•11•

1.7K 183 29
                                    



Ella no le contestó y el pareció notar entonces que se acercaba hasta el moviéndose de forma extraña.

—Vas cojeando —le dijo Naruto frunciendo el ceño.

¿Por qué a ella se le hacía que cada uno de sus comentarios era una crítica?, Sakura trató de no irritarse.

—Tengo ampollas, se me mojaron los pies —explicó ella rápidamente— vamos, tenemos que salir de aquí antes de que anochezca.

Él no se levantó de su lugar, sino que se sacó el teléfono del pantalón y envió un mensaje de texto, Sakura se quedó mirándolo y se enfureció.

¿Acaso iba a sabotearla después de todo?.

—Si haces que lleguemos tarde, es cosa tuya —le espetó molesta— puedo marcharme y dejarte aquí, te he encontrado y si llego antes de que oscurezca habré terminado la misión con éxito, vengas o no vengas conmigo.

—Siéntate ahora mismo y quítate las botas —le ordenó él señalando el lugar a su lado— le mande un mensaje a Raikiri para que venga a por nosotros en el coche.

—¿Que? ¡No! —exclamó ella, estaba a punto de golpearlo con el bastón— te he encontrado y puedo volver al campo antes de que anochezca, no voy a permitir que me eches...

—Cálmate —dijo él clavándole los ojos azules— no especifique en ningún momento que tengamos que salir de aquí andando, yo dije que tenías que encontrarme con tiempo suficiente para que pudiéramos salir antes de que oscureciera y lo has conseguido.

—Oh..

—Ya había hablado con Raikiri para que viniera a buscarnos, aunque no puede llegar hasta aquí así que tenemos que hacer una parte del camino andando —le explico— por eso hay que curarte los pies, quítate las botas y los calcetines.

Ella tuvo ganas de estrangularlo y pensó seriamente en intentarlo, pero él la habría sometido con tanta facilidad que hubiera sido humillante. Por una parte, su nivel de estrés era estratosférico y, por otra, el sentido común estaba intentando calmarla.

Se sentía tan desequilibrada que estaba a punto de echarse a llorar, había llorado un par de veces en casa, a solas, pero nunca había llorado delante de un tipo y no iba a empezar en aquel momento y menos con Naruto.

—No servirá de nada —murmuró— no me he traído el botiquín de primeros auxilios.

—Puede que tú no estés preparada pero yo sí.

Se sacó un pequeño estuche amarillo de un bolsillo pantalón, ella tenía uno igual pero se lo había dejado en el coche. No llevaba encima nada que no creyera que podía servirle y no se había acordado de sacar el botiquín del coche antes de empezar.

Claro que tampoco sabía que iba a hundirse en una zanja de drenaje y por supuesto Naruto no podía dejar pasar la ocasión de señalarle su error, pero le dolían tanto los pies y con unas tiritas podía evitar que la situación empeorara.

Se sentó en la roca y se quitó las botas y los calcetines, inspecciono las ampollas que tenía en los talones de los pies.

—Mierda.

Aquello le iba a estar doliendo mucho durante un par de días, tendió la mano para que Naruto le diera el botiquín pero él se agachó delante de ella y posó su pie en su rodilla. Ella se quedó boquiabierta y se le formaron en la garganta cientos de palabras incomprensibles.

—¡Eh, yo puedo hacerlo perfectamente!.

Aquellas no eran las palabras pero eran las únicas coherentes, intentó zafarse tirando del pie pero él la agarró con firmeza cerrando sus largos dedos alrededor del tobillo.

ÉliteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora