Tyler
El día había llegado. Ya era el día en el que los jóvenes de las cuatro manadas tomarían su camino, y decidirían si quedarse en su manada natal, o irse a otra. Aunque también estaba la opción de no escoger ninguna.
Estaba un poco preocupado. Luego de decirle a Kaila todo lo que me pasaba, pareció molestarse más, y no la he visto desde ese día.
— Miren al pobre lobo... — apareció Tommen hablando con sarcasmo — tan preocupado por no ver a su queridísima loba que no sabe que hacer...
— ja ja ja... — dije en tono serio — no te había visto en días ¿Qué haces aquí?
— Encontré esto por ahí. Creo que es tuyo. — miré a su alrededor. No había nada.
— ¿Y eso es...? — pensé que estaba jodiéndome como casi siempre.
— ¡He, mocoso! — me sorprendió que dijera eso. — ¡No estoy de humor para cachorros!
— ¿Cachorros? — entonces lo entendí — no puede ser...
— Hola...
— Por qué demonios estás fuera otra vez... — lo reprendí. — el que mamá ya no esté no significa que puedas salir a donde se te de la gana.
— Pero tenía hambre. Y papá se tardó mucho. Quería cazar algo.
— Papá hace lo que puede para criarte. Además, aún eres muy pequeño para hacer estas cosas. — no dejaba de mirarme con rebeldía. Era algo gracioso, pero debía ser duro con él si no quería que tuviera esa actitud mas adelante.
— Papá solo me cuida porque se lo prometió a mamá.
— Escúchame bien, Shaya. — me incliné un poco — el que mamá haya muerto, no significa que puedas ir de un lugar a otro por tu cuenta. Y tampoco significa que puedes valerte por tu propia cuenta. ¿Te quedó claro?
— Pero...
—¿Te quedó claro? — miré por el rabillo del ojo a Tommen. Parecía divertido con todo eso. Volví a mirar a Shaya — andando, papá debe estar preocupado porque no estás.
—
Bien...
Llevé a Shaya de vuelta a la guarida de Torel. Shaya caminaba con la cabeza gacha en frente mío, y Tommen caminaba a mi lado.
— Ha sido duro para el pequeño.
— Lo sé. Pero si nadie le dice nada, será rebelde, y se meterá en problemas.
— Temes que no pueda convivir con la manada.
— Si.
Tommen se atravesó en mi camino, y me hizo para. Su mirada era seria, y un poco molesta.
— Eso solo dice que ya sabes lo que harás — desvié la mirada — cuándo planeabas decírselo a alguien.
— ¿Y a quién se lo debería haber dicho...?
— A mi quizás. A torel... O a Kaila. — no respondí, e intenté seguir caminando — está enojada porque no quisiste decírselo.
— Ya basta ¿si? No seguiré tocando el tema. Ahora solo llevaré a Shaya con Torel.
Tommen no continuó caminando con nosotros. Solo me dedicó una mirada de decepción, y se marchó sin decir nada.
Seguí caminando con Shaya en completo silencio hasta llegar a la guarida, en donde Torel estaba, al parecer buscando por los alrededores.
— Espero que tengas una buena explicación. — le murmuré. Shaya pareció ponerse nervioso. — Adelante. Hola, papá — dije para llamar su atención.
— En dónde demonios estabas... — dijo molesto.
— Yo... Ah... Estaba... — sentí pena por mi pobre hermanito. Y las reprimendas de Torel eran mucho más severas que las que yo podía hacer. Así que...
— Estaba de paso y... Lo llevé conmigo a dar una vuelta — le dije — lo siento, pensé que estaba solo. — Torel resopló resignado.
— Está bien. — miró a Shaya — ve adentro. — Shaya obedeció.
— ¿Estás bien?
— ¿Listo para esta noche? — desvió mi pregunta.
— Sí... Lo estoy...
— ¿Pasa algo? — negué con la cabeza.
— Solo estoy nervioso...— No lo estés. Recuerda que sea lo que sea que hagas, estará bien para mí.
— Bien... — Torel volvió hacia la guarida.
— Volvió a salir solo ¿verdad?
— No seas tan duro con él — le dije — aún no supera bien la muerte de mamá...
— Tampoco yo... — se sonrió.
— Bueno... Nos vemos en la noche...
— Nos vemos...
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Entre lobos...
General FictionSer lobo puede ser complicado si no sigues las reglas de la manada. Sobre todo, si el haber nacido rompió una de ellas. luego de perder a la mitad de su familia, Saga, el padre los cachorros, dará todo de sí mismo para que los lobeznos sobrevivient...