Capítulo 81

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Liv

La tarde cayó. Y ya era tiempo de volver a la guarida.

— Que día más aburrido... — suspiré, preparándome para volver

— Ya lo creo – oír eso me sobresaltó – lo siento, no quise asustarte.

Unan se acercó hacia mí con una sonrisa bastante incómoda. Él notaba un cierto interés hacia mí, pero la verdad es que él no me interesaba en lo más mínimo. No me agradaba que fuera tan creído, posesivo, y que molestara a mi hermano. Aunque debo decir que era un lobo bastante resistente y poseía una gran fuerza, parecida a la de Breogan.

— ¿Qué haces aquí? — dije dando unos pasos atrás, a medida que él se acercaba.

— Solo quería verte — dijo sin dejar de caminar hacia mí.

— Bueno... ya lo hiciste... — él me provocaba una inseguridad que realmente odiaba sentir. — ahora debo volver a mi guarida con mi hermano.

— ¡Oh, sí! El extraño...

— Te agradecería que no te refirieras a mi hermano de esa forma — me molesté — ahora me voy, se está haciendo tarde...

— ¡Tienes razón! — dijo animado — te escoltaré para que no te pase nada en el camino. — se paró junto a mí.

— No es necesario. Puedo cuidarme sola.

— Claro que no

— He ido y venido por todos los rincones del territorio desde que tengo edad para salir de mi guarida sin compañía. Y nunca me ha pasado nada. Ahora déjame en paz — solté un gruñido, y comencé a caminar dándole la espalda.

— Aun así iré contigo — comenzó a caminar casi pegado a mí.

<<Que fastidio>>, pensé.

No tuve más opción que aceptar de mala gana la compañía de Unan hasta llegar a la guarida, en donde se encontraba Coddy, recostado en la entrada.

— ¿En dónde estuviste todo el día? Ninguno de los dos notó cuando te fuiste y... oh. — se interrumpió al verme con Unan — ya veo.

— No es lo que parece — lo miré con el ceño fruncido — créeme...

— Hola... Coddy — dijo Unan intentando parecer agradable — solo acompañé a Livy para que no le pasara nada en el camino.

— Mi nombre es Liv... — le dije mientras iba junto a Coddy.

— Bueno... gracias por el gesto. Supongo — dijo Coddy — ya puedes irte — le sonrió sarcásticamente. A Unan no pareció gustarle. — Adiós... — esperó a que se marchara.

— Sí, claro – soltó un levísimo gruñido – adiós, Liv – se despidió.

— Sí... adiós.

Una vez que Unan se marchó, entré a la guarida, y le rogué a Coddy que no comenzará con preguntas.

— Y ¿Cómo te fue con Lena? – le pregunté.

— Si tu no respondes, yo no tengo por qué hacerlo si tu no lo haces... — dijo riendo. Le sonreí.

— Puedo vivir con eso — reí. — buenas noches, hermanos.

— Buenas noches, Liv.

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