Quisiera decir que el momento del nacimiento de mis hijos había sido el mejor momento de mi vida. Me hubiera gustado poder escribir en el diario de los bebés que mi señora insistió en escribir que unos días luego del nacimiento de Jenell y Charlie (porque por supuesto que Hope había ganado la apuesta de que uno de los bebés sería un niño) pude cargar a mis hijos hasta casa y luego los puse en la hermosa cuna doble que había hecho yo mismo desde cero para ellos.
Fantástico fuera que la primera vez que Hope vio a nuestros hijos fuera cuando Marcus, luego de asistir al doctor que trajo a los niños al mundo, le pusiera en los brazos a uno mientras que yo sostenía al otro.Pero la verdad era diferente.
No sé cómo pensé que luego de las muchas complicaciones que había tenido durante el embarazo, el parto sería fácil.Lo que pasó en realidad era que Charlie nació primero. Una bolita de carne con sangre River y Julian en su interior, su cuerpo medía cuarenta y siete centímetros pesando tres kilos y medio.
Mientras limpiaban a Charlie y yo sostenía la mano de Hope, Jenell vino al mundo...Ella era muy pequeña, de apenas cuarenta y cuatro centímetros, con dos kilos trecientos gramos. No lloraba, no se movía.
Mientras Hope me preguntaba porqué su segundo bebé no hacía un barullo en la habitación yo me congelaba en mi lugar.Mientras que Charlie nació sano y fuerte, mi Jenell no tuvo la misma suerte. Sus pulmones no funcionaban optimamente y los doctores la mantuvieron en una incubadora por mucho tiempo para que tomara la fuerza necesaria para dejar el hospital. Durante ese tiempo también le hicieron muchas pruebas para saber si había cualquier otro problema de salud.
Cargar a Charlie en mis brazos y visitar junto con Hope a Jenell en las incubadoras eran de las cosas más deprimentes que había hechos.
Sabía que solo cuando pudiéramos cargar a mi niña en brazos podríamos sentirnos tranquilos y disfrutar a nuestra familia.—Los doctores dicen que necesitamos tener una máquina de oxígeno en casa. Quizá tenga que usar un inhalador toda su vida, pero la controlaran... Creo que la veo más gordita— dijo Hope pasando sus dedos por el cristal que nos separaba de nuestra hija.
—Marcus dijo que ya iba a alcanzar los quinientos gramos— Charlie se movió en mis brazos y lloró un poco. —Ya, ya, guapo, tu hermana se está poniendo sana poco a poco.
Lo arrullé y con un par de sonidos raros producidos por mis labios, volvió a estar calmado.
Tenía sin duda y al igual que Jenell, la nariz pequeña de su madre. No me sorprendería que el cabello obscuro de ambos luego se fuera haciendo rojizo igual que el de Hope.—Bombón, ¿lo estoy lastimando? No quiero cargarlo de una manera que...
—Lo haces fenomenal— me sonrió tiernamente.
Hope acarició la pequeña cabeza de Charlie y luego me dio un beso en la mejilla.
—Tienes talento natural con los bebés.
—Bob me prestó al suyo en la sala de espera mientras esperaba que me dejaran entrar— dije emocionado. —Todo está en cuidar la cabeza y alinear el cuerpo...
Mi novia me escuchaba, pero mientras asentía y sonreía vi una lágrima rodar por su rostro que limpió rápidamente.
No tenía que preguntarle el motivo de su melancolía. Sabía bien que se trataba de la enfermedad de nuestra hija porque yo mismo la sentía, yo sufría junto con ella.—Se va a poner bien, nena, cuando menos lo pienses va a estar en casa con nosotros— acaricié su mejilla y le hice una seña con la barbilla hacia la incubadora. —Jenell, Charlie, Alice, tu y yo nos quedaremos un tiempo en casa solo dedicándonos a nuestra familia. Puedes leernos cada noche y nuestros lo amarán.
Se rió pero sin parar de llorar.
—Ya debes estar cansado de oírme...
—Por supuesto que no, lo amo. Y a Alice le encanta, no veo porque no pueden amarlo los bebés también— la abracé con mi brazo libre. —Hazme caso. Ella es fuerte porque es una River, es inteligente porque es una Julian. No va a dejarse vencer por nada.
Mientras la abrazaba a ella y a Charlie, Hope tenía una mano sobre la incubadora, y así sentíamos que estábamos juntos los cuatro. Sólo nos faltaba Alice y este sería el momento perfecto para una foto...
Y como si la hubiera invocado, del otro lado de la pared con el vidrio que separaba la habitación con el pasillo de espera, saltó la pequeña Alice con sus coletas altas y sus moños de listón.
Detrás de ella venía Hurley, seguido de todo el club y el padre de Hope.Sonreí ampliamente. La familia iba a estar bien.
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¿Soy bueno ahora?
Teen FictionUn niño rebelde que perdió a su madre en una moto, un adolescente descarriados que una hermosa chica metió en cintura, un joven asustado que perdió también a su padre y por pensar que era mejor estar solo, casi pierde al amor de su vida. Fui todos y...