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—¿Y que se supone que haces aquí?

Jennie le había seguido llevandolo del trabajo al edificio toda la semana, y pese a que ambos vivian en el mismo edificio de departamentos, aún no había de que vivía.

—¿Vivo mi vida? —El sarcasmo no hizo falta. Jae rodó los ojos y miró de nuevo la ventana.

El perfil de Jae para ella era inexplicable... Masculino, fino, frío... Era una obra de colores elegidos con severo detalle.

—Firmé para modelar una temporada en una revista... Y no quiero ver a Jongin un buen tiempo.

—Pfff. —Burló el mayor.

El auto se detuvo por el color rojo del semaforo, su mirada quedó enganchada en el puesto frente a el. Era uno pequeño lleno de frutas y golosinas en brocheta cubiertas o no por chocolate de todos tipos.

—A Jin le encantan esas cosas. —Dijo su pensamiento sin tener razón de sí.

Sonrió al recordar al castaño derretir el chocolate para comerlo con fresas...

—¿Jin?

Jennie se vio confundida...

—Si, el siempre le da a Ryujin pero siempre deja la fresa y me la da a mi, es muy... —Su pequeña siempre iba hacia el con su boca cubierta de chocolate y una gran sonrisa al entregarle la fruta. Y Jinyoung solo se reía de ellos...

El auto se movió al igual que su razón...

Ya no debía hablar de ello. Ellos no eran nadie para el y ni el para ellos... Sintió en el fondo no debía recordarlos que ni siquiera pensarlos... ellos no volverían a su lado y su vida debía continuar... No por el. Si no por los mellizos.

—Olvida lo que dije.

Kim no dejaba pasar sus reacciones. Haber pasado de felicidad inata a la seriedad debido a un recuerdo era raro... Pero decidió no adentrarse en el tema. No era su asunto.

—¿Y con quien más estado en contacto de los chicos? —Preguntó deseando tener respuesta a sus antiguos amigos de los cuales sólo tenía contacto con dos... Bueno ahora tres.

Jae regresó su vista a ella.
—Aún habló con Seulgi, Youngjae.

—¿Cuál de los dos? —Preguntó antes de sacar conclusiones.

—Choi. A Yoo no le he visto desde que se fue de Seúl. —Aclaró para seguir—. Hace poco vi a Yoongi en la ciudad... Y a ti.

Jennie suspiró. Habían sido un buen grupo de amigos... Viviendo una juventud espléndidamente loca.

—¿Y Nayeon?

—¿Quién es Nayeon?

Jennie rió con el comentario sarcástico del hermano de la Im.

Jennie siguió viendo al chico, pensando en algo que tal vez le gustaría antes de volver a Corea.

—¿Cuando traseras a tus bendiciones contigo? —Preguntó antes de planear todo y comenzar a llamar.

Jae hizo los trazos de lo que haría en su cabeza. Ya extrañaba a sus dos hijos... Con travesuras, ocurrencias y todo.

Primero, tuvo que buscar una escuela elemental bilingue debido a su edad. Su única opción era una que estaba a unas calles de distancia de su trabajo donde las horas de salida de complementaban, sin embargo esta era especializada para niños asiáticos. No le había gustado del todo la idea debido al racismo, pero era lo único.

Después, los boletos de avión y el llamado de los pasaportes y visa de los niños estaba resuelto gracias a la embajada.

Lo único que faltaba eran los muebles, aunque Hyunjin y Yeji podrían dormir en su cama un tiempo.