Capítulo 9

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Saga

Estuve corriendo lo más rápido que podía colina abajo, Sal iba atrás de mí. No comprendía muy bien por qué iba conmigo, pero no podía parar a discutir con él, había un asunto de vida o muerte que debía atender primero

— Jera...aguanta...voy en camino... — murmuré entre jadeos

— Saga... — giré la cabeza sin dejar de mirar el camino, como señal de que lo oía — ¿hueles eso...?

— Ya estamos cerca... ¡ah! — me detuve de golpe cuando supe a que se refería.

— Saga...

— ¡No!

El olor a la sangre me había llegado de golpe. Sabía exactamente lo que iba a decir Sal, pero me negaba a escucharlo, me negaba a aceptar que mi peor pesadilla se había vuelto realidad. Me eché a correr hasta llegar a mi hogar. Me quedé sin palabras.

Por un momento sentí que mi corazón se había detenido. Breogan había hecho de las suyas por ordenes de Ciro. Y en un segundo...me invadió una ira que no fui capaz de controlar, asique me lancé a atacar sin siquiera tener un plan; Sal intentó detenerme, pero fue inútil.

— ¡Saga espera! — gritó Sal — Breogan... argh...

Al voltearme, vi a Breogan inmovilizando a Sal, y la expresión de miedo en el rostro de este.

— ¡Sal!

— Saga... ve por Jera...

— Pero...

— No hace falta que desperdicies el tiempo en eso.... — dijo Breogan fríamente — ya me he encargado de ella...

No quería creerle; le tomé la palabra a Sal, y corrí hacia la guarida, pero me detuve a mitad del camino. Ver a 3 de mis cachorros amontonados como basura sobre un charco de sangre me partía el alma. Tenía miedo de asomarme a la guarida <<quizás...ya no queda nadie...>>. No podía oler a nadie allí dentro, solo el olor vestigial de lo que hubo alguna vez.

No quería perder más la compostura, quería aullar en memoria de mi familia cruelmente asesinados. Jera no estaba por ningún lado, y el olor a sangre era tan fuerte, que bloqueó mi capacidad de oler, y así buscar a los demás.

Solo quería hacer una cosa, quería matar a Breogan, quería vengarme de Ciro. Pero no podía, hacerlo me convertiría en una criatura igual o peor a ellos. Miré a Breogan y dije entre dientes gruñendo con todas mis fuerzas.

— Lárgate de una maldita vez... — por dentro estaba destrozado — suelta a Sal...y déjanos en paz — Breogan... — él volteó lentamente — dile a Ciro...que nunca lo perdonaré...y que ya no soy mas su hermano...

Breogan no contestó ni una palabra, y se fue pacíficamente, como si nada hubiera pasado.

Sal se acercó a mí lentamente con ojos compasivos

— Saga... — sentía que no podía mirarlo a la cara.

— Lo siento Sal... debí haberte hablado sobre esto... en el fondo sabía que esto podía pasar...pero aun así quise continuar...y terminé perdiendo más de lo que había ganado...

— Amigo...busquemos a Jera, esperemos que esté bien... — me levanté sin decir una palabra — Saga...

Por un momento dejé de oír lo que ocurría a mi alrededor, vi que Sal me hablaba, pero no podía escuchar sus palabras, solo podía pensar en que quería encontrar a Jera con vida. Pero no fue así.

No pude contenerme más, y ante la vista de todo el bosque, di un aullido, tan fuerte y tan largo, que en él iba todo mi dolor y mi tristeza por haber perdido a mi amada familia. Me sentía débil, inservible, y culpable por no haberlos protegido como debía.

— Jera...perdóname...no pude protegerlos... — le dije al cuerpo de la loba que había sido el amor de mi vida y luego la madre de mis hijos — yo... estoy seguro de que cuidarás bien de nuestros hijos en donde quiera que estén... — me apretujé junto a ella por un breve momento, era como si al hacerlo ella volvería a levantarse. Pero debía ser realista.

— ¡Saga! — oí que llamó Sal — ¡Saga, ven rápido!

Me sentía totalmente desanimado, no quería separarme de Jera, asique solo me dediqué a mirarlo desde lo lejos. Luego de llamarme, Sal se puso a escarbar en la guarida algo impaciente.

— Sal... ¿Qué haces...? ya déjalo así por favor.... Puedes irte si quieres...no tengo problemas con eso... — él seguía cavando, y por un momento dude si me había oído.

— ¡¿Estás loco?! ¡no abandonaré a mi amigo en una situación como esta...! — creí haber oído que dijo algo mas, pero cuando lo miré ya estaba dentro de la guarida.

— Que voy a hacer sin ustedes... no quiero iniciar de nuevo. No quiero otra familia... — murmuraba como si Jera me escuchara.

— ¡Saga! — llamó Sal desde dentro de la guarida — ¡ven rápido, tienes que ver esto!

Estaba resignado, y me limité a sacar conclusiones solo con lo que estaba viendo. No me sentía con la fuerza suficiente como para levantarme, ni con la suficiente voluntad como para dejarla allí <<no quiero separarme de ella...>>. Sal apareció corriendo desde la guarida y paró junto a mí.

— ¡Saga...! — se interrumpió a si mismo, y cambió su tono de voz — amigo... no puedes hacer nada por ella, debes dejarla ir...

— Yo... yo... no quiero... no puedo... lo eran todo para mi... ¿qué se supone que voy a hacer después de esto?

— Saga, escucha. Soy tu amigo, y no me importa que no hayas querido contarme sobre tu camada, y aunque no puedo sentir el dolor por el que estas pasando...yo...uh...no se que decirte realmente...lo siento

— Mh... — esbocé una levísima risa — no importa...gracias de todos modos...

— Anda, ven conmigo...hay algo importante que debes ver...

Entre lobos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora