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Llegó el mes de julio, y empezó a hacer mucho calor acompañado de humedad. Sakura se dio cuenta de que hacía poco más de un año que había empezado su programa de entrenamiento; sin embargo, algo así no merecía una celebración.

Sobretodo cuando descubrió que para cubrir el puesto de Arata, habían seleccionado a otro recluta y lo habían formado como operador de dron. En aquella ocasión, Killer Bee y el resto del equipo iban a estar involucrados en su entrenamiento desde el principio. Ella pensó que esa iba a ser la forma de hacer las cosas desde aquel momento en adelante.

La muerte de Arata había servido para que todo el mundo se diera cuenta de que los operadores de dron solo podían estar seguros hasta el punto que permitiera la situación y de que esa situación podía cambiar haciendo lo posible para fortalecer esa seguridad, pero aún así lo más importante era la seguridad de los miembros del equipo, no de los operadores de dron.

Tál y como Naruto le había dicho con toda claridad a ella el primer día de entrenamiento, era el miembro menos importante del equipo. Había mucho más dinero y formación invertida en los chicos y sus conocimientos y experiencia eran muchísimo más amplios que los de ella.

Había comenzado a aceptarlo a duras penas, sabía que si en algún momento el equipo tenía que sacrificar a alguien sería a ella.

A mediados de julio, les notificaron que debían cumplir una misión en Siria.

Al ser notificada Sakura tuvo miedo, Siria era uno de los lugares más peligrosos del mundo en este momento, sabía que Siria estaba en guerra y el gobierno había no tenía el control de la mayor parte del país, había batallas constantes con el Estado Islámico. Enserio no quería tener que meterse en aquel hervidero.

Por lo menos no iban a tener que marcharse en mitad de la noche.

La misión requería una planificación muy meticulosa, ya que debían encontrarse con un hombre que iba a llevarlos hasta el lugar donde se escondía un informador. Su misión sería sacar al informador sano y salvo del país, porque no les diría nada de lo que sabía hasta que lo hicieran. La primera reacción había sido dejarlo allí, pues si quería jugar con su propia seguridad, seguramente la información que poseía no era tan valiosa. Pero él había mencionado un nombre que había llamado la atención: Orochimaru.

Lo que sabían del científico y sus negocios con Akatsuki eran cada vez era más turbios, primero tenía vínculos con el presunto líder del grupo bélico Tobi y ahora su nombre aparecía en Siria. El mundo de los grupos terroristas era muy complicado.

Sakura entendía por qué iban a ir a Siria, lo que detestaba era el cómo, porque cuando oyó cuál era el plan, durante la sesión informativa sobre la misión, volvió a tener aquella sensación de espanto tan familiar; tenia que realizar un aterrizaje en paracaídas en él territorio. Odiaba saltar, se ponía muy nerviosa y entraba en un estado de pánico cuando saltaba del avión, y sin olvidar que sus aterrizajes eran bastante torpes y desastrosos.

Allí sentada, en la sala de reuniones, se daba cuenta de que todos los chicos la miraban con preocupación, porque lo sabían y dado que ellos se preocupaban por ella, tenía que hacerlo. No podía fallarles, incluso sabiendo que seria un salto de gran altitud para poder evitar los radares.

Tenían que saltar en paracaídas y reunirse con las persona que los llevaría hasta el informador, después tenían que salir del país y eso era la parte más difícil. Serian nueve personas en total.

—Nuestra zona de aterrizaje está aquí —dijo Naruto señalando un punto al sur del desierto sirio— nuestro contacto tendrá una camioneta preparada aquí —añadió y señaló otro punto que estaba a unos dos kilómetros de la zona de aterrizaje— Pink, tú te establecerás en unas ruinas que hay aquí, después de recoger a nuestro encargo saldremos corriendo hacia Irak y allí tendremos un transporte para volver a casa.

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