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Naruto

Estaba muy pálida.

Naruto tuvo que contenerse para no cogerla en sus brazos y subirla al avión, parecía que estaba muy afectada y se veía tan vulnerable, aunque seguramente no fuera cierto, que no fuera más que su tonto instinto protector que estaba más fuerte que nunca.

La había besado, la había tenido bajo su cuerpo y había sentido la calidez de su piel. Había hecho que tuviera un orgasmo.

Su pene y cerebro estaban debatiéndose en una guerra salvaje, porque el primero estaba empeñado en creer que ella debía si o si ser suya, y luego el cerebro que le reprochaba tan inconsciente idea.

Aquellos escasos minutos habían sido increíbles, aunque ahora le estuviera doliendo su hombría. El sabor de Sakura, el hecho de sentir su respiración en la cara, ver cómo se había encendido tanto como él y había respondido y... por fin él había podido acariciarla, poner las manos sobre aquellos pechos.

Solo la sensación de sus pezones endurecidos lograron que él casi hubiera tenido un orgasmo allí mismo.

Si alguna vez volvían a llegar así de lejos, no se iba a detener por nada del mundo. La desnudaría y entraría en ella, al diablo las malditas consecuencias.

Lo cual significaba que no podía correr mas ese tipo de riesgos, no mientras ella siguiera siendo parte del equipo.

Mierda.

En cuanto Raikiri la vio intercambió con él una mirada de preocupación mientras subían al avión por tercera vez. Naruto sabía lo que sentía, por muy mal que lo hubiese hecho Sakura la primera vez, por lo menos solo se había desmayado. Sin embargo, en la segunda ocasión había luchado con todas sus fuerzas.

El había estado a punto de dejarla inconsciente para poder abrir el paracaídas y conseguir aterrizar sin morir en el intento; pero ella se había vuelto a quedar flácida y sin fuerzas en el último segundo.

—He —dijo Sakura a Raikiri al ver su cara de preocupación— por lo menos esta vez no me desmaye.

Tenía la voz tan ronca de gritar que apenas se le oía, su aspecto era malo. Tenía la cara sucia de tierra y la ropa hecha un asco, solo verla así hacía que él tuviese ganas de sentarla en sus piernas y decirle que todo iría bien.

Raikiri se rascó la nuca.

—No si eso es mejor o peor... —respondió.

—Sí, ya lo sé  —dijo ella y con cansancio se dejó caer en el banco— pude habernos matado a los dos.

El avión empezó a moverse, pero Naruto le pidió al piloto que esperara un minuto. El hombre detuvo el avión mientras Raikiri y él se sentaron a cada lado de Sakura.

Ella tenía la cabeza agachada y estaba más encogida de lo normal, como si quisiera esconderse dentro de sí misma.

Naruto iba a tomarla de la mano, a entrelazar sus dedos con los de ella, pero se contuvo y a cambio solo le dio una palmadita en el brazo.

—Pink tú puedes hacer esto, sabes cómo se hace y Raikiri te ha enseñado todo lo que necesitas saber... solo tienes que confiar en él y en todo lo que has entrenado.

Sakura asintió ligeramente, sin alzar la cabeza.

Una parte enorme de él, una muy primitiva, quería decirle que no podía hacerlo. Podría retirarla del programa en ese mismo instante, tal y como haría cualquier jefe de equipo después del desastre del último salto. Raikiri le apoyaría si decidiera hacerlo, sin embargo.. Sakura se había esforzado tanto hasta entonces, se había superado a sí misma y si ahora fallaba podría sentirse devastada. Se merecía intentarlo de nuevo.

—Está bien —dijo tomando su decisión— Pink en este salto tú vas a llevar el paracaídas.

Raikiri lo miro por encima de la cabeza rosa y asintió en acuerdo. Sakura solo alzó la cabeza y le miró con los ojos como platos y la cara pálida.

—Nosotros saltaremos contigo —prosiguió él—nosotros iremos sujetos a ti, tú tendrás que abrir el paracaídas y guiarlo a la zona de aterrizaje.

En realidad, para ese salto, ambos llevarían también sus propios paracaídas e irían agarrados a ella hasta que abriera el suyo; entonces se soltarían y, a una distancia prudencial, abrirían los suyos también. Aquello podía ser cruel, porque le estaban haciendo pensar que la vida de todos dependían de ella y, si la conocía cómo pensaba, eso haría que reaccionara.

—¿Y si nos mato a los tres a la vez? —pregunto con la voz asustada.

Él se encogió de hombros.

—Tú también estarás muerta y así por lo menos te librarás de nosotros —le dijo con una sonrisa pequeña.

No iba a servir de nada darle ánimos, lo mejor era que pensara que toda la responsabilidad era de ella y hacerla actuar. Raikiri asintió y se giró para decirle al piloto que se pusiera en marcha.

El avión comenzó a avanzar por la pista.

Continuará

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Y asiii volveeeemossss💕💕
Estamos de vuelta🔥🔥

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