Capítulo 13

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Cuando terminó su concierto, Hope me pidió que la llevara al punto para los arrancones. No pude decir nada antes de que ella saliera literalmente corriendo del bar hacia la moto cargando los cascos de ambos.

No conseguí nada presionandola y tenia un mal presentimiento.
Se parecía mucho a la sensación que tuve cuando las peores cosas ocurrieron en mi vida.
El dolor punsante en la boca del estómago, los escalofríos, la ansiedad y la sensación de no saber nada de lo que pasa o sobre lo que voy a hacer.
Me negaba a pensar que tenía que ver con que algo malo le ocurriría a Hope.

En el punto muchos de los demás clubes ya habían comenzado a correr y las chicas con trajes negros ajustados pasaban por las apuestas de quienes iban llegando.

—¡Hopy!— la saludaron las mochilas cuando nos acercamos tomados de la mano.

La Yamaha estaba estacionada junto a todas las motos que no correrían y me gritaba que me subiera en ella.

Quiero que me lleves a correr, Kas. Ganaremos un buen dinero, Kas.

Lo sé, bebé, pero tengo que quedarme con mi chica. Tengo que saber lo que tiene.

Usameeee. Uuuuuusameeeee.

Los susurros de mi moto fueron interrumpidos por la voz de Hope.

—Toma esto, primor, y apuntalos a que Kas y yo llegaremos de primeros entre cuatro Novatos.

—¿Qué?— le pregunté.

Ella se despidió de la chica de las apuestas y me sujetó por las precillas del pantalón. Inmediatamente se me subió la sangre a la cabeza.
Eso era jugar sucio, ella sabe que no puedo negarme a nada cuando hace eso.

—Quiero correr y sé que tu también.

—Si quiero pero es diferente si tu...

—Me subo a la moto contigo todo el tiempo y ya hemos corrido antes juntos— me acercó más a ella.

En ese momento me di cuenta de su juego. Recuperé los estribos y me dije a mi mismo que no podía ser tan debil. Me merezco una explicación.

—Estas jugando con tu poder sobre mi pero no lo haré, Hope. Todo el día hice lo que dijiste, te di tiempo, te dejé bailar sobre las mesas, me tuve que tragar el impulso de correr a buscarte cuando llorabas en el teléfono...— su rostro se tornó tenso de nuevo y me soltó para dejar caer las manos a los lados de sus caderas. —Puedes hacer todas las rabietas que quieras, pero vamos a hablar.

—No quiero hacerlo, te prometo que te lo diré cuando logre resolverlo. No quiero preocuparte por nada.

Tomé su rostro entre mis manos, lo que la obligó a mirarme.

—Yo cambié mi manera de ser para compartir contigo mis problemas, no se trata de hacer cargar al otro con eso, sino de hacerlo más llevadero— ella suspiró. —Dijiste que eramos una pareja madura.

Sus ojos se suavizaron.

—Ya sé lo que dije.

—¿Y aún así no piensas decirme lo que pasa?

La prueba de embarazo apareció en mi mente.
Quise decirle en ese momento que si era eso la razón de su angustia, podía estar tranquila. Yo no iba a dejarla y lo teníamos todo para cuidar de ese bebé.

—No puedo— murmuró y me hizo soltarla débilmente. —No sé cómo... Te romperé el corazón.

—Bombón— quise volver a sujetarla pero no me lo permitió.

Se fue trotando a no sé donde y me dejó de nuevo sin saber nada.

Parece que es algo realmente malo, lo de un bebé no podría tenerla así, ya me lo hubiera dicho.
¿Si no es eso, qué es?
¿Qué podría hacer ella para romperme el corazón que tuviera algo que ver con la prueba de embarazo del baño?

Oh, no. No puedo ser eso, ella no podría, ¿y con quién lo haría de ser así?

Mi mente trabajó en mi contra demasiado rápido y muy mal.
Me sorprendió el que yo pudiera pensar que eso fuera posible, pero no podía evitarlo...

Mi celular vibró en mi pantalón haciéndome recuperar el sentido del espacio tiempo.
"Imbécil" apareció en la pantalla. Se trataba del enfermero, con quien menos quería hablar en este momento.
Mis manos sudaron y contesté demasiado rápido.

—¿Qué?

—¿Te lo dijo? Acabas de hablar con más desdén de lo normal...

Mi sangre comenzó a calentarse.
Seas quien seas, donde sea que estes y si es que existes, haz que no sea lo que me estoy imaginando.

—¿Decirme qué?

—Entonces si no te lo dijo yo no puedo decir nada. ¿Dónde está?

—Habla, enfermero— me llevé la mano al cabello. —Te escuchas acelerado.

Es porque llevo un buen rato buscando a Hope. Se me escapó esta tarde y no contesta mis llamadas.

—Dime qué carajo está pasando antes de que te busque yo y te rompa algo.

—No puedo, Kas. Ella me dijo que debíamos decirtelo en el momento oportuno. Tengo que respetarlo.

Cerré los ojos como si hubiera temido escuchar eso, y en realidad así era aún que no me hubiera dado cuenta.
El enfermero sabía y yo no, lo cuál quiere decir que tiene más relevancia en el asunto de lo que me gustaría.

—Estuviste con ella está tarde cuando me llamó.

—Si, yo la animé a que lo hiciera para que te dijera, pero se arrepintió. Creeme que nadie quiere que sepas esto más que yo, Kasaquir. ¿Dónde está Hope? Estoy preocupado, esta muy mal.

—Estamos en el punto— murmuré apretando más de la cuenta el celular entre mis dedos.

—Voy hacia allá.

Solté una risa amarga.

—Así es, ven para que pueda partir te la cara.

—Enfoca tu enojo en otro lado, esto no es culpa mía.

—¿Vas a decir que fue mi culpa?—  supe que mi celular estaba a punto de ser destruido por el escosor en mis manos y la furia que incrementaba.

—No le pusiste atención, no tuviste cuidado, no es solo algo de ella.

Solté un suspiró demasiado dramático.

—Ve llamando a tus colegas, enfermero, porque planeo darte la paliza de tu vida.

Y cómo ya no podía y no era capaz de decir nada más, lancé el celular al concreto y me di la vuelta para comenzar a buscar a Hope.

¿Soy bueno ahora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora