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—Entrenamiento de suelo suena muy bien —dijo Sakura más aliviada, ya que significaba que iba a estar en el suelo y no en un avión apunto de lanzarse al vacío.

—Ven aquí conmigo —le dijo Naruto dándose la vuelta y caminando, Sakura disimuló su alivio y su nerviosismo y lo siguió, intentando que no se le notara que estaba algo alterada.

Cualquier cosa por la que Naruto decidiera alterar su comportamiento normal con ella, que consistía en ignorarla, tenía que ser muy importante y eso la ponía nerviosa. Él se detuvo y se giró, quedó de cara al resto del equipo y volvió a cruzarse de brazos.

La miró impaciente mientras ella se aproximaba, cada vez más lentamente, porque no quería mantener ninguna conversación con él. Se detuvo a un metro medio de distancia de Naruto y, después de adoptar la misma postura que él, esperó.

Notaba que la estaba mirando, de hecho la miraba con tanta intensidad que era casi como una caricia que lanzaba oleadas de calor por toda su piel. Ella se movió con inseguridad, preguntándose cuántas posibilidades había de que él se apresurara y le dijera lo que quería.

Parecía que muy pocas, porque Naruto continuó esperando en silencio hasta que ella no pudo soportarlo más y lo miró a los ojos e inmediatamente se le pusieron de punta todos los nervios del cuerpo, como si hubiera agarrado un cable electrificado.

Su mirada azul la atravesó, la envolvió en un campo invisible de fuerza cuyas ondas le freían la sangre en las venas.

Mierda.

Tenia que reconocer que le estaba permitiendo que la afectara demasiado, pero no sabía qué podía hacer para evitarlo. El era el lider del equipo y, en consecuencia, el dirigente de su universo.

Ella quería provocarlo hasta conseguir que él perdiera el control de la situación, comprobar hasta qué punto podía alterarlo y tenía que estar absolutamente loca para pensar en algo como eso.

—¿Que? —preguntó por fin sin poder disimular el mal humor y la agresividad que sentía.

Demonios, tenía que controlarse, sus hermanos siempre le habían dicho que su gran bocota iba a causarle problemas algún día y ella se había pasado muchos años demostrándoles que tenían razón. Naruto siguió mirándola y, por un segundo, creyó ver como su labio temblaba y allí ella supo que estaba a un centímetro de traspasar los limites.

—¿Tu no tienes sentido común para saber cuándo tienes que parar ¿no? —le preguntó él.

—Lo siento.. —murmuró ella.

Ella se había pasado los últimos meses demostrándoles a todos que no tenía ni el más mínimo sentido común para saber cuándo tenía que parar, esa era la verdad.

—Un día de estos vas a pasarte demasiado niñita y entonces habrás entrado en un camino sin vuelta atrás —le dijo como si fuera un eco sobrenatural de las predicciones de sus hermanos.

¿Niñita?, Sakura tuvo que tragarse la ira que sintió al oír aquella ofensa, porque había traspasado los limites y lo sabía. Naruto era el jefe y no tenían que ser militar para que fuera obligado cumplir sus órdenes. Los responsables de los equipos eran tipos muy duros y lo que ellos decían se cumplía, al menos en el ámbito de cada equipo.

Danzō dirigía toda la corporativa de la empresa, pero escuchaba a sus responsables de equipo y les procuraba todo lo que necesitaban. Sin ellos, BIJUU no eran nada.

Naruto esperó y le dio la oportunidad de soltar otra réplica más sin embargo ella cerró bien los labios. Notaba las palabras presionándole la garganta, pero las aplastó y uso su capacidad de dominio y las mantuvo allí. Naruto asintió para indicar que estaba satisfecho de haberla sometido, por el momento, y abordó la cuestión.

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