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Naruto

Es la chiquilla más terca que él había visto en toda su vida, pensaba Naruto mientras la veía bajar con dificultad de su todoterreno y caminar cojeando hasta su coche.

Tuvo que esforzarse por conservar aquella frialdad que llevaba mostrando desde la mañana, la situación le irritaba mucho. Todo, absolutamente todo en aquella situación le irritaba demasiado.

Si todo salía según lo planeado la idea de Danzō era muy buena, pero solo si salía bien claro. Seleccionar a un grupo de novatos y entrenarlos hasta que no fueran una carga para los equipos seria difícil pero no imposible.

En cambio elegir a una mujer que obviamente no quería estar allí y convertirla en una buena agente era casi imposible. Y por supuesto a Danzō no se le ocurrió otra cosa que asignársela a él.

Los chicos y él habían estado hablando sobre todo esto la noche anterior y habían decidido que, si iban a tener que cargar con ella, se harían cargo de su entrenamiento cuanto antes. Habían estado observándola durante un rato, antes de acercarse a ella, para saber a qué atenerse. Durante su carrera un tipo la había empujado y la había enviado al último puesto del grupo de corredores, pero ella había recuperado terreno y lo había hecho tropezar en venganza.

—Bien hecho —había felicitado Kakashi—Así me ahorra tener que ir a patearle el trasero a ese imbecil al final del día.

Naruto gruñó afirmativamente, él no le habría pateado el culo a aquel tipo pero se alegraba de que ella hubiera dominado la situación por sí misma. El equipo no podía funcionar bien si tenían que encargarse de una llorona.

—No podemos protegerla —le dijo él con calma— Ella tiene que valerse por sí misma o esto no va a salir bien.

—Ya lo sé demonios, es solo que es una niña... —susurró Kakashi— Recuerda que tengo una hija Kyūbi, no es fácil para mi no proteger a alguien tan pequeño e indefenso como ella.

—No hay discusión y nada de echarle una mano Raikiri, tenemos que ver de qué está hecha.

Y vaya si lo habían visto. Aquella chica estaba hecha de pura cabezonería, de ganas de fastidiar y de incapacidad de mantener la boca cerrada. Los había mirado con odio, les había maldecido, había pedido que le rompieran las piernas para no correr y había intentado con todas sus fuerzas hacer todo lo que le había ordenado.

Se había caído muchas veces, había comido tierra a más no poder, se había dado de golpes contra un charco de barro, seguramente tenía ampollas en las manos y en los pies, y sin embargo ni una sola vez había pedido ayuda. Aquel día él había tenido que contenerse varias veces para no tomarla del brazo cuando iba a caerse, tuvo que dejar que se estampara contra el suelo con la esperanza de que ella le dijera que abandonaba el entrenamiento, pero no lo había hecho.

Había gruñido y soltado maldiciones, les había llamado sádicos y les había dicho numerosas veces que los odiaba, pero siempre se había puesto en pie y había seguido intentándolo. ¿Cómo era posible que siguiera moviéndose? no estaba en forma pero apretaba la mandíbula y continuaba.

Lee había comentado que tal vez le pediría una cita y Naruto había tenido que callarlo rápidamente.

—Nada de acostarse con los compañeros —le dijo rápidamente —Esa es la meior forma que conozco de estropear la dinámica del equipo.

—¡Oh vamos Kyūbi! —se quejó Lee.

—No, esta prohibida para todos nosotros así que si estas pensando en algo asi con ella olvídalo ahora mismo.

Era una pena haber tenido que incluirse en aquella prohibición pero él, más que ninguno, tenía que cumplir y dar el ejemplo. Si cayera por aquella chiquilla causaría problemas entre los chicos y, teniendo en cuenta que su vida dependía del trabajo en equipo, él iba a hacer lo que tuviera que hacer para que no sucediera.

Todos los solteros se habían quedado decepcionados, salvo Sasuke que no se había interesado en absoluto por ella; pero Sasuke tenía tan mal carácter que no se gustaba ni siquiera a sí mismo la mayor parte del tiempo, así que no contaba. De repente Naruto también se puso de mal humor por la situación, más allá de que hubieran incluido a una novata en un equipo tan unido como el suyo, todos los equipos de BIJUU estaban muy unidos y es que tenían que estarlo para conseguir hacer el trabajo y sobrevivir.

Lo peor de todo era que ella le gustaba, no tanto por su fisico, aunque fuera bastante guapa. Guapa aunque no demasiado llamativa, salvo por sus ojos verdes brillantes e hipnóticos. Tenía pecho y trasero aunque no demasiado de ninguna de las dos cosas y tenía una melena espesa de color rosa pálido, brillante como la de una niña o por lo menos la tenía hasta que se le había llenado de polvo y barro.

Sin embargo lo que realmente le gustaba de ella era su actitud y su incapacidad para callarse la boca en momentos en que el sentido común pedía que lo hiciera. Pero no se callaba y a él le gustaba eso, la chica tenía carácter.

No importaba eso ahora pues ella era intocable y él no se lo iba a poner más fácil que a los demás y si no podía hacer su trabajo... pues bueno, en ese caso, las reglas del juego cambiarían.

Sabía dónde había dejado su coche porque la camioneta siempre recogía a los nuevos en el mismo sitio. Sonrió al acordarse de cómo había reaccionado ella ante la mentira de que le había colocado un localizador en el coche.

Tarde o temprano ella iba a saber que le había mentido y el equipo iba a pasárselo en grande viendo cómo ella le gritaba molesta por haberle mentido. Pero él podía aguantar la regañina y de hecho estaba deseando que llegara.

—Date un baño como te indico Wolf —le dijo Naruto cuando ya ella estaba saliendo de su todoterreno— Y bebé mucha agua.

—Si si como digas —se quejó ella bajando con dificultad del vehículo— Adiós.

De nada —pensó con diversión antes de arrancar el motor para salir del aparcamiento.

Por el espejo retrovisor vio como ella cojeaba con dolor hasta su coche y no puedo evitar que una sonrisa se le escapara de los labios.

Continuará.

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