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Aunque estuviera cansada y hubiera preferido echarse a dormir durante todo el día, Sakura había aprendido que la mejor forma de superar el desajuste horario era permanecer despierta durante el resto del día y hacer cosas normales.

Además, no quería acostarse todavía.

La cara del pistolero muerto no salía de su cabeza, era una imagen que la estaba atormentando sin que pudiera evitarlo. Así que decidió no dirigirse a casa y en cambio paró en un Starbucks a desayunar. Se pidió un café grande, junto con dos crossaints y se sentó alejada de los demás clientes, porque tenía la sensación de que apestaba.

Por lo menos la chica de la caja no puso mala cara, aunque aún así decidió no hacer una prueba con las demás personas. Después de tomarse su café se sintió de nuevo como un ser humano.

Cuando se puso nuevamente en camino, estaba empezando a amanecer. Al llegar a casa abrió la bolsa de viaje para poner la lavadora y el olor estuvo a punto de hacer que se desmayara, así que con la cabeza girada hacia un lado volcó el contenido en la lavadora. Constató que la fuente de aquel hedor eran sus calcetines, había pensado que los chicos le habían gastado una broma con una bomba fétida.

Se encogió de hombros mientras se desnudaba allí mismo, ignorando la sangre que tenía en los pantalones, y puso la lavadora. Después se dio una larga ducha, se lavó el pelo dos veces y se puso acondicionador, respiró con alivio y satisfacción al notar que su piel volvía a respirar después de liberarla de todo el sudor y la suciedad.

Bañarse después de un día duro y de estar sudada era de los pequeños placeres que más estaba valorando.

Se aplicó crema hidratante en la cara y en el cuerpo, se puso un par de pantalones cómodos y calentitos y una camiseta de manga larga. Se quitó el esmalte de uñas de los dedos de los pies, porque se le había estropeado, y se puso crema hidratante para mimarse los pies.

¡Ya era persona de nuevo!

Minutos después ya estaba en el sofá, viendo algunas series que tenía pendientes en Netflix cuando de repente llamaron a la puerta. Miro con cara de pocos amigos hacia la salida, nadie debería estar llamando a su puerta, a no ser que algún vecino necesitase ayuda con algo urgente.

Sin embargo cuando vio por la mirilla se dio cuenta que no era ningún vecino, era Naruto.

No puede hacerme esto, por favor —pensó.

Aquella no era la mejor manera de mantener las distancias. Ella podía enfadarse con él, podía odiarlo, pero nunca iba a conseguir ser indiferente en su presencia. Necesitaba que él se mantuviera alejado o tiraría todo por la borda.

—Marchate —le dijo mientras apoyaba su espalda en la puerta, como si así pudiese evitar que el entrase.

—Es importante.

Joder, podía ser algo importante del trabajo y ella haciendo el imbécil. Abrió la puerta y se quedó en mitad del camino para impedirle la entrada.

—¿Que?

El entro de todos modos, le puso una mano en la cintura y la apartó suavemente. Después cerró la puerta tras de sí y volteó a mirarla, Sakura trago grueso al ver su mirada sombría y demasiado sería. Vio que no se había duchado, ya que llevaba la ropa sucia de la misión, seguramente porque antes había pasado por la oficina a hacer el informe, también tenía un indicio de barba y ojeras bajo sus ojos.

Definitivamente había tenido que suceder algo malo para que el viniese así a verla. ¿Le habría pasado algo a su familia, acaso había algún protocolo donde se le informaba a Naruto para que después se lo dijese a ella?

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