•21•

1.6K 169 34
                                    



Naruto se agachó delante de ella, sus musculosos muslos estiraron la tela de lona de sus pantalones mientras él le clavaba una mirada de sus ojos azul.

—Te has desmayado.

Primera acusación, Sakura sabía que iban  a haber más y como si fuera un mecanismos de defensa se acercó las rodillas más al pecho.

—No volverá a suceder.

—¿No? ¿Y cómo lo vas a impedir? —inquirió él.

—Supongo que algo se me ocurrirá, intentaré pausar mi respiración o puedo...

—Tu problema no es la falta de oxígeno.

No, su problema era que sentía puro terror, no sabía si iba a poder calmarse lo suficiente como para superarlo, aunque tal vez, si se concentrara en hacerlo, no prestaría atención al hecho de que estaba en medio del aire, cayendo a doscientos kilómetros por hora y de que existía la posibilidad de que fallaran el paracaídas principal y el de reserva, dando como consecuencia que Naruto y ella morirían juntos. También cabía la posibilidad de que él la desenganchara su arnés y la dejara caer.

Bueno, tenía que dejar de pensar en aquello último.

—También has gritado —dijo él de nuevo

Segunda acusación, ¿había gritado? Oh cierto, recordaba que había gritado como si la estuvieran desmembrando.

Mierda.

No podía negarlo, así que encogió un hombro fingiendo despreocupación y no dijo nada.

—No nos dijiste que tenías miedo a las alturas —dijo él como tercera acusación.

Se sintió muy molesta, lo cual era agradable, porque significaba que no sentía solo terror, humillación y miedo al fracaso. Alzó la cabeza y lo fulminó con la mirada.

—No me dan miedo las alturas, me da miedo caer al vacío y matarme —gruño ella— hay una gran diferencia.

El sonrió de nuevo o quizá solo fuera una sonrisita burlona, porque Naruto nunca le sonreía y a ella le hubiera gustado que lo hiciera y al mismo tiempo no le habría gustado, todo con respecto a Naruto nunca era sencillo.

—Te estás mojando el trasero ahí sentada.

¿Eso era la cuarta acusación o una mera observación?

—No me lo estoy mojando, me lo he mojado en cuanto me he sentado.

—¿Es tu forma de ocultar que te has meado en los pantalones?

Aunque no se indignó tanto como se hubiera indignado en condiciones normales, todavía tuvo fuerzas para estirar una pierna y darle una patada en la bota.

—¡Me he desmayado pero no me he hecho pis y no he vomitado!

El se echó a reír y le tendió la mano— Vamos, aquí llegan a buscarnos.

Ella no necesitó su ayuda para levantarse, aunque estaba a la vez temblorosa, débil, entumecida y agradecida, agradecida porque él hubiera hecho que se enfadara, porque necesitaba aquel alivio, aún así metió un pie bajo el cuerpo y se impulsó con el hacia arriba.

Miró la hora en el teléfono móvil y solo había pasado media hora desde que el avión había despegado. A ella le habían parecido diez horas, una parte importante de aquel infierno debía de ser que el tiempo pasaba muy lentamente.

Una camioneta se acercó hasta el punto de aterrizaje y ella irguió la espalda, tenía que hacerlo. Tenía que ignorar las náuseas y los latidos sordos y duros de su corazón, porque la otra opción sería decir que no lo haría y eso ahora era impensable.

ÉliteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora