Porque cualquier padre quiere ser el hogar de su hijo.
Dos padres solteros.
Dos diferentes situaciones.
Pero son sin duda los mejores para sus retoños.
Y... ¿También los mejores el uno para el otro?
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💎Capítulos cortos
💎Aparición de otros gru...
—¿Papá? —La niña iba en asiento de atrás del auto, con su cinturon abrochado y en una de sus manos una libreta donde su padre creía que coloreaba, y en la otra el celular del último.
—¿Si cielo? —El mayor no despegaba su vista del camino.
—¿Podemos visitar a Sunggie, Lixie y Chaewonnie?
Ella no quitaba su vista del teléfono intentando copiar algo.
—Claro. Podemos invitarlos a jugar.
Lia dio una sonrisa que podía hacerle frente a la del gato rison. Todo iba de acuerdo al plan.
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Lo primero que salió de los labios de los mellizos al pisar el enorme edificio fue, Wow.
Si bien por fuera el edificio era tan mounstruoso como los demás en la ciudad, por dentro lucía tal y como una joya. Cada detalle más precioso que el anterior.
Los llamativos colores bien convinados lograban un efecto excéntrico pero elegante. Los tres siguieron a la castaña por el inmenso local. Desde subir varios pisos por el elevador hasta un enorme cantidad de pasillos que les recordaba a los laberintos.
Al llegar al dichoso lugar la pequeña puerta los condujo hasta el enorme estudio fotográfico.
—Lindo, ¿verdad?
Los ojos de los dos retoños estaban iluminados de ilusión. El lugar era fantástico... Como un paraíso para hacer travesuras para un niño... Sin embargo a Yeji y Hyunjin les llamaba la curiosidad de todo en el lugar.
¿Pará qué era cada cosa? ¿Que hacía cada quien? ¿Por qué tantas cámaras? ¿Por qué tantas luces? ¿Por qué había mucha ropa?
Jaebum podía decir que se sentía fuera de lugar tal y como en el pasado, al ver un sin fin de cosas lujosas y caras, que tal vez costarán su sueldo anual.
Un séquito de mujeres tomó a Jennie sin explicar de un momento a otro, hacia un cuarto complementario.
—Esperen aquí. Saldré en un momento. —Fue lo último que dijo antes de cerrar la puerta.
Jaebum y sus niños quedaron solos en un rincón. Ls estrellas parecían haberse caído sobre los ojos de Hyunjin y Yeji, pues brillaban como nunca, como si ese brillo jamás se fuese a extinguir. Ese brillo que quería ver en sus ojos toda su vida.
Ambos veían todo y a todos, unas personas más diferentes, refinadas o extrafalarias a otras. Y se emocionaba aún más al ver cómo las personas se detenían a devolverles la sonrisa.
—¿Noona va a tomarse fotos en la pared verde? —Preguntó Hyunjin con inquietudes.
—Esa pared puede poner cualquier cosa detrás de Jennie.
—¿Cómo? —Se sorprendió la niña al escucharlo.
—La cámara envía las fotos a... —Jae busco por el lugar la computadora y la apuntó—. Aquella computadora y ahí le pueden cambiar todo lo verde a otra cosa.