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Dos meses después Sakura se había arrepentido de pensar que podía con todo lo que este trabajo le lanzara.

—¿Qué? —preguntó con espanto, no era posible que lo hubiera oído bien.

Aquello estaba tan por encima de sus posibilidades que era como si estuviera en el espacio exterior.

—Prácticas de paracaidismo —repitió Naruto.

—Mmm, va a ser que no —Sakura se dio la vuelta y empezó a alejarse de él, como si eso fuera a servirle de algo, con las manos levantadas para repeler aquellas palabras— yo no puedo hacer eso, no puedo saltar desde un avión.. ¡Es antinatural y solo lo hacen los locos!.

—¿Vas a dejar el puesto? — le preguntó él con frialdad sin embargo la miraba fijamente a los ojos.

Los demás chicos dejaron lo que estaban haciendo para escuchar atentos la conversación, Sharingan se echó a reír por lo bajo, pero ella no esperaba nada mejor de aquel idiota así que lo ignoró. Por su parte los demás pasaron por alto que acababa de llamarles locos a todos.

—No —dijo ella con firmeza aunque le costara.

Ninguna de las cosas que había hecho durante aquellos cinco meses como trepar por una cuerda, correr cientos de kilómetros, nadar y aguantar la respiración por varios minutos, expediciones en solitario por el bosque, etc. Nada de eso tenía que ver con el hecho de tirarse desde un avión, para su instinto de supervivencia era demasiado.

El dolor y la fatiga absoluta se habían convertido en algo normal para ella, pero saltar desde un avión... no sabía si iba a poder hacerlo.

—Lo intentaré —dijo y notó la duda en su tono de voz.

Quería salir corriendo de allí gritando, porque sabía que no iba a poder saltar desde un avión, pero con tal de fastidiar a Naruto no se movió del sitio.

Pero de solo pensarlo se ponía a temblar.

¿Qué ocurriría cuando estuviera en el aire a punto de lanzarse al vacío y a la muerte?.

No ayudaba nada ponerse a pensar ese tipo cosas, aunque no pudiera evitarlo, y tampoco ayudaba que Naruto se lo hubiese soltado cuando estaba relajándose un poco. Después de un largo día de entrenamiento, de carreras, de cargar con sacos arena a la espalda y hacer sentadillas y de nadar en la piscina olímpica que estaba en las instalaciones lo último que esperaba era que le dijeran que lo siguiente era lanzarse desde un avión.

Su corazón ya está lo suficientemente acelerado.

Antes de que Naruto se le acercara y mientras todos ellos estaban haciendo otras cosas, ella había tenido la idea de ir un par de horas a trabajar con el dron de verdad, un artefacto tan pequeño como un pájaro, pero equipado con cámaras digitales de alta definición, con infrarrojos y con emisión de vídeo en tiempo real.

Por fin luego de semanas de capacitación le había presentado el que sería oficialmente el dron.

Con una tablet portátil de última generación y un programa altamente secreto, ella podía manejar el dron Blue Bird, como había decidido normbralo, a su antojo. Podía hacer que se posara en la rama de un árbol, que observara desde detrás de una roca, incluso que esquivara a las aves que trataban de darle caza... había aprendido que las rapaces veían a Blue Bird como una presa y ella estaba empeñada en que su pequeño Blue estuviera a salvo bajo su control.

Durante aquellos meses, en algún momento, había empezado a salir con algunos de los chicos de su equipo después de terminar el entrenamiento. Nada especial, simplemente se habían sentado a tomar algo y fue cuando supo que ellos sí habían tenido otras reuniones, porque ella los había oído hablando de las barbacoas y salidas pero no la habían invitado, se daba cuenta de que la estaban excluyendo.

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