Entre lobos...

Capítulo 102

Tyler

Junto a Kaila caminamos de vuelta a donde estábamos, y de paso, cacé una liebre.

— ¿Cree que ese lobo se salve? — emití un ruido inentendible, ya que no podía hablar con la liebre entre los dientes — Su herida era muy profunda y se veía que perdió mucha sangre.

— ¿Quién perdió mucha sangre? — apareció Torel — ¿Alguien está herido?

— Un lobo de la manada del Norte... — dije bajando la liebre — Un oso atacó la guarida de Liv y otro de los jóvenes la defendió, pero resultó herido.

— Lo más probable es que muera en poco tiempo. A menos que ocurra un milagro y sobreviva. Supongo que depende de su resistencia.

— Bueno...se veía que era un lobo bastante grande y fuerte... — dijo Kaila.

— Entonces es posible que resista, siempre y cuando no pase frío.

– Liv estaba junto a él.

— Solo el tiempo dirá lo que ocurra con ese joven. Pobre.

Me pareció curioso que no dijera nada sobre que Kaila estuviera en el territorio. Pero no quise decir nada al respecto.

Luego de un momento de conversación sobre el tema de la manada del Norte, Torel siguió su camino, dejándonos solos nuevamente.

— Tal parece que no le importa que yo esté aquí...

— De seguro ya sabía que andabas por aquí. Pero así es Torel. Si no afecta a la manada, entonces no tiene importancia.

— Ojalá el alfa de mi manada fuera como él.

Sentí curiosidad, yo ya le había hablado mucho de mí a Kaila; de la manada, mis padres, amigos, lo que pienso, como me siento... Hasta de mi pasado antes de llegar a donde estaba parado. Pero ella no me hablaba mucho de su hogar, o de quienes son sus amigos, o su manada, o como se siente. Apenas si había logrado sacrale el que Tommen era su padre.

— ¿Sabes qué haré cuando nos presenten ante las manadas? — preguntó recostada conmigo bajo la sombre de un árbol.

— ¿Qué harás...? — pregunté un poco interesado.

— Le pediré a Torel que me acepte en esta manada — me acarició con su cabeza bajo mi cuello — y así estaremos juntos todo el tiempo...

— Eso...sería genial... — Kaila notó la falta de entusiasmo.

— ¿Ya vas a decirme lo que te pasa? — parecía un poco molesta.

No podía negarle nada. Además, todos saben que no debes meterte con una loba que está molesta.