Capítulo 24

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Tyler

Luego de la cacería, nos disponíamos a ir a casa junto con papá; pero a Lala se le ocurrió comenzar a correr como cervatillo recién nacido diciendo que la atraparan. Le dije a Torel que yo iría por ella y que luego volveríamos.

— ¡A que no me atrapas! — gritaba riendo

— ¡Maldita sea, Lala! ¡regresa de una vez!

— ¡jajajaja! — saltó sobre unos arbustos y la perdí de vista.

— ¡No te alejes mucho! ¡hey, recuerda que papá...! — me detuve de golpe junto a Lala.

Me quedé paralizado por lo que veía, nunca había visto a lobos de otra manada que no fuera la de los lobos del Sur. Frente a nosotros, había una joven loba de pelaje negro con una estrella en la frente, y junto a ella estaba un lobo que ya conocía, y que nuca iba a olvidar. <<papá...>>.

— Mira...son lobos de la manda del Sur — dijo la loba.

— Liv... los lobos de otras manadas no son diferentes a nosotros

— ¿Liv? — la recordé — ¿tu nombre es Liv?

— Si... y tú eres... — ella no me reconocía.

— Soy Ty... — me interrumpí, no podía decirle que mi nombre era Tyler, ahora era otro lobo — soy... soy Sura, ese es mi nombre

— Oh, bueno...yo soy Liv, y él es mi padre, Saga. — al verlo con mas detenimiento, noté esa cicatriz que pasaba por sobre su ojo izquierdo.

— ¿Qué te pasó en el ojo?

— Es lo que pasa cuando existe discordia en el equipo de caza, muchacho — <<"muchacho", él no me reconoce...Liv tampoco>> — y qué hay de tu pata, ¿Cómo llego ahí semejante cicatriz?

— Me atacó una bestia... — el se mofó con una ligera risa.

— No existen las bestias, muchacho – por alguna razón eso me molestó

— Existen cuando eres un cachorro al cual su...

— ¡Sura! — me interrumpió Lala — ya es hora de irnos — dijo, y luego miró hacia donde estaba Liv — lo siento, pero debemos irnos...

— S-si... está bien — Lala se echó a correr hasta perderse entre los arbustos, y yo la seguí con un paso más lento mientras viraba a ver a quienes antes eran mi familia, y creía muerta. Se oyó un aullido, y se fueron rápidamente.

Me fui todo el camino con la mente en blanco; no sabía que hacer << ¿los volvería a ver? ¿Se darán cuenta que soy yo? ¿Liv es la única o mis otros hermanos también viven? Tal vez Breogan nunca entró a la guarida... quizás Coddy, Hanna y Henno también están vivos... ¿cómo podría saberlo?>>. Y sin darme cuenta, llegue a casa.

Al llegar, Lala estaba con Torel, y me impacientaba el saber si le había dicho algo o no, lo mas probable era que si.

— ¿Estás bien, Sura? — preguntó Torel — Lala dice que actuaste extraño cuando hablaron con los lobos de la manada del Norte.

— Am...si, solo...estaba impresionado por...ver a lobos de otra manada...y en especial de la manada del Norte... — sin querer desvié la mirada y bajé las orejas.

— Entiendo...

Torel no insistió con el hablar sobre el tema, quizás sospechaba algo por mi forma de decirlo, o quías no. El recuerdo de mis hermanos invadió mi mente durante todo el día, recordaba todas esas veces en la que los vigilaba mientras ellos jugaban. Sentía que aún debía protegerlos como su hermano mayor.

— ¿Estás bien? — preguntó Lala — has estado actuando muy extraño desde que vimos a esos lobos. Has estado acostado toda la tarde pensando... — se acercó a mí — ¿los conoces? — la mire con sorpresa.

— A...no... no los conozco... — sentí que me había dolido el haber dicho eso. — no los conozco...

— Entonces por qué tu forma de actuar con ellos... — continuó

— ¿Podríamos dejar de hablar sobre esto?

— Solo quiero que me digas si hay algo que te molesta y...

— ¡Ya basta! — Lala se quedó en silencio — ¡que dejes el tema de una vez! — me levanté de donde estaba.

— ¡Solo quería ayudarte! — respondió enojada

— ¡Entonces déjame en paz por una vez en mi vida! — le di la espalda y comencé a caminar.

— ¡¿A dónde vas?!

— ¡Lejos de ti y de tus malditas preguntas!

Me sentía muy enfadado por razones que ni yo entendía; Lala no tenía la culpa de nada, y en el fondo lamentaba haberla tratado de esa manera. No sabía bien hacia donde me dirigía, y cuando me detuve, noté que había llegado al mismo lugar en donde los había visto. Quise permanecer hay por un momento, asique me recosté, pero sin darme cuenta me dormí justo antes del límite del territorio con el otro.

Entre lobos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora