Ningún hombre con un poco de corazón que haya estado frente a Hope Julian podría resistirse a sus deseos, así que bastaron unas pocas palabras de sus labios para que los muchachos aceptaran ir a la cena.
Al final de la noche estábamos todos juntos en la sala de estar. Yo con Hope sobre mi regazo mientras ella me acariciaba del cabello y todos los demás repartidos en los sillones, unos roncando y otros viendo atentamente el final del Stand de los Besos.
De nuevo me preguntaba como era que una chica nos hacía ver estas cosas.—Les prometo que en la semana pueden llevarme a la disco que quieran...— dijo ella.
—Un minuto, ¿no se quedan juntos?— preguntó Tanner enojado con su vaso de té helado en la mano.
—Tiene que ir a la universidad— le respondí.
—En la vida real, esa es una película romántica y deberían mantenerse juntos— suspiró. —¿Sabes qué? Estas mierdas me ponen mal, me iré a casa. ¡Bob, despierta, amigo! Tu esposa volverá a gritarme cuando te acompañe si llegamos tarde.
Y así uno a uno se fueron levantando. En un momento me fui al baño y al regresar solo quedaba Marcus en el sofá frente al de Hope y charlaban en voz baja.
Me dio miedo que estuviera diciéndole lo mismo que a mi, que la fuera a preocupar, pero sobre todo me preocupó que ella le dijera que pensaba lo mismo y ahora tuviera que asimilar la posibilidad de...—Entonces no sentaremos a la tía con los comandantes— dijo Marcus levantándose.
—Así es, por favor— Hope le sonrió. —Es un desastre, terminará contándoles historias vergonzosas de mi padre y lo humillarán en el trabajo.
—Bien, pues haré unos cambios en la distribución de los invitados y cuando tenga las posiciones nuevas te lo enviaré para que me digas que opinas. ¿Okay?
—Y ponme con los chicos junto a la barra de bebidas, ¿quieres?— dije al entrar en la sala.
Marcus se despidió de Hopy de nuevo y lo acompañé a la puerta, no por cortesía o porque quisiera que me diera un abrazo, solo porque debía hacerle una advertencia.
—Supongo que te veré en..., en donde sea que nos crucemos en la semana de aquí a la cena.
—Quiero enseñarte una cosa, la otra noche revise tu auto y tiene un ruido extraño...
Salimos de la vista de Hope cuando cerré la puerta y entonces Marcus puso su cara de "no te creo nada".
—¿Un ruido en mi auto? Le hacen el servicio en la agencia.
—Por supuesto, niño rico, solo era una excusa.
—¿Para qué?— frunció el entrecejo y yo me crucé de brazos. —Oh, sobre lo que te dije...
—No te ha dicho ella nada sobre que crea que lo está, ¿verdad?— suspiró.
—No, Kasaquir pero no tiene un sensor, puede no tener idea.
—Pero si no pasa nada no quiero ser quien le de esa preocupación— señalé. —Marcus, no quiero que le digas una palabra sobre lo que crees.
—Y si le pasa algo malo a su salud será mi culpa...
Eso bastó para hacerme cerrar la boca.
Claramente yo tampoco quería que le pasara nada malo, si así fuero no podría perdonármelo nunca.Me pasé una mano por el rostro cansado. No sabía que hacer, no quería arruinar la atmósfera de felicidad que nos rodeaba ahora. Esto cambiaría por completo nuestras vidas si lo que Marcus sospechaba era mas que su dramatismo.
—Solo es una suposición— dijo. —Pero tienen que hablar de la posibilidad para que puedan saber que hacer. Y a mi no me corresponde...
—Eso ya lo sé— miré hacia la casa. —Muy bien, le diré lo que piensas, quizá ella sienta algo y no me ha dicho nada.
Me dio una palmada en el hombro.
—Mejoras día con día, muy bien— dijo como si fuera mi padre, lo fulminé con la mirada, en el mismo segundo él quitó la mano. —De acuerdo, es demasiado. Debo irme.
Y lo vi subirse a su auto de niño rico.
Quizá es un idiota para mi, pero en realidad es muy inteligente y sabe lo que dice, si no hace un tiempo que hubiera tratado de robarme a Hope.—Están muy raros— dijo una voz tranquila detrás de mi.
Me giré y la vi parada en el marco de la puerta.
No podía imaginarla con un humano creciendo dentro de ella. Aun que no era algo fatal ni que nos fuera a dar muchos problemas, si nos cambiaría los planes.Nuestro plan de no planear, de seguir adelante solo ella y yo se vería afectado definitivamente.
—Lamento que hayan ocupado nuestro fin de semana, querían ver que me sintiera mejor— me sacó de mi nube de nuevo.
Negué y me acerqué a ella.
La tomé de la cintura y la besé lentamente como no queriendo que avanzara el tiempo para no tener que hacer nada más que estar con ella y besarla.—Pensé que querías que el enfermero y tú novio fueran amigos— le dije.
—Si, pero es algo más. Ustedes...— me miró directamente a los labios, —olvidalo. Ya perdí un día contigo.
Hizo un puchero muy gracioso y tierno y luego me tomó del brazo para meterme en la casa.
Cuando estuvimos dentro ella se quedó parada en medio de la sala. La abracé por la espalda y retiré el cabello de su hombro para besarle el cuello.
—¿Te das cuenta?— dijo.
—¿Qué dices?— seguí con los besos.
—No hay ropa sucia, Marcus terminó de lavar la vajilla... si tú me ayudas mañana a doblar tu ropa y la de Hurley...
—Puedo doblarla toda si dejas de hablar ahora.
Escuché su risa juguetona y luego se giró para verme.
—Entonces tenemos el domingo libre.
Sonreí de oreja a oreja.
—Por fin...— suspire. —Vamos al cuarto, bombón.
—Claro. Dejé las cartas en el mueble, hay que jugar.
—UFFF, nena. Me encanta cuando me invitas a jugar.
Y la seguí besando, ahora en los labios.
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¿Soy bueno ahora?
Teen FictionUn niño rebelde que perdió a su madre en una moto, un adolescente descarriados que una hermosa chica metió en cintura, un joven asustado que perdió también a su padre y por pensar que era mejor estar solo, casi pierde al amor de su vida. Fui todos y...