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Sakura se levantó cinco minutos después del suelo, allí sentada no iba a conseguir nada y tenía que terminar de ordenar su casa. Ahora no podía quitarse a Naruto de la cabeza, así que al menos se ocuparía haciendo algo útil y a ver si dejaba de rememorar lo que había pasado solo hace diez minutos.

Idiota —pensó ella una vez más, parecía que aquella palabra aparecía en su cabeza cada vez que pensaba en Naruto.

¿Por qué no se había callado la boca?, ella estaba consiguiendo no demostrar lo atractivo que le resultaba y lo mucho que le gustaba, ademas Naruto no parecía el tipo de hombre que estaría cómodo saliendo con alguien de manera seria.

Sakura detestaba sentirse tan atraída por él y que se le acelerara el pulso cuando él estaba cerca o hablaba con ella, aunque fuera para ladrarle órdenes. No era amor, lo sabía, pero si era una atracción tan fuerte que la hacía que se sintiera débil y odiaba esa clase de debilidad, así que no se había permitido durante todo este tiempo admitir que sentía algo hacia Naruto.

No se había permitido hacer muchas cosas, cosas como mirarle mientras entrenaba o cuando se sacaba la camisa completamente sudada para conseguir estar más fresco. No se había permitido ni siquiera soñar despierta con aquella ocasión en que se le habían hecho unas ampollas en los pies y él se las había curado, ni tampoco con el hecho de que hubiera conseguido las botas perfectas para ella.

¿Por que iba a hacerlo?, después de todo ella había pagado sus botas, no eran un regalo. Pero se sentía como una tonta, porque le gustaban por el hecho de que Naruto se las hubiera conseguido, aunque no significaba que a él le importara ella; lo que le importaba era que ella pudiera cumplir su trabajo sin la dificultad de un mal calzado.

Además aunque acabará de admitir que ella le gustaba, eso no cambiaba nada, ya que él no iba a permitir que eso alterara la dinámica del equipo, y ella estaba de acuerdo. Ese era el motivo por el que ella no había dejado traslucir nada, por el que no se había permitido soñar con él, ni preguntarse qué sabor tendría su boca, ni cómo sería que él centrara su atención en ella, no había coqueteado... siempre había sido estrictamente profesional cuando se relacionaban.

Pero Naruto la había abordado sin ningún motivo o tal vez él pensara que era débil, y esperaba que fuera ella quien se lanzara a sus brazos y lo devorara. Le ardían las mejillas de rabia, porque la verdad es qué tal vez fuera así, después de todo había pensado en el tamaño de su pene en más de una ocasión.

¿Cómo no iba a pensarlo?, si una vez lo vio agachado y el ángulo era perfecto para que ella viera el gran bulto que había entre sus piernas. Era humana y por supuesto había tenido una breve fantasía, pero parecía que esa fantasía no había sido lo suficientemente breve, ya que él debía de haber visto algo y Sakura sabía que había sido culpa suya, porque los otros chicos también se habían agachado y se habían puesto en todo tipo de posturas y ni una sola vez les había mirado el paquete.

Solo a Naruto.

Al final, estaba tan molesta consigo misma que salió al balcón sin chaqueta y dejó que el aire frío y húmedo le apartara la frustración de la cabeza. Cuando ya estaba helada y tiritando sus pensamientos tomaron perspectiva.

No tenía por qué permitir que aquello la desviara de su camino, ella seguiría actuando como de costumbre, haría su trabajo, terminaria su entrenamiento...

¡Joder, el salto en paracaídas! —pensó ella añadiendo una cosa más a su lista de preocupaciones.

Lo bueno es que por fin ocuparía su puesto en el equipo, solo era un salto. Adema no había estado todos aquellos meses dejándose la piel para echarlo todo a perder lloriqueando porque su jefe habían herido sus sentimientos.

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