Capítulo 18

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Liv

Durante todo el camino hacia la guarida de Rissa, papá parecía muy distraído. Cuando le intentaba hablar, no me respondía y solo seguía caminando.

— Papá... — nada, solo caminaba con la mirada perdida.

— Olvídalo Liv — dijo Coddy — está hundido pensando en quién sabe qué...

— Mira, ahí está Rissa... — miré a papá — ¿no deberías caminar más lento? Oye... ¡papá!

— ¿Qué sucede...?

— ¿Estás bien?

— Si...si, claro — me sonrió, pero era una sonrisa falsa — no te preocupes por mí.

Cómo no iba a preocuparme, si mi padre, quien desde que nacimos era animado y siempre estaba junto a nosotros con ganas de jugar todo el tiempo ya no estaba.

Rissa nos esperaba parada tranquilamente fuera de su guarida, aunque con una mirada de preocupación. Al llegar, papá sacudió su cabeza y cambió la expresión de su rostro, saludó a Rissa, y se dirigió hacia nosotros inclinándose.

— Bien chicos, volveré por ustedes en cuanto acabe la cacería.

— Si volverás. ¿verdad? — pregunte con un hilo de voz. Los ojos de papá brillaron de una forma que no había visto.

— Claro que si, Liv — murmuró y me lamió la frente. — prometo que volveré en cuanto acabe la cacería — carraspeó la garganta — cuídalos, Rissa.

— Creo que olvidas con quien hablas — se rió sarcásticamente y le mostró una sonrisa burlona. — los cuidaré como a los míos, ya verás.

— Ya lo creo... bueno, ya me voy.

Vimos cómo papá se alejaba corriendo sin mirar atrás, y luego se perdió entre los arboles.

— Bien pequeño, entren...ya es hora de comer.

En cuanto entramos a la guarida de Rissa, podía sentir el calor, al igual que podía oír las risas de cachorros jugando felizmente. Era lo que teníamos antes de que mamá y mis otros hermanos murieran. Los cachorros de Rissa eran un poco más grandes que todos nosotros, pero solo de porte. Y en cuanto nos vieron dejaron de jugar y se acercaron a nosotros con curiosidad.

— ¡hola, me llamo Lena! — dijo luego de olfatearme

— Ah...um... yo soy Liv — le respondí con inseguridad.

— Pequeños... ellos son mis hijos, Lena, Unan, Zyner y Sansa — nos dijo — hijos míos, ellos son los hijos de Saga, el hermano de su padre. Ellos se quedarán mientras Saga va de cacería. Ellos son Hanna, Henno, Coddy y Liv — nos presentó ella

Rissa se recostó al fondo de la guarida y nos llamó para comer. Sus cachorros fueron los primeros en correr hacia ella, y nosotros caminamos con precaución.

Como Rissa tenía ocho pezones, alcanzaba para que todos pudiéramos comer. Sus cachorros tomaron pezones al azar, por lo que tuvimos que mezclarnos para comer. Lena, yo, Hanna, Unan, Sansa, Henno, Coddy y Zyner. Aunque estos dos últimos no parecieron llevarse bien, apenas se juntaron, Zyner comenzó a quejarse de que Coddy ocupaba mucho espacio, y otras cosas.

— ¡Déjame comer en paz! — exclamó Zyner

— ¡He tenido cuidado, no es mi culpa que seas aún más grande que yo!

— ¡Eso es porque soy un alfa de buena familia! No como tú o tus hermanos... ¿Cómo planean vivir solo con un padre?

— ¡Suficiente, Zyner! — dijo Rissa en voz fuerte — ya es de noche, a dormir... ahora.

Los cachorros de Rissa acabaron durmiendo de un lado de ella, y nosotros del otro.

La noche había caído hace ya mucho tiempo, y ni papá ni ningún otro lobo parecía llegar. Rissa parecía estar pensando en lo mismo, porque al igual que yo, miraba hacia el exterior.

— ¿En dónde está? — murmuré

— No temas pequeña, confía en que volverá por ustedes. Si él los ama...no morirá tan fácilmente...

— ¡Mira, ahí! — vi algo aproximarse — ¿por qué está...? — sentí que mi corazón se apretaba...

Entre lobos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora