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—¿Como puedes comer tanto?

Sus hijos ya llevaban rato llenos admiracion en su mirada. Todo había empezado desde que al no tener que hacer y con una inmensa hambre decidió cocinar.

Obviamente antes de iniciar les dejo a sus hijos ya marcado el número de emergencias, si acaso incendiaba algo.
Sin embargo todo salió bien.
Había terminado cocinando banderillas, varias veces vio la receta y sonaba fácil.

—Es un don. —Dijo con simpleza antes de comerse otra banderillas de una mordida.

Ambos pequeños estaban en la mesita de la sala y aun seguía la duda de como su padre lo hacía con facilidad.
La película corría en la pantalla, era una infantil acerca de los looney toons, la película había sido muy popular y el mayor no la había visto en su tiempo debido a que pensó que esta estaba realmente sobrevalorada. Pero ahora había apostado con sus hijos, por quien ganaría el partido de baloncesto.

Con sus ojos en la cinta, y su boca llena, pudo darse cuenta de que Yeji estaba por intentar también comer una banderilla de una mordida.

No quería ir a cárcel. Su madre le decía siempre que sí algo les pasaba a los niños ella sería la primera persona en mandarlo a prisión.
Pesé a que varias veces se planteo, como seria si jugara con los presos al juego de la mafia, no quería ir allí de ninguna manera.

—¡Denme eso! —Arrebatandole la comida a ambos retoños comenzó a partirla en trozos pequeños para que el siguiera en libertad y ninguna bendición ahogada.

—¡Papá! Solo dejame intentar...

—¿Te gustaría verme en prisión?

Con aquella pregunta ambos niños quedaron shock.

—No...

—Entonces no lo hagan... —Volvió a entregarles los platos respectivos, rosa para su pequeña y azul para su mocoso.

De alguna forma seguía con un toque deprimido y sin ganas de hacer mucho. Sus vacaciones habían iniciado ese mismo día y las últimas semanas no pudo ver a Jinyoung. No desde la borrachera.

¿Había sido demasiado aquel beso?

Jae podía ser muchas cosas pero no era un tonto, sabía a la perfección que Park le ignoro y faltó días al trabajo por la incomodidad. Siempre que daba un paso a su conquista, Inconscientemente daba dos atrás.

Aún podía arreglarlo diciendo que la cruda no le dejó recordar nada, después de todo había tomado, no tanto como para emborracharse por completo.

—Papá. —La voz de su pequeña era ignorada. Sus pensamientos lo estaban nublando.

Solo dos botellas no eran suficientes para ello. Y si lo hubiera hecho no se perdonaría olvidar el jodido beso.
Bendito sea el señor Park, por tener pincel en lugar de pene.

—Papá.

Había hecho un gran trabajo al tener a Jinyoung.

Pero debía dejar a un lado ese tema por ahora.
Lo que debía hacer era idear como arreglar el "malentendido".

—¡Papá! —El grito desesperado de ambos niños lo trajo de vuelta a sí mismo.

—¡¿Que?!

—La puerta. —Rodó los ojos.

En ello el sonido de dos golpes planos contra la madera se escucharon.
Con discreción se levantó a revisar de quien se trataba, una de las desventajas de su puerta era que no contaba con mirador. Ya si fuesen cobradores sería más fácil ignorarlos.

—¿Quién es? —Su voz salió gruesa y finjida desde su graganta.

—La vieja Inn.... ¡Vamos Jae abre! ¡Soy Youngjae!

—¿Yoo Youngjae o Choi Youngjae?

—¡Choi!

Aishhh

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—Tu no vienes aquí porque si. ¿Qué quieres? —Preguntó en la cocina. Hyunjin y Yeji seguían viendo con determinación la película.

Youngjae para el tenía el título que Nayeon nunca logró en el, su hermano menor . Lo conocía desde que este usaba pañales y el jugaba con tierra de las macetas de su mamá.
Se podía decir que lo quería más que a su hermana.

—Hace mucho que no te veía y pensé que... —La atenta mirada llena de incredulidad en la cara de Im demostraba que seguía sin poder mentir. —Jaebum, ayúdame a tener un hijo.

Su pálida piel se transparento al no poder ser más blanca, pareciera que su espíritu había salido de su cuerpo y sus ojos por fin se daban a conocer después de toda su vida

—¿Un hijo? —El menor asintió. —¿Así como un Hyunjin y Yeji?

—Si.

—¿Como los que sacan ojeras, canas y te hacen quedar mal en el amor?

—De esos.

Jaebum esta por explotar en pensamiento. Pero recordó su gran idea juvenil.

—Yo ya tengo dos... Mejor te vendo a uno. ¿Qué prefieres niño o niña?

Soltó un cansado suspiro al ver que no sería tomado en serio por su Hyung.

—Es más, un dos por uno. Es una buena oferta. —La sonrisa se plantó en Jae. Por fin dormiría sin preocupaciones.

—Hyung, yo no...

—Que te parece un regalo de cumpleaños suena mejor y te quedas con am...

Youngjae estaba estresado por las palabras incoherentes del mayor. En serio añoraba un pequeño que le hiciese compañía.

—Un bebé. Quiero un hijo Hyung.

La seriedad inundó la situación. Incluso al disparatado Jaebum.

—Solo me ayudarias a tenerlo... No te harías cargo de el... Yo...

Su lengua chasqueo antes de recorrer su vucalidad para dibalizar soltando el aire.

Ni siquiera debía pensar dos veces su respuesta.

—No cuentes conmigo para ello.

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Tierra tragame y escupeme en el concierto de GOT7 en México ;-;