La ausencia de su equipo le dio tiempo a Sakura para recuperarse de los dolores musculares ocasionados el primer día. A lo largo de esas semanas sus compañeros y ella pudrieron cumplir con la tabla de ejercicios impuesta por Gai.
Los cuales afortunadamente solo se trataba de algunos estiramientos y ejercicios físicos que, aun que no fueron tan difíciles una vez que los hicieron, fueron de lo más doloroso para todos al principio.
Luego de eso también los habían llevado ya a un aula en la que comenzaron a estudiar el manejeo del dron que iban a pilotar en las misiones de campo y, seguramente, también en situaciones de vigilancia, aunque de eso todavía no les habían dicho nada. Sakura se sintió muy bien en aquella habitación, estaba sentada, sin tener que mover nada más que los dedos y disfrutando del dulce aire acondicionado.
El programa de simulación del dron con el que entrenaban era increíble, los gráficos eran muy realistas y el dron tenía muchas más funciones de las que ella pensaba que podría tener una máquina así. Ella nunca se había interesado mucho por los drones, aparte de saber que causaban muchos problemas en los aeropuertos y que eran excelentes herramientas para fotos y videos aéreos.
Sin embargo al probar de primera mano sus posibilidades... iVaya! eran unas máquinas asombrosas.
Zamura se sentó a su lado, desde que le había pedido perdón pasaban más tiempo juntos y se apoyaban entre sí, pero en ese momento no hablaron mucho. Ambos estaban muy concentrados en sus pantallas de simulación y cuando se concentraba tanto solía olvidarse de todo a su alrededor, como le ocurría cuando jugaba videojuegos de guerra con su hermano.
Por supuesto allí no tenía que seguir misiones o ganar armas mágicas; tenía que aprender cómo respondía el dron y cómo hacer zoom con la cámara hacia los detalles más nimios, y a descifrar lo que estaba viendo en pantalla. Y era consciente de que solo estaba en aprendiendo una pequeña parte de todo lo que podía hacer con el dron.
Cada día de formación iría revelándoles más y más capacidades, la verdad le gustaba tanto aquella parte de la formación que aunque no hubiera podido sentarse, descansar y no sudar hasta el borde de la muerte lo seguiría disfrutando. Por primera vez sintió algo de entusiasmo por su nuevo trabajo, porque sí, ella era una friki, pero no le importaba mientras pudiera seguir descubriendo aquel nuevo mundo.
Al tercer día Gai volvió a hacerles un entrenamiento muy duro; el cuarto día, los llevó de nuevo a la sala de aprendizaje para permitir que sus músculos descansaran.
El quinto día tuvieron media jornada libre y Sakura pudo ir al centro comercial más cercano para comprarse un par de botas especiales para correr y muchos pares de calcetines gruesos que evitaran las rozaduras. Las botas no eran como las que usaban los miembros de BIJUU, ya que aquel tipo de zapato solo lo había en talla para hombre, así que se llevó lo más parecido que pudo.
Al décimo día ya estaba corriendo algunos kilómetros más durante su tiempo libre y el equipo de Kyūbi todavía no había vuelto.
Tampoco es como si estuviera desesperada porque volvieran, de hecho ella misma se daba cuenta de que en ese tiempo su resistencia había aumentado y de que había perdido unos kilos, pero en realidad quería estar en mejor forma fisica antes de tener que hacer el entrenamiento del equipo otra vez.
Al llegar al campo de entrenamiento el decimosexto día y bajar de la camioneta, vio con sorpresa el enorme todoterreno negro en el aparcamiento. Al instante, se le formó un nudo en el estómago, había terminado sus vacaciones fuera del infierno. Pensó en subir de nuevo a la camioneta y esconderse, incluso se dio la vuelta pero el conductor ya había arrancado y se estaba alejando del lugar.
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Élite
AksiSakura Haruno es una hacker informática, experta en robo de información y recolección de datos, que trabajaba para una organización paramilitar y antiterrorista clandestina del gobierno. Su trabajo le gusta, de verdad que si. Hasta que un día su jef...
