Capítulo 20

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Tyler

El día había acabado. Había sido mi presentación ante la manada, y al terminar, Aska me mostró el resto del territorio, y conocí a los demás cachorros. Y al caer la tarde, volvimos a casa.

— ¡Sura! Ven, juguemos un poco, vamos, vamos, vamos, juega conmigo...

— Estoy cansado...quizás mañana...

— ¡Has dicho eso todo el día! — protestó Lala.

— Lala, querida... — dijo Aska – Sura aún no se ha recuperado por completo... hay que darle un poco de tiempo para que se acostumbre a su nueva vida... ¿no lo crees?

— Está bien...

— Gracias cariño, ahora vengan... ya es hora de dormir, mis pequeños hijos...

Aska se recostó y lamió nuestras cabezas con suavidad. Ambos nos acurrucamos en su esponjoso y cálido pelaje. <<nueva vida...¿eh?>>

— ¿En donde está papá? — preguntó Lala somnolienta.

— Convocó a los demás a una cacería para tener reservas para el invierno...

— ¿Cómo es el invierno? — pregunté medio dormido.

— Es la época más fría del año, los arboles del bosque pierden todas sus hojas, y se tiñe de color blanco...

— Wau... — dijimos Lala y yo asombrados por la idea

— Suena divertido — dije

— Lo es mi pequeño, pero así como es de divertido, lo es de peligroso para una manada que no se prepara...

— ¿Por qué? — le pregunté confundido

— En es época del año escasea el alimento de las presas, y estas se van a lugares en donde sí hay comida para ellas, las aves vuelan lejos hasta que vuelve la primavera, el río se congela, por lo que nuestra fuente de agua se ve reducida. Es por eso que nuestra prioridad en esta época es recolectar la cantidad suficiente como para alimentar a toda la manada mientras dure el invierno. No es la mejor comida de todas, pero nos permite volver a ver el sol de primavera y verano.

— Ya veo...

— Pero aún faltan unas lunas llenas para eso, cuando llegue el invierno ustedes ya habrán crecido un poco más... — se rio ligeramente — Ahora a dormir...mañana será otro día...

— Si... — bostecé — buenas noches... mamá...

— Duerme bien, hijo mío...

A la mañana siguiente, desperté antes que todos otra vez, y Torel ya estaba allí << ¿Qué tan tarde habrá vuelto? Luce cansado...>>. Me asomé a la entrada de la guarida, había un enorme sol que iluminaba todos los rincones mientras se asomaba por los arboles, era un espectáculo único y maravilloso; y era solo mío.

— ¿Sura? — o tal ves no...

— Ah... papá... buenos días... yo solo estaba...

— Tranquilo, tranquilo – dijo acercándose a mi — mirabas el amanecer ¿no es así?

— ¿Amanecer?

— Es esto, Sura. A la salida del sol se le llama amanecer...

— Amanecer... es muy bello ¿no lo crees?

— Claro que si... de cachorro solía verlo todas las mañanas mientras los demás dormían...

— Ya veo — dije

Entre lobos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora