28. Villa, a veces te odio

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Isaza propuso que fuéramos a una heladería muy pintoresca que había visto hace unos días mientras todos paseabamos por el pueblo. Pedí un helado triple de lúcuma, el señor que atendía me indico que podía elegir tres sabores pero insistí en que solo quería lúcuma, los chicos me miraban divertidos y hacían bromas acerca de mi elección. Nos sentamos en una plaza cercana a la heladería, los días han sido maravillosos, el clima nos acompañaba y los buenos momentos no faltaban. A lo lejos ví a Samuel, el chico que conocí hace unos días en el resto bar, cruzamos miradas por un segundo y me hizo señas para que me acercara, les dije a los chicos que volvía enseguida y me encamine hacia el. Llevaba unos shorts y una polera bastante larga, su estilo era muy parecido al de Martín, sus lentes de sol descansaban en su enrulado cabello y me miraba con una sonrisa encantadora.

- (Julieta): Hola - dije sonriente -

- (Samuel): Hola, que sorpresa verte.

- (Julieta): ¿Por qué? Te dije que nos quedaremos dos semanas.

- (Samuel): si, ya sé pero no te he visto en días.

- (Julieta): hemos estado haciendo muchas cosas, el tiempo vuela - reí - además, la resaca nos destruye.

- (Samuel): hablando de eso, te quiero invitar a una fiesta esta noche, va a estar increíble.

- (Julieta): ¿Una fiesta? Eso suena genial pero no sé si pueda - miré un segundo hacia donde estaban mis amigos - estoy de vacaciones con ellos y no me apetece dejarlos.

- (Samuel): no hay problema, puedes venir con ellos si quieres, es una cosa masiva y cualquiera puede ir.

- (Julieta): ¿En serio? Les comentaré, no prometo nada pero tal vez nos veamos.

- (Samuel): okay, me tengo que ir pero te envío la dirección por mensaje.

- (Julieta): está bien.

Le di mi número para nos pusiéramos en contacto y volví con mis amigos, todos me miraron sonrientes esperando a que les dijera algo, los ignore y Laura que estaba a mi lado me hizo algunas preguntas. En un tono bajito le comenté sobre este chico, ella me decía que fuera a la fiesta y que aprovechara, más tarde les comenté a todos que nos habían invitado a una fiesta y se emocionaron, Samuel me envió la dirección y nos quedamos hablando por un rato, Villa me miraba con los ojos entrecerrados e intentaba leer lo que estaba escribiendo.

- (Villamil): ¿Con quién hablas tanto?

- (Julieta): con nadie - me quitó el teléfono -

- (Villamil): ¿Quién es Samuel? - frunció el ceño -

- (Julieta): mi tío - rodó los ojos, yo reí - es el chico que conocí el otro día.

- (Villamil): ¿Por qué hablas con el?

- (Julieta): porque es simpático.

- (Villamil): ¿Te gusta?

- (Julieta): ¿Eres tonto? Sólo me invitó a una fiesta.

- (Villamil): ten cuidado Julieta, no deberías andar coqueteando con chicos todavía - lo miré extrañada -

- (Julieta): ¿Que intentas decir?

- (Villamil): hace poco saliste de una relación y no es bueno que te ilusiones con otros chicos - lo miré mal -

- (Julieta): ¿Es enserio? Primero que todo no estaba en ninguna relación porque eso que tuvimos con Isa no lo fue y segundo yo puedo hablar con quién yo quiera, no necesito tu permiso ni aprobación.

- (Villamil): no te enojes, lo digo porque te quiero y porque sé que sigues enamorada de Isaza y un clavo nunca saca otro clavo.

- (Julieta): ¿De cuando cambiaste de opinión? Tú mismo me dijiste que tratara de olvidarlo y pasar página.

- (Villamil): no cambie de opinión pero quizás es muy pronto, aún hay muchos sentimientos entre ustedes dos y no quiero verlos sufrir.

- (Julieta): eres un egoísta - ya estaba cabreada - tu maldito mejor amigo me rompió el corazón, no le importaron mis sentimientos, me destruyó todas la ilusiones y aún así lo defiendes. De verdad no puedo creer que te pongas de su lado, yo lo amaba pero el me hizo sentir que no era suficiente y eso no lo voy a olvidar nunca.

- (Villamil): no quise decir eso, lo que quería dec..

- (Julieta): eso es exactamente lo que querías decir, ahora me doy cuenta de que quizás no somos tan amigos cómo creía, si no eres capaz de ponerte en mi lugar, no te quiero.

Me levanté y me fui enojada, todos quedaron mirando la escena entre villa y yo, era la primera vez que discutíamos y quizás había exagerado un poco pero no tenía ganas de aguantar sus comentarios, solo quería que se pusiera feliz por mí aunque no pasaba nada entre ese chico y yo, esperaba que el entendiera.

Camine por un rato sin rumbo alguno, quería pasear por el pueblo antes de volver a la cabaña con los chicos, pasé junto a una pastelería y no me resisti a entrar, habían muchas cosas ricas, dulces y saladas, decidí comprar unos brownies para mí y los chicos, el señor que atendía me regaló unos chocolates artesanales que estaban estupendos, miré la hora ignorando todos los mensajes de mis amigos y hace dos horas que los había dejado, decidí volver tranquilamente, al llegar estaban todos dispersos por la cabaña, algunos en la sala hablando y riendo, otros en la cosina comiendo y ví que Villa e Isaza salían de la habitación para unirse al resto.

- (Isaza): llegaste - dijo sonriente -

- (Julieta): si, fui a dar una vuelta y no me di cuenta de la hora, les traje esto - les entregue la bolsa con los brownies y saqué el mío -

Nos sentamos todos en la sala a comer y pasar la tarde, más o menos cuando se estaba anocheciendo todos fueron emocionados a arreglarse. En una hora ya estábamos más que listos y nos dispusimos a ir a la dirección que Samuel me había dado.

Fuiste una bala perdida. TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora