Tyler
Ya estaba cerca de llegar a la guarida. Mis pensamientos estaban ocupados completamente por Kaila.
— ¡¿Oye qué haces?! — oí a Lala. Me apresuré en llegar — ¡no lo entiendo!
— ¡Lala! — le dije — ¿qué ocurre?
Me sentía desconcertado al ver a Lala de esa forma fuera de la guarida. Desde dentro, los ecos de un gruñido, que se detuvieron al momento en el que Torel llegó a la entrada.
— ¡¿Qué está pasando?! — le pregunté alterado.
— Váyanse de aquí... — gruñó bloqueándonos el paso.
— ¡¿y eso por qué?! ¡¿Qué hicimos?! — le exigí explicaciones.
— No tengo nada que explicarles... — continuó gruñendo — esta guarida se ha vuelto muy pequeña como para que continuemos viviendo todos ahí — dijo.
— ¿Qué pasará con Shaya y mamá? — preguntó Lala.
— Ese ya no es asunto suyo...
Shaya salió de la guarida escurriéndose entre las patas de Torel.
— ¡Sura...! — gritó Shaya.
— Atrás... Shaya — le dijo Torel — vuelve a dentro.
— ¡Pero mis hermanos...! — Torel le lanzó un ladrido, y Shaya se apegó a la tierra.
— No me hagas morderte... ahora vuelve adentro — Shaya nos miró alternamente. Estaba asustado.
— Oye... — dije — has lo que él dice. Todo está bien.
— No te vayas...
— Descuida... — miré a Torel — estaremos bien — dije en un tono más serio. Miré a Shaya — volveré a jugar contigo. Lo prometo. Vuelve con mamá — Shaya obedeció y volvió al interior de la guarida — vamos Lala... no podemos razonar con él... — Lala no dijo nada para oponerse, y comenzó a seguirme en silencio en cuanto comencé a caminar.
Caminamos en medio de la oscuridad del bosque, sin un lugar hacia dónde ir. A ratos miraba hacia atrás para corroborar que Lala caminaba conmigo.
— No te preocupes... — dije sin dejar de caminar — encontraremos una nueva guarida en donde quedarnos...
— Claro... — su voz sonaba muy desanimada. Debía cambiar el tema.
— ¿Sabes hacia donde se fue Tommen?
— No...
— No te desanimes, Lala. Ya verás que todo mejorará — le dije.
— Está bien... — respondió.
— ¿Se puede saber qué hacen por aquí?
— ¡Tommen! — era justo a quien necesitaba — Papá no echó de la guarida...
— Felicidades — dijo. — ¿y ahora?
— No sabemos que hacer — dijo Lala.
— Descuida. Solo deben encontrar otro lugar para vivir. No es la gran cosa. Después de todo, cuando los jóvenes son echados de su guarida por sus padres, eso significa que ya son prácticamente adultos.
— ¿Dices que papá sabe que estaremos bien? — preguntó Lala.
— Así es ¿saben a dónde ir ahora? – nos negamos con la cabeza — vengan, se dónde pasar la noche.
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Entre lobos...
General FictionSer lobo puede ser complicado si no sigues las reglas de la manada. Sobre todo, si el haber nacido rompió una de ellas. luego de perder a la mitad de su familia, Saga, el padre los cachorros, dará todo de sí mismo para que los lobeznos sobrevivient...