Capítulo 34

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Saga

La lluvia no daba tregua, me encontraba lejos de la guarida, y mi estado había empeorado de un momento a otro. <<Esto es malo...>>, pensaba mientras apretaba los dientes para soportar el dolor - <<no importa cuánto intente ocultarlo... ellos se darán cuenta de esto...>>

Podía soportar una cierta cantidad de pasos antes de caer de dolor y cansancio; me costaba mucho respirar, y era doloroso tomar aire.

— Hehe...he... supongo que... no pasaré el invierno... lo siento chicos... pero me temo que ya no podré verlos crecer por más tiempo... — dije mirando a la nada.

— Te ves realmente mal...

— Hola...Sal... ¿Cómo estás? — pregunte ingenuamente

— Ciertamente mucho mejor que tú... — se burló — ¿necesitas ayuda, amigo?

— Estoy bien... solo...necesito descansar un momento...

— Eso no es lo que Ciro cree... — dijo — me ordenó que te vigilara...

— Igual que a un cachorro... — me mofé.

Sal se puso a mi lado y ayudo a levantarme, dejando que parte de mi cuerpo se cargara en el suyo. Eso aminoró bastante la fuerza que debía realizar, y junto con eso, disminuyó el dolor de caminar.

— No habías tenido problemas en seis lunas...

— No creí que sobreviviera en esas seis lunas... — respondí.

Gracias a Sal, pude llegar a la guarida sin mucho problema.

— ¡Papá!

— Hanna, Henno — miré a mi alrededor — ¿en dónde están Coddy y Liv?

— ¡Ya estamos aquí...! — exclamó Coddy al entrar junto con Liv.

— Lleva rato lloviendo — comencé — ¿en dónde estaban?

— Donde siempre — respondió Liv — tardamos porque... ah...

— No encontrábamos el camino. Y un lobo llamado Tommen nos guió hasta cierto punto y...

— ¿Tommen?

— Es un lobo solitario que llegó por el invierno — dijo Liv — estábamos hablando con él cuando la tormenta comenzó.

— Sé quien es... no hay problema — me salió un ligero gemido en cuanto me recosté.

— Oye... ¿estás bien? — preguntó Coddy.

— ¿Saga? — dijo Sal preocupado.

— Estoy bien... — respondí — anda Sal... debes volver a tu guardia antes de que la tormenta se vuelva peor. – Sal me miró un momento a los ojos.

— Claro... ya es hora. Nos vemos chicos. — dijo volteándose para salir — gusto en verlos. — volteó a verme — cuídate amigo...

— Ten cuidado al volver — le dije desviando el tema, y Sal salió riendo ligeramente de la guarida.

— Papá... ¿de verdad estás bien? — preguntó Liv recostándose en frente mío pegando su nariz con la mía.

— Estoy bien, estrellita... — le mentí — solo estoy un poco cansado. Es todo... 

Entre lobos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora