Capítulo 23

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Liv

Para estar cerca del invierno, hacia un lindo día con una temperatura agradable como para estar en la guardia toda la mañana. Me gustaba recorrer el territorio de la manada, en especial en los límites con las demás manadas.

— Aún queda tiempo antes de que empiece la cacería... papá no notará que me fui...

Terminaba de caminar por el límite con la manada del oeste y comenzaba el límite con la manada del sur, cuando algo comenzó a oírse desde lo lejos entre los arbustos; venía directo hacia mí. Al salir me sorprendió.

— Al fin te encuentro... — dijo papá — ¿qué es lo que haces...liv?

— Hola papá...

— Liv...suerte para ti que la cacería es por aquí cerca...anda, vamos... tus hermanos ya deben de haber llegado con los demás jóvenes...

— Bien...

Oí un ruido desde el territorio del sur; oía risas y jadeos que se acercaban hacia nosotros.

— ¿Oyes eso? — le dije con voz entusiasta, me volteé a ver si salía alguien de entre los arbustos — viene alguien...

— Liv... debemos irnos, ahora...

— Pero...

— Ahora... — tuve que resignarme y obedecer.

— ¡Vamos alcánzame...! ¡ja...jaja! ¡eres muy lento...! — apareció una loba casi de la misma edad que yo.

— ¡Lala...! ¡que no te alejes demasiado de nosotros! — salió otro joven lobo que parecía el mayor — ¡además, recuerda que vamos con papá y...! — se quedó quieto al vernos.

Era extraño, la forma en cómo el lobo de la manada del Sur nos miraba me hacía sentir incómoda. Era grande para su edad, y sus ojos azules estaban clavados en papá, y alternamente en mí. Estaba impactado, aunque no sabía bien de qué.

— Mira, son lobos de la manada del sur... — le dije a papá.

— Liv, los lobos de otras manadas no son distintos a nosotros...

— ¿Liv? — dijo el lobo — ¿tu nombre es Liv?

— A...si... y el tuyo es...

— Soy Ty...T — dirigió su mirada a papá — yo... soy Sura...mi nombre...es Sura — recalcó

— Oh... yo soy Liv, y él es mi padre...su nombre el Saga.

— Saga... — murmuró mirando a papá — ¿Qué te pasó en el ojo? — preguntó.

— Es lo que pasa cuando hay discordia en el equipo de cacería, muchacho. Pero supongo que te lo enseñaron hace poco ¿no? — él bajó la mirada — ¿qué te ocurrió en la pata...?

— Am...yo... — el lobo se quedó callado, como si no supiera que contestar, o tal vez tenía miedo. — yo...me atacó una bestia.

— No existen las bestias, muchacho... — se mofó respetuosamente papá. Y entonces, la mirada del chico pasó a ser de confusión, a seriedad.

— Existen cuando eres un cachorro que no tuvo...

— ¡Sura! — le gritó la loba haciéndolo callar — am... lo siento, ya... debemos irnos. Anda vamos — le dijo.

Ambos lobos se marcharon, la loba corrió rápidamente hasta perderse por entre los árboles. Y el lobo se fue más lento, cada dos o tres pasos miraba hacia atrás; con una expresión nostálgica en sus ojos, pero a papá lo miraba con una expresión completamente diferente. Hostilidad. Había algo en él que me parecía familiar, pero antes de intentar recordar, se oyó un aullido.

— Mierda... — dijo papá — deprisa, o Ciro se molestará nosotros.

— Está bien...

Ambos nos echamos a correr hacia donde estaban los demás. Al llegar, Ciro estaba esperándonos con una expresión algo tenebrosa, mientras mis hermanos nos miraban en silencio.

— No hables... — musitó papá — déjame hablar a mi...

— Llegan tarde... — dijo casi gruñendo — es la primera regla de la cacería... ¿no es así, Saga?

— Si — respondió sumisamente con las orejas y la cola gachas. — no volverá a suceder.

— Enseña a tus hijos las reglas, o lo único que lograran, será estorbar y dejar a la manada sin comer.

— Lo siento...fue mi culpa...

Me dolía ver a papá tan desecho frente a su propio hermano, y al mismo tiempo me sentí culpable por haberlo hecho pasar por eso.

Luego de que papá se disculpara, comenzó la lección para la cacería.

— Eres una imprudente... — murmuró Coddy — ¿cómo se te ocurre salir justo en este día...?

— Lo siento... ¿si? — grité en silencio — solo quería salir a caminar un momento... habríamos llegado a tiempo si no hubieran aparecido otros lobos...

— ¿Qué otros lobos?

— Aparecieron dos lobos jóvenes como nosotros del lado de...

— Oigan, por qué no discuten en otro momento... — dijo Hanna

— Nos meterán en problemas a todos... — terminó Henno

— Bien. — dijo Coddy mirándome — hablaremos después...

La cacería estuvo genial, aprendimos varias técnicas, pero debo decir que fue algo aterrador ver a animales más grandes que nosotros. Y papá demostró ser formidable en el momento de hacer caer a la presa. No veía el día en el que nosotros también pudiéramos formar parte del equipo; pero Ciro dijo que eso no iba a pasar hasta que cumpliéramos un año, y aceptaran que éramos capaces de asistir a tal cosa.

Entre lobos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora