Capítulo 28

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Saga

A Coddy siempre le molestó que hablaran sobre su apariencia, y esta vez Henno había ido muy lejos. Coddy se levantó, erizó el lomo y comenzó a gruñirle.

— Repítelo o retíralo... escoge ahora...

Si algo tenía Henno, era que no se retractaba, y cuando discutía con alguien nunca daba su pata a torcer por nada ni por nadie.

— ¿Que acaso nunca te has visto en el agua...? — dijo desafiante. De seguro Lena se preocupa por ti por que le das lástima...

— ¡Henno! – gritó Liv, pero ya estaba hecho, y Coddy no se resistió más.

Coddy se lanzó furioso sobre Henno, y ambos comenzaron a pelear como nunca lo habían hecho antes; esto ya no era una simple pelea de "retráctate o no te soltaré", esto iba en serio. Ambos rodaron hasta salir de la guarida bajo la lluvia.

La situación se había vuelto grave. Me levanté y me dirigí hacia ellos, me abalancé sobre ellos inmovilizándolos con una pata sobre cada uno, mientras les gruñía fuertemente.

— Ya es suficiente... — dije sin dejar que se levantaran – se comportan como cachorros...

— Henno fue quien...

— ¡Calla! – grité – ya están cerca de ser adultos... si continúan así, lo único que lograrán es llevarse a sí mismos a su propio final. – miré a Coddy – la intolerancia saca lo peor de uno, y el enojo te ciega de lo que sea que tengas en frente... como a tu propio hermano... — miré a Henno – la arrogancia será tu perdición, sea cual sea el camino que tomes... aprende a callar o a darte cuenta de cuándo estas equivocado...

Hanna y Liv nos miraban desde la guarida; ninguno de ellos me había visto reaccionar de tal manera, pues nunca había tenido la necesidad de recurrir a esto para darles una lección. Era difícil actuar así con ellos, pero sabía que era lo correcto. Y cuando comenzaron a gemir, dejé que se pusieran de pie.

Por alguna razón, esperaba que alguno de los dos comenzara a gruñirme intentando desafiarme. Pero no fue así, ambos bajaron la mirada, las orejas y la cola, mostrándose sumisos ante mí.

— Entren cuando ya tengan la cabeza fría...si escucho un solo gruñido...ambos dormirán afuera esa noche – advertí.

— Si señor... — dijeron ambos al mismo tiempo.

Ambos se quedaron parados en donde estaban, mientras yo caminaba de vuelta a la guarida. Hanna y Liv se apartaron en total silencio para dejarme pasar; y en cuanto me recosté nuevamente, sentí que Coddy y Henno entraban sigilosamente a la guarida.

Entre lobos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora