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Naruto y Raikiri se movían a su alrededor, preparando todo para el salto. Sakura intentaba regular su respiración, intentando controlar por lo menos una sola cosa desde que se montó en ese avión.

El pánico se estaba apoderando otra vez de ella, iban a saltar todos y ella iba a llevar el paracaídas. Le parecía que era una estupidez por parte de ellos dos, pero sabía que lo decían en serio.

Los BIJUU nunca se andaban con bromas, Naruto iba a obligarla a hacer aquello y tenia que decidir con la cabeza clara: o retirarse antes de saltar al vacío o ponerse en acción y hacer su trabajo.

—Quítate ese arnés —le dijo Raikiri.

Ella empezó a desengancharse y se metió en el arnés que tenía el paracaídas. Por lo menos era Raikiri quien había preparado los paracaídas, así que se fiaba de que estuviera bien plegados y que se abriera correctamente, claro si es que ella conseguía concentrarse en lo que estaba haciendo y tirar del cordón de apertura.

Sabía hacerlo.

Solo tenía que controlar el pánico y acordarse de lo que le habían enseñado.

No podía dejarse llevar por el pánico, la vida de los tres dependía de ella así que era hora de dejar de pensar y actuar. Raikiri abrió de nuevo la puerta del avión, el aire frío se coló por todo el espacio y un estremecimiento la recorrió. Deseaba tanto estar en el suelo.

—Vamos —gritó Naruto.

Ella se resignó y se puso las gafas, los tres se acercaron a la puerta abierta y ella solo pudo ver a los dos hombres preguntándose si estaban locos. Los tres se agacharon, ella en el centro y los otros dos a sus extremos.

Por favor, por favor.. por todo lo que más quieras no permitas que ellos mueran.

Y antes de que se diera cuenta ellos se agarraron con fuerza al arnés de ella y saltaron, arrastrándola al vacío.

—¡MALDITOS IDIOTAS!

Se le nubló la vista y sintió como aquel horrible viento le abofeteaba el cuerpo, sintió deseos de gritar y de chillar. Cerró los ojos con fuerza e intento no pensar que estaba cayendo al vacío por tercera vez.

—¡Abre los ojos! —le gritó Naruto, aunque apenas y pudo oírlo debido al viento.

—¡Te tenemos sujeta! —le gritó Raikiri tirando de su arnés.

—¡Tienes que hacerlo! —de nuevo gritó Naruto.

Sakura abrió lentamente los ojos, al menos esta vez no se le había parado la respiración y no se había desmayado. Esta vez era capaz de pensar y razonar.

Oh, demonios.

No había visto cual era su altitud, ni había mirado a su alrededor para comprobar si había algún otro avión o obstáculo a tener en cuenta para abrir el paracaídas. En ese momento solo sabía que no podía desmayarse, por lo menos no antes de haber tirado del cordón que abriría el paracaídas principal.

Tenía que hacerlo, Raikiri y Kyūbi estaban con ella y ellos confiaban en qué los sacaría con vida de esta. Estiró el brazo hacia tras, cómo tantas veces le enseñó Raikiri que debía hacerlo, con los dedos sintió el extremo del cordón y tiro de él con fuerza.

Durante unos agonizantes segundos siguieron cayendo en caída libre y a Sakura se le encogió el corazón ante la posibilidad de que no hubiese funcionado, que el paracaídas no fuera a abrirse. Entonces sintió una vibración en su arnés y luego el tirón brusco hacia arriba, gritó de la impresión y con fuerza tomó las manos de sus dos compañeros...

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