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Habían pasado ya un mes y medio de su primera noche en la que el y Jae se habían hecho uno sólo.

La primera de todas las que ahora llevaban.

Hoy era uno de esos días en los que despertaba en brazos del de ojos refinados...

Amaba despertar antes para poder apreciarle sin nada de por medio.

Todo ese embrollo lleno de felicidad no parecía tener un trago amargo... O ello hasta que el señor Yang le informo que ni el ni su esposa podrían seguir cuidando de ninguno de sus nietos.

Dejando como último recurso inscribir a Ryu en la guardería a la que Hyunjin y Yeji acudían. Ya un mes que la pequeña acudía con regularidad, al principio fue todo un caramelo para los oídos de la niña. ¡Iría a la escuela de sus hermanos!

Sin embargo al notar que sus hermanos no estaban en su clase se entristeció un rato, a los días dejó de estarlo al haber hecho una gran cantidad de amistades.

Todo podía sonar hermoso, pero sólo era la punta del iceberg... Debajo de todas aquellas frías aguas de esperanza estaba la parte de la que Jinyoung odiaba pensar. Los gastos. Estos incrementaba de sobremanera. La renta ya estaba por los cielos, los servicios igual y era extraño pues la mayor parte del tiempo pasaba en casa de su Im. Y por supuesto ahora los pagos de la guardería.

Todo era un desastre... Pero el ver a Jaebum hacia parecer que estos desaparecían.

—¿Seguirás mirando o pedirás una nueva ronda, Durazno? —Im habló con los ojos cerrados.

Era una buena oferta, pero con trabajo podría caminar por la mañana después de anoche.
En vez de ello solo le dejo un casto beso sobre sus labios.

Y las traviesas manos del dueño de la casa ya corrían por su cintura... Debía detenerlo antes de que llegara a mayores.

—Llegaremos tarde. —Dijo al tomar distancia.

—Tu eres mi jefe. —Si ronca voz seguía con el, mientras su mirada seguía como el hombre que robaba sus suspiros tomaba su ropa interior para encaminarse a la ducha.

—No me refería al trabajo. —Dijo al salir por la puerta de la habitación.

Im frunció el ceño. Debía despertar a los tres pequeños que descansaban en los brazos de morfeo. Encaminandose ya con la mínima ropa puesta, abrió la puerta del dormitorio.

Las dos camas individuales estaban juntas para que los tres retoños pudieran dormir más cómodos.

—Papá Jae... —Susurro la más pequeña extendiendo sus bracitos desde el medio de Yeji y Hyunjin.
Acatando la orden, Im levantó a la pequeña en sus brazos. No sabía cómo Ryujin dormía con esas bestias tan cómodamente.

Hyunjin dormía con un río seco de baba por su mejilla y hecho bolita boca abajo con sus glúteos elevados...

Mientras Yeji chupaba su dedo, que por seguro ya debía estar arrugado como pasa. Sus brazos extendidos a los lados y sus piernas en rotación cada tiempo.

—Ryujin, ¿quieres jugarles una pequeña bromilla?

Oh claro, que al escuchar "Jugar" ya estaba asintiendo.

Al salir con sus ropas de trabajo se dirigió hacia el comedor, donde no pensó en encontrar a dos pequeños cubiertos de crema batida por el rostro

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Al salir con sus ropas de trabajo se dirigió hacia el comedor, donde no pensó en encontrar a dos pequeños cubiertos de crema batida por el rostro...

—¡Jin Hyung, hemos dormido sesenta años!

—Papá ahora, se ve más joven que nosotros, Jinnie...

Im Jaebum y Park Ryujin reían bajo al verlos caer en aquella estupidez.

"Durmieron por sesenta años... Justo cuando encontré la fuente de la juventud"

—¡Dinos donde esta!

—Solo si Jinyoung me besa... —Muy tarde pues ya se cumplía el decreto. —Esta en su cereal ahora desayunen.

Jinyoung rio, Jaebum era un niño pequeño al igual que los tres presentes.

—Apurense llegaremos tarde. —Las prisas de Im después de arreglarse hacían que los niños se apuraran.

Jinyoung los cuidaba de que djaran todo en su lugar, Hyunjin y Ryujin salieron disparados hacia el conductor. Pero Yeji caminaba despacio...

—¿Qué pasa, princesa? —Preguntó Park al verla decaída.

—Ryunnie puede llamar a Papá, Papá Jae. Pero nosotros no podemos llamarlo Papá Jinnie...

Un latido resonó por todo el cuerpo de Jinyoung llenando de ternura por la Im...

—Claro que puedes Yeji. Tu y Hyunjin son mis niños también...

Lo próximo que sintió fue como dos pequeños brazos lo apretaba con fuerza.

—Te quiero Papá Jin.

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Adivinen a quien por andar con sus cosas se le olvido comprar el material de su práctica :)

Maratón 3/3

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