Capítulo 19

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Yo tenía que volver a trabajar por mas que quisiera quedarme en casa con ella todo el día y claro que ella no iba a permanecer en cama por mucho tiempo.

Cuando dieron las dos, ella iba hacia el River's para seguir con su trabajo en la oficina referente a su reunión del fin de semana. Estaba muy nerviosa pues no solo tendría que hacer que los chicos del club se vieran descentes para los círculos sociales de su familia, sino que tendría que decirles que estaba embarazada antes de que fuera un escandalo.

Esa era su forma de ver las cosas,  yo solo me limitada a verla y sonreír.
Nunca la había amado más y nunca me había parecido tan magnificamente perfecta.

—Cuando estás trabajando en el bar sueles pensar demasiado y eso resulta en que te da por hacer cosas que dijiste que no harías, así que quisiera que si te da por ir a ver al obstetra, me llames para acompañarte— le dije recargado en la puerta de la Jeep antes de que se fuera. —Se que eres una mujer que lo hace todo sola pero no quiero perderme eso, ¿si?

Ella supiró pero al fin de cuentas asintió.

—Le pediré a Marcus que me haga la cita para mañana con alguien que él conozca si te hace feliz.

Sonreí ampliamente.

—Si, eso me haría muy feliz, bombón.

Me acarició la mejilla e inspeccionó mi piel. Ya lo había hecho varias veces desde que despertamos pero no se atrevía a decirme nada.

—Esto... ¿te lo hiciste tratando de sacarme del incendio?— preguntó.

Me puse nervioso.
Claro que no, es que pensé que el enfermero tenía algo que ver contiguo y me dio por pelearme a golpes con él.

—Si. Qué inteligente eres, nena.

—Es una gran casualidad que parezcan golpes igual que los que tiene Marcus— arqueo una ceja que me decía que me había descubierto.

—Claro que es una gran coincidencia. Ven, dame un beso, bombón.

La besé en los labios y quizá a medio beso se me escapó una mordida ligera. Solo para no perder la credibilidad de mi rudeza en medio de tanta ternura.

Por suerte hice que se le olvidara, por lo menos por el momento, el asunto de los golpes. No sería por mucho y no quería pensar en como iba a estar de enojada conmigo por golpear a su mejor amigo.

Un momento después se separó y regresó a su posición normal.

—Quieto. Ya me voy— me dijo ella y se puso el cinturón de seguridad.

—Cuidense— me aparté de la camioneta. —Te amo.

Se despidió con la mano lanzandome un beso y dió marcha atrás en la Jeep.

Mientras la veía alejarse saqué mi celular y llamé a un número que solo había marcado una o dos veces en los años que tenía de conocerlo.

—¿Le pasó algo a Hope?

—¿Qué podría haberle pasado si está conmigo, animal?

—Bueno, pues las ultimas dicen que está embarazada...— rió desde el otro lado de la línea.

—Muy gracioso. ¿Estás ocupado?

—Estoy trabajando, ¿por qué?

Solté una carcajada verdadera.

—¡Vaya! Cualquiera pensaría que no tienes vida propia pero resulta que hasta trabajas...

—Prefiero ir a cambiar de pañal a la anciana que me acosa mucho más que hablar por teléfono contigo, ¿sabes?

—Bueno,  bueno. Solo quiero saber si puedes ayudarme con algo importante...

Nunca pensé que fuera a pedirle un favor a Marcus por como nos habíamos llevado desde que nos conocimos, pero era lo mejor que podía hacer en estos casos.
Pocas personas conocían a Hope como Marcus y yo, por eso necesitaba que me acompañara.
Para lo que planeaba hacer requería de una segunda opinión, no quería fallar.

—¿Para esto dejé plantado a mi cita del almuerzo?— preguntó el enfermero cuando se bajó del auto frente a la joyería que yo le había indicado.

—¿Plantado?

—Algunas personas quedamos a comer con nuestros amigos, River, no nos juntamos a beber todas las noches en un bar— se acomodó el suéter elegante de niño rico y miró expectante los escaparates de la tienda frente a nosotros. —Pensé que venías con Hope y ella había tenido la idea de llamarme.

—No podía traerla, se supone que no sepa nada de esto— señalé al lugar. —Entremos, vas a ayudarme a elegir su anillo.

Había muchos más anillos de compromiso en esa tienda que parejas que quisieran casarse en la ciudad.
Plata, oro, bronce, diamante, perla, rubí, ¡todo era diferente a lo demás!
Una mujer de aspecto estirado se nos acercó.
La única característica que compartían todas las joyas era que el precio tenía muchos dígitos.

—A Hope le gusta la plata— dijo el enfermero cuando nos mostraron una sección llena de anillos de oro.

Negué.

—Dice que le gusta la plata porque suena más sofisticada, pero en realidad siempre usa oro porque le gusta como queda con su cabello y su piel— corregí.

Marcus arqueó una ceja.

—Pero si dice que le gusta es porque lo quiere.

—Pensé que pensabas con cabeza de chica— me crucé de brazos. —No siempre es lo que ellas dicen lo que en realidad quieren.

—¿¡Si no vas a escucharme entonces por qué me hiciste venir!?

—¡No me estés gritando, carajo!

—¿Entonces quieres que termine odiando el anillo?

—¡Ella amará el anillo que decida darle!

—Claro, como una madre ama el horrible dibujo de su hijo y lo pone en en el refrigerador...

—Caballeros— la estirada señora aclaró la garganta del otro lado del mostrador. —Creo que necesitan que los ayude.

Suspire. Quizá me hubiera ayudado más traer a Maquina de Matar que a Marcus.

—Buscaré uno lindo en la sección de plata y decides luego— hizo un gesto de desinterés con la mano y se alejó al otro lado de la tienda.

Me dejó solo con la señora que me mostraba el oro.

—¿Es para su esposa?— preguntó dulce.

—Novia..., prometida..., concubina..., es algo complicado de definir— tomé uno del cristal y lo vi contra luz. —La mujer de mi vida, voy a pedirle matrimonio.

Su sonrisa se amplió.

—Cuando un hombre ama tanto a su mujer, no hay manera de que elija el anillo incorrecto— salió de detrás del mostrador. —¿Tiene una foto de la afortunada?

Me pareció algo extraño que me pidiera eso, pero aun así saqué mi celular del bolsillo de la chaqueta y apreté la tecla de inicio para que el fondo de pantalla con una foto de Hope bailando arriba de una mesa del River's brillara.

La mujer asintió.

—Es hermosa, valiente... No le gusta seguir órdenes, es más de las que organiza a la gente y logra hacerle parecer a todos que es el centro de su vida— se mordió el labio. —Divertida, alegre, intensamente enamorada pero al mismo tiempo con glamour y elegancia serenas. Esta chica no es plata, ella es oro.

¿Soy bueno ahora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora