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Danzō

—¿Cómo? —gritó Danzō con el rostro rojo de irá.

Se puso de pie con tanta brusquedad que tiró la silla y el respaldo golpeó el aparador que había detrás.

—¿Estás seguro?—ladró— no teníamos información sobre esto... ¡Mierda!

Colgó y rápidamente llamo a su contacto del FBI. Esto era un desastre en proporciones inmensas, las cosas se iban a ir a la mierda.

—Dime que mierda está sucediendo —exigió una vez que la persona en la otra línea atendió.

Obito Uchiha acaba de bajar de un avión, lo ha detectado el sistema de reconocimiento facial pero en cuanto quisimos buscarlo para seguirle había desaparecido.

—Quiero que pongan a alguien a buscarlo antes de que desaparezca como la última vez, usa también el nombre de Tobi.

Colgó y comenzó a pasearse por el despacho con agitación, estaba furioso por varios motivos. El primero, que Obito Uchiha consiguiera subirse a un avión sin que nadie recibiera la alerta, lo que significaba que tenía un pasaporte falso y que tenía los contactos necesarios dentro del círculo político para conseguirlo.

Además, nadie había detectado su presencia en el aeropuerto en el que había hecho escala antes de llegar a la ciudad, al menos aquí lo habían captado las cámaras, pero él había tenido el tiempo suficiente para tomar un auto y salir del aeropuerto, ahora tardarían en volver a encontrarlo.

La última vez que Uchiha había estado en Washington fue para encontrarse con el científico Orochimaru, ambis habían dado esquinazo a los mejores y habían estado unas cuantas horas desaparecidos.

Poco después el apellido de Orochimaru apareció en la información que había llevado al equipo de Kyūbi hasta Siria, una emboscada que le había costado tres operarios.

Estaban vivos sí, pero Haruno había dejado el equipo y el único consuelo para él era que sería más útil formando a operadores de dron de lo que había sido en las misiones. Para empeorarlo todo, Sharingan y Shadow no podrían volver a trabajar en misiones de campo durante un tiempo.

Su precioso equipo nueve, la joya de su corona, mancillado por el maldito de Uchiha. Sonó el teléfono móvil y él lo tomo, en la pantalla apareció un número desconocido, pero respondió de todos los modos.

—¿Si?

Oyó la voz de alguien que hablaba inglés pero con un fuerte acento extranjero.

Señor Shimura, soy Obito Uchiha, creo que sabe quién soy y creo que sabe de mi llegada, deseo reunirme con usted.


••••


Dos minutos después Danzō salía de su despacho a toda prisa, las técnicas de espionaje no eran su especialidad pero sabía lo suficiente como para no ir solo a una reunión clandestina y no tenía tiempo para pedir protección a ninguno de sus equipos. Los que no estaban en una misión estaban en el campo de entrenamiento, a casi cuarenta y cinco kilómetros de allí.

Había mucha gente en el edificio, pero ninguno de ellos... en aquel momento, al torcer una esquina, vio a Naruto Uzumaki, que estaba hablando con alguien del departamento de Investigación.

—¡Kyūbi ven conmigo!

Aquello no podría haber salido mejor, porque preferiría que lo acompañara Kyūbi a que lo acompañara un batallón de agentes del FBI. Muchos agentes federales no disparan sus armas reglamentarias salvo cuando estaban en prácticas de tiro, Naruto Uzumaki sí lo había hecho y volvería a hacerlo sin vacilar.

—¿Vas armado? — el rubio le siguió, sin dejar de caminar a toda prisa.

—Siempre voy armado —le dijo apresuradamente— Danzō baja el ritmo ¿qué ocurre?

—Ese hijo de puta de Obito ha entrado en el país con un pasaporte falso y acaba de llamarme para reunirse conmigo.

Naruto se detuvo en seco y lo agarró del brazo de forma brusca, no había mucha gente que le hiciera frente a él, pero sus jefes de equipo eran tipos duros y siempre se imponían y Naruto más que ningún otro.

—Un momento, esto es otra trampa.

Shimura se zafó de él.

—Por eso vas a venir conmigo.

—Mierda —dijo revolviéndose el cabello— ¿A dónde vamos? –preguntó, le dio una dirección que estaba muy cerca de allí.

Se dirigió hacia su coche pero el rubio lo detuvo y dijo: —Vamos en mi todoterreno, es más resistente si las cosas llegan a ponerse feas —era cierto porque el coche era como un tanque— esto no es buena idea.

Él ya sabía que no lo era, hacer las cosas sin un plan nunca fue buena idea, como el hecho de no tener el control de la reunión. Sin embargo Obito Uchiha había mencionado un nombre ante el que Danzō no se había resistido, porque habían sufrido dos años intentando cazar a aquel hijo de puta: Itachi Uchiha, alias del ex operativo japonés que se había infiltrado en la organización de los BIJUU, siendo entonces el mejor en su momento y cuyo hermano pequeño trabajaba ahora para el equipo nueve, pero huyó y ahora ayudaba a Akatsuki.

El había escapado y no habían vuelto a tener indicios de su actividad durante esos dos años. Él había asumido que había vuelto a Japón, tal vez lo había hecho o tal vez no, pero él deseaba tener información sobre aquel hijo de puta, lo deseaba más que nada en el mundo.

—¿Cuanto tiempo tenemos?

—Me ha dicho que iba a esperar quince minutos, ni uno más.

—Pues no es demasiado tiempo, teniendo en cuenta cómo es el tráfico en Washington.

No respondió y Naruto tomo su teléfono para enviar un mensaje, sin preocuparse del peligro que era conducir y enviar mensajes con el móvil al mismo tiempo.

—¿A quién estás escribiendo ahora?

—A todo mi equipo.

—No llegarán a tiempo —dijo con el ceño fruncido— vamos, ataja por ahí —le dijo señalándole un estacionamiento para librarse del tráfico que tenían delante.

Naruto giró el volante con una mano y atravesó el estacionamiento a toda velocidad, evitando un muro y un coche que estaba dando marcha atrás, salió a la calle de enfrente.

—Confio en ellos —respondió volviendo al mensaje.

No se dio cuenta que cerca del punto de encuentro, una calle solitaria y por donde muchos coche no pasaban, de un callejón salía también otro todoterreno y a toda velocidad se estampada contra ellos por un lateral del coche, dando directamente en la puerta del piloto y haciendo que volcarán.

El coche dio una vuelta antes de terminar de cabeza, con la ruedas apuntando al cielo, el cristal de enfrente roto y ellos dos colgando de cabeza. Con dificultad Danzō abrió los ojos, tenía la vista borrosa y le pitaban los oídos, escuchaba pasos acercándose.

—Mierda.. Kyūbi saca tu arma —hablo con dificultad, los pasos cada vez más cerca— ¿Kyūbi?

Giró su cabeza y se encontró con una escena espeluznante, su mejor agente estaba colgando de cabeza inconsciente, tenía la cara llena de sangre producto de una herida en la cabeza de la que no paraba de emanar el líquido rojo, no sólo eso, por lo que podía ver también tenía varias heridas profundas en su costado izquierdo, allí donde el otro coche los impacto. Había un gran charco de sangre formándose debajo de él.

Los pasos se detuvieron en seco, volteo de nuevo la vista hasta su propia ventana, inmediatamente vio la cara de quién por tanto tiempo persiguió: Obito Uchiha.

—Llegan justo a tiempo.

Todo se volvió negro.




Continuará.

••••

Bueno yo esto lo advertí 🧐
¿Teorías de lo que pasará en el siguiente?

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