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Un vehículo se acercó hasta ellos, Naruto subió y, mientras se alejaba, ella le dio la espalda.

Mentiría si dijera que no estaba nerviosa.

Decidió distraerse preparando lo que se llevaría, empezó a buscar algo que le sirviera para llevar todo consigo; algo de agua, el mapa y quizás una buena navaja... solo por si veía una serpiente. Wolf la miró mientras buscaba y sin decir nada le lanzó una bolsa de lona sucia.

Olía a sudor y a hormonas masculinas, parecía que no la habían lavado nunca. Pero a ella no le importó, total ya casi se había acostumbrado a los hombres desaseados.

Mientras esperaba a que le llegaran las coordenadas de la localización de Naruto, se sentó con la brújula y el mapa y trazó algunos rumbos más. Sharingan se acercó hasta donde estaba ella y con malicia sonrío.

— No se te olvide la linterna —le dijo con altanería, como si no creyera que pudiera localizar a Naruto.

Ella se encogió de hombros y respondió —Buena idea, capitán obvio.

Si lo que quería Sasuke era fastidiarla, iba a tener que esforzarse más que eso. Por otro lado a medida que pasaba mas tiempo, mas preocupada estaba.. era obvio que, cuanto más se alejara Naruto, más iba a tardar ella en alcanzarlo y más iban a tardar en salir del bosque.

La puesta del sol cada vez estaba más cerca. Él no iba a sabotear el ejercicio así, ¿no?.

Justo en ese instante les llegó un mensaje a Kakashi, eran las coordenadas de Naruto y su primer impulso al recibirlas fue apresurarse pero se contuvo. Lo más importante era la exactitud.

Tomó el mapa, encontró el punto exacto donde estaba y comprobó dos veces el resultado. Aún así para asegurarse trazó dos rumbos diferentes con la brújula, Naruto era diabólico.

La ruta más directa, según el mapa topográfico, también era la más dificil, porque comprendía algunas colinas empinada, vegetación espesa y un riachuelo que tal vez no fuera fácil de cruzar. La ruta más larga le ahorraba la mayoría de aquellas dificultades, salvo el riachuelo.

No les pidió ni a Raikiri ni a Wolf, los más amables del equipo, que revisaran su trabajo pues o lo hacía bien por sí misma o fracasaría el día que nos los tuviera a ellos. Dobló el mapa y se lo metió en el bolsillo con cremallera de la pernera del pantalón, después colgó el bolso de lona en el hombro y echó a andar con energía.

Si salía corriendo con aquel calor, se agotaría muy rápido, pero tampoco podía permitirse el lujo de perder el tiempo.

Cuando dejó atrás la zona de entrenamiento, llegó a un pequeño campo lleno de lodo que casi podía llegar hasta las rodillas si no se cuidaba por donde pisaba. Se detuvo para orientarse ya que no había ido hacia el oeste lo suficiente como para evitar el terreno más dificil.

Se puso en marcha de nuevo, al borde de otro campo las malas hierbas ocultaban a la vista una zanja de drenaje y ella no la vio a tiempo para poder saltar por encima. Se hundió en ella con los dos pies, no se hizo daño pero el agua verdosa y ligeramente enfangada le cubrió hasta las rodillas e inmediatamente, se le metió por las botas y le mojo los calcetines.

—Mierda —se quejó asqueada y agarrandose a un matojo de hierbas tiró para salir de la zanja.

Se clavó en la palma de la mano las espinas de la planta y soltó otra maldición, molesta por la cadena de infortunios que estaba sufriendo.. pero aunque quisiera no tenía tiempo para destruir la planta que la había fastidiado.

Espérame aquí, ya volveré a por ti.

Una vez fuera de la zanja se sentó en el suelo para quitarse las botas y vaciar el agua sucia.

Después emprendió nuevamente el camino, a unos metros se detuvo otra vez para hacer otra comprobación en la brújula.

En aquella ocasión sí se había desviado lo suficiente al oeste y ya tenía que ir hacia el norte. Según las coordenadas que le habían enviado, Naruto estaba a ocho kilómetros de distancia en línea recta.

Ocho kilómetros.

Podía hacerlo, hacía dos meses no habría podido recorrer esos ocho kilómetros, por lo menos no con la velocidad que necesitaba.

Llegó al bosque y se detuvo a cortar un palo de un metro y medio para poder apoyarse al caminar y para poder defenderse de las serpientes. Bebió más agua, porque el sudor salía de su cuerpo a chorros y eso significaba solo una cosa; deshidratación, bebió y siguió caminando.

Cuando le quedaban cuatro kilómetros se dio cuenta de que tenía otro problema allí abajo en los pies. Notaba que se le estaban formando ampollas debido a la humedad, las botas y los calcetines estaban mojados y eso hacía que los pies le rozaran contra el material del zapato.

Demonios, había corrido muchos kilómetros con aquellas botas, seguramente, más de ciento ochenta kilómetros y aquella era la primera vez que le daban problemas. Claro que también aquella era la primera vez que se le habían llenado de agua.

No quería imaginarse los gérmenes que habría en aquella zanja de drenaje, ya que no había tenido la precaución de meter unas banditas en los bolsillos del pantalón, aunque pensándolo bien no se le habrían adherido a la piel, no con toda la humedad.

No podía hacer otra cosa que continuar.

Tuvo que pisotear malas hierbas, abrirse paso entre arbustos, subir por las rocas y saltar troncos de árboles caídos. Si se daba la vuelta y fracasaba en aquella misión tal vez no tuviera una segunda oportunidad. Tenía que encontrar a Naruto y entonces, solo entonces, podría preocuparse por sus pies.

Pero demonios, las ampollas le dolían cada vez más. Empezó a encoger los dedos de los pies para cambiar los puntos de presión pero no le sirvió de nada.

Pensó en parar un momento para quitarse los calcetines mojados, pero si lo hacía los pies se le moverían aún más dentro de las botas. Solo iba a conseguir que le formaran más ampollas.

Se detuvo a hacer otra comprobación con la brújula y a beber más agua. Se había tomado ya dos botellas y quedaban otras dos, estaba empapada en sudor, tenía la camiseta, los pantalones y las botas mojados y el pelo pegado a la nuca.

Ser una chica dura no era para las delicadas pero, en aquel momento, hubiera preferido ser delicada a ser una chica dura.

Al llegar al sexto kilómetro ya estaba utilizando el bastón para apoyar el peso del cuerpo, miró el teléfono y constató que había ido bastante rápido a pesar de las ampollas, tenía que llegar hasta Naruto a tiempo para que pudieran volver con la luz del día.

No sabía cómo iban a recorrer los ocho kilómetros de vuelta con ella y sus ampollas, pero de eso se preocuparía cuando encontrara a su jefe. El terreno empezó a ascender y estaba lleno de piedras y troncos de árboles caídos.

Trepar por las rocas no era divertido, porque si una serpiente se ponía a tomar el sol, lo haría en la cara de una de esas rocas.

Mientras escalaba casi se le resbaló una bota con un parche de musgo y pensó que iba a caerse hacia abajo por la ladera, pero consiguió recuperar el equilibrio con solo un raspón en un codo y la mano pero nada más.

Cuando llegó al otro lado del peñasco, el terreno volvía a allanarse. Hizo otra comprobación en la brújula, ajustó el limbo móvil un poco a la izquierda y cinco minutos después vio a Naruto sentado en una roca muy grande, con una botella de agua colgada de los dedos y un libro en la otra mano.

Aunque no estaba leyendo, ya que la estaba observando mientras se acercaba.

—¿Te apetece leer? —le preguntó a ella con despreocupación, como si no hubiera estado al borde de la muerte por llegar hasta él a tiempo.

Continuará

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Uy uy pobre Sakura😢
Se acerca algo genial👀♥️

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