Capítulo 52

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Dereck se quedó cuidando a Alice y nosotros nos fuimos directo al hospital.
En cuanto llegamos vinos en los pocos autos del estacionamiento, el auto de Marcus.

Bajé de un salto de la camioneta y cargué a Hope para que no caminara.
Pronto llegó el enfermero con una silla de ruedas para llevarla a emergencias con el obstetra.

—Le avisé a Tanner y él les avisó a los demás— dijo Marcus en el camino por el pasillo.

Hope lo miro enfadada sin dejar de tocar su vientre.

—¿Estas loco? Si vienen aquí preocupados a esta hora podrían accidentarse.

—Si pasa algo y no les avisamos, van a odiarnos— argumentó.

Llegamos a dónde nos esperaba el doctor y Hope subió a la camilla para que la revisaran.

—Pueden esperar en el pasillo...

—Yo soy el padre— dije irritado hacia el doctor.

Hope me suplicó con la mirada.
Maldita sea.

—No queremos agobiar a la madre. Esperen afuera— repitió él esta vez menos amablemente.

Maldije de nuevo para mis adentros y salí con Marcus.

No quería esperar en el maldito pasillo, pero era lo que tenía que hacer.

Me dejé caer en la silla de nuevo, exactamente como la vez que me dijeron que sería padre. Excepto que ahora estaba esperando que me dijeran si aún iba a serlo.

No quería, no debía pensar de una forma pesimista. Pero en mi cabeza se comenzaba a manchar mi perfecta visión del futuro con tres hijas.
Pasaron varios minutos que parecieron horas. No entendía porqué tardaban tanto.

—Suele pasar que hay un poco de sangrado— escuché al enfermero hablar a mi lado. —Hoy tuvo mucha presión por lo del bar y lo tuyo...

Me levanté y comencé a dar vueltas por el pasillo.

—Juro que si les pasa algo por culpa de todo esto, voy a encontrar al culpable y lo voy a...

—No vas a hacer nada— me interrumpió firme. —Vas a estar muy ocupado acompañando a Hope en esto como para pensar en tus venganzas.

Quería golpearlo, definitivamente quería golpearlo. Todos mis problemas se resuelven golpeando al enfermero...

Escuchamos pasos apresurados por el corredor y pronto vinos a un grupo de hombres alterados lanzándose unos a otros intentado encontrar el pasillo correcto donde estábamos.
Cuando Bob nos vio y alertó a los demás, se avalanzaron sobre nosotros.

—¿¡Qué pasó!?

—Estamos en un hospital, guarden silencio...

—Estamos preocupados, ¿qué fue lo que...?

—¿Kas?

La voz de Hope me hizo levantar la cabeza. Todos guardamos silencio.
El doctor abrió la puerta del consultorio y me hizo una seña para que entrara, algo en lo que no tuvo que insistir mucho.

De un par de pasos ya estaba junto a Hope. Sus ojos estaban rojos, pero ya no estaba llorando.

—¿Todo bien?— pregunté llevándome su mano a los labios.

El doctor regreso de nuevo a su lugar junto a la camilla y señaló la pantalla donde aparecía el ultrasonido que había hecho.

—Aquí se ve que ambas están perfectamente bien.

El calor bajó una vez más por todo mi cuerpo y solté el aire comprimido en mis pulmones durante la última hora.

—Maldita sea. Me asustaste, bombón— dije más tranquilo.

—Él dice que puede haber un poco de sangrado a veces...

—Si, pero no deben tomar esto a la ligera— nos interrumpió. —Los embarazos de mellizos son complicados, desde ahora no quiero que expongan a la madre a preocupaciones muy grandes ni a trabajo físico.

Hope se cubrió el rostro con la mano que yo estaba sujetando antes.
Eso no era lo que quería oír.

—Doctor, esta tarde destrozaron mi fuente de ingresos. Si no lo pongo en marcha de nuevo entonces...

—Creo que entiendes lo que es más importante, ¿no, Hope?— le dijo serio. —Nada de trabajo, nada de problemas. Será mejor que te consigas unos buenos libros y surtas la despensa porque no saldrás mucho de casa...

—Yo me encargaré de que se mantenga tranquila— dije.

—Más vale que sí— el doctor se acomodó la bata. —Wow, hasta yo me asusté...

La puerta del consultorio se abrió de golpe y varios de los muchachos cayeron unos sobre otros dejando solo a Tanner y Marcus de pié hasta la parte de atrás.

Hope sonrió y se cubrió el vientre de nuevo.

—Chicos...— los nombró con mucha ternura, —¿qué hacen aquí a esta hora?

—Lo mismo que tú— habló Bob. —Viendo que todo esté bien.

Tanner levantó un dedo.

—Y dado que escuchamos claramente cuando el doctor decía que necesitas reposo, tienes determinantemente prohibida la entrada al River's.

Me alegré de que hubieran escuchado. Hope no iba a querer decirles y era importante.

—Chicos, si dijo mi trabajo voy a deprimirme...

—Puedes coordinar todo desde tu computadora. Los muchachos y yo veremos qué hacer con lo manual— dije.

—Nos preocupas, Hope, y nos preocupan las bebés— Marcus se acercó a la camilla y tomó su mano libre apretándola fuertemente.

Un par de lágrimas cayeron por los bellos ojos de mi bella prometida, pero eran por estar conmovida, no porque no fuéramos a dejarla trabajar.

—Quiero irme a casa, muchachos— asintió. —Quiero lo mejor para Jenell y Magy, para Alice también.

Acarició su vientre enfocándose primero en un lado y luego en el otro.

—Llevenme a casa y seguiré las instrucciones. Será a su manera está vez.

¿Soy bueno ahora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora