponía triste ver llorar a papá y a Sky. Dean y yo no la necesitábamos.

Acaricié su cabello.

—¿Qué hizo?

—Se fue con un motociclista a seguir la fiesta lejos de la ciudad.

—¿Y porqué tienes miedo de ser como ella? Bombón, es ridículo...

—Nos gustan las mismas cosas, ¡de ahí viene el gen!— se levantó esta vez del sofá y comenzó a caminar en círculos al rededor de la mesa de centro. —Las motos, las fiestas, la osadía y todo eso, ¡tiene sentido ahora que sé que lo saqué de ella!

—Nena...

—No me imagino dejando en club, ni de salir a festejar las victorias de los chicos en los arrancones o el pasar día y noche en el River's— se detuvo en seco. —Tendré que cambiar muchas cosas en mi vida con los bebés en ella.

Me quedé callado y con el ceño fruncido.
De verdad esperaba que todo esto no fuera a significar lo que yo pensaba.

—¿Qué quieres decir?— esperó mucho para contestar y no lo soporté. —¿Dices que es posible que no quieras cuidarlos y te vayas con alguien más por eso?

Era algo horrible. No porque yo lo pensara posible, sino porque eso significaba que el único completamente seguro de que lo mejor en nuestra vida serán esos dos pequeños soy yo.

Su rostro se volvió severo.

—Yo solo digo que...

—No me importa lo que digas, Hope, me importa lo que piensas, ¿qué piensas?

Estaba haciéndola enojar pero por primera vez en mucho tiempo me importó poco. Yo estaba furioso.

—Te estoy hablando de mis inseguridades y tú te enfadas, ¿es una broma?

Si, amigos. Esta sería la pelea del año. Saquen las palomitas.

—Ese es el problema, Esperanza, tu inseguridad— me levanté yo también, pero en vez de caminar en círculos me quedé estático frente a ella. —No podía obligarte a tenerlos, lo entiendo. No es tu obligación y no estaba planeado, pero pasó y tú aceptaste. Me dijiste que estábamos juntos en esto.

Se cubrió el rostro.

—¿Bromeas? ¡Ya lo sé! No estoy diciendo que no quiera tener a los bebés, Kasaquir.

—No, claro que no, pero dices que quizá te dé por abandonarnos y no quieres eso— negué con la cabeza.

—Estás actuando como un idiota.

—Porque tu actúas como una insensible— señalé. —Pude haber superado el que decidieras interrumpir el embarazo e intentarlo en unos años más, pero ahora ya es muy tarde. Disculpa si me molesta que no estés segura de los hijos que ya amo y que voy a cuidar hasta el día que me muera.

¿Soy bueno ahora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora