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Después de la gran borrachera en casa de Mark, Jinyoung había estado evitando a Im.

Lo recordaba todo. Absolutamente todo.

¿Que carajo estaba pensando al besar al estúpido y sensual Jaebum?

Había sido un beso urgido, ya bastante no tenía sexo, y parecía que su cuerpo lo necesitaba. Y por ello reaccionó de aquella calenturienta forma.

Estrés sexual. Eso debía ser.

En la madrugada de ese día la resaca fue una mierda. El dolor de cabeza era inaguantable, podía sentir sus venas punzar en su frente. Los pequeños rayos violetas difuminado en un claro rosado apuntaban que pronto amaneceria.

Lo primero que se presentó en su mente fue, "¿El que sucedió anoche?"

Pero todo unió hilos al tener varios factores en la escena del crimen.

Uno, las latas de cervezas tiradas por toda la estancia.

Y dos, una reciente intromisión sobre su cintura...

Al voltear para identificar el agarre...

Jaebum se encontraba acostado a su lado en el sillón de los Wang, ambos de una forma clásica como si fuesen dos juveniles universitarios o dos recién casados desbordando su amor en una cucharita.

Click.

Todo se relaciono hilo por hilo la memoria de la noche anterior volvió a Jinyoung.

Había tenido una escena elevada de tono con su compañero laboral frente a sus amigos. De alguna manera agradecía que Jackson y Yugyeom tuviesen pésimo aguante al alcohol, si no ellos le recalcarian ello hasta su lecho de muerte.

El departamento no era lejano al suyo, sólo unas calles y llegaría. No lo pensó mucho y tomó a su hija en brazos y huyó de ahí, no sabía cómo serían las cosas si se quedaba ahí.

"¿Sí Jaebum le odiara por ello? ¿O si las cosas serían incómodas a partir de allí?"

Ahora sabía perfectamente lo que tenía y también el que era capaz de hacer con Im ahí con o sin alcohol.

Su cuerpo era capaz de tener relaciones sexual es con un hombre, podrá ser algo así como una calentura. Sabía cuan doloroso pero excitante podía ser tener sexo gay, al final y al cabo, antes de su relación con Jisoo tuvo un amigo de su mismo con el cual tuvo su primera curiosidad hetero.

Pero terminó mal, perdió a su amigo gracias a la incomodidad entre ambos.

Jisoo le sacó de su hoyo, le dio alas y le enseño a volar por los cielos con sólo revolotean su corazón al verla sonreír.

Era por ella que no se permitía amar a alguien más. Ambos tenían promesas. Promesas que él jamás pensaría en romper... No. Ni aunque Kim ya no se encontrará con el.

Pero ahora con semanas de sacarle la vuelta a Im, le extrañaba. Extrañaba su estúpido humor, su incompleta y blanca sonrisa, sus pequeños ojos tal rendijas, sus dos lunares bajo su ceja, aquellos labios...

- - - -

—Jinyoung app... Oppa. —Corrigió la pequeña Im al ver en la puerta a su amiga y al chico por el cual su padre moria.

—Yeji, ¿Como estas? —Claro que había entendido lo que la de dos coletas quiso decir, estaba feliz de lo viese así, por la simple razón de que el también amaba tanto a ella como a Hyunjin como a Ryujin. Como sus hijos.

Al final... Jinyoung no lo resistió ante las ganas de volver a ver a Jae.

—¿Está tu papá?

La pequeña asintió y se apuntó a un pequeño espacio que pudo reconocer como la cocina. A partir de ahí Ryujin y Yeji desaparecieron de su vista y fueron a la sala de estar.

Se fue acercando paso a paso hasta el lugar indicado.

La voz de Im hablando le daba a entender que estaba en una llamada.
Se fue acercando un poco más hasta llegar a la entrada, y lo último sospechado se esfumó pues visualizo a alguien más con el alto...

Era guapo. Con una gran sonrisa en sus labios, este usaba ropas lindas. Podía apostar que la sonrisa de aquel chico era capaz de opacar al sol.

Pero lo único opacado fue su felicidad al escucharlo.

—Jaebum, ayúdame a tener un hijo.

Todo se derrumbó dentro de él.

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