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Media hora después de que los mellizos comenzaron a llorar. Su padre aún no podía calmarlos.

Al menos ahora sabía que ambos tenían muy buenos pulmones.

Había revisado el pañal de cada uno más de tres veces, les hizo cientos de mimos, les había intentado dar su biberón, y aunque al principio pareció funcionar con Yeji lo dejo para continuar. Nada parecía funcionar.

Comenzaba a rendirse. Su madre no le había enseñado tanto sobre bebés como para predecir lo que tuvieran a la primera.

Hyunjin comenzó a callarse de poco a poco, y su hermana al notarlo comenzó a bajar sus altos niveles de lágrimas y sollozos.

—Por fin. —Suspiro, con ambos menores en cada uno de sus hombros, logrando que sus brazos estuvieran ocupados.

¿Por qué se habrían callado? O mejor dicho ¿Que les había hecho llorar?

No dejó que aquella pregunta abandonará su mente, hasta que…

Algo húmedo y viscoso recorría su cuello.

—No. No…

Im Jaebum temía por su camiseta nueva.

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