65. Terapia

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Isaza

Escuchaba como el psicólogo me llamaba "Juan Pablo", salí de mis pensamientos y lo miré un segundo.

(Isaza): ¿Que?

(Psicólogo): tu madre me contó que atentaste contra tu vida.

(Isaza): es una exagerada, fue un accidente - dije secamente.

(Psicólogo): Juan Pablo ¿Cómo esperas que te ayude si estás con esa actitud?

(Isaza): yo no necesito ayuda, estoy aquí solamente para que mi mamá se tranquilice.

(Psicólogo): pues es normal que se preocupe, te encontró ensangrentado en tu habitación.

(Isaza): ya les dije que se me cayó un vaso y me pasé a cortar.

(Psicólogo): tu y yo sabemos que eso no es verdad...Juan llevamos tres semanas con la terapia, exactamente 9 sesiones y no hemos llegado a nada, tu necesitas ayuda y yo puedo dártela, no te voy a juzgar pero tienes que confiar en mí.

(Isaza): es que yo no necesito ayuda.

(Psicólogo): ¿Quieres hablar de Julieta?

(Isaza): ¿Quien le dijo ese nombre?

(Psicólogo): tu mamá...cuéntame, ¿Quien es ella?

(Isaza): el amor de mi vida - dije nostálgico.

(Psicólogo): ¿Quieres contarme que pasó con ella?

(Isaza): le rompí el corazón...y ella no quiere verme. Cometí un estúpido error, supongo que me merezco todo lo que está pasando.

Le conté a grandes rasgos todo lo que había pasado, me escuchaba en silencio y muy atento. Me miraba comprensivo, agregaba comentarios y preguntas para que siguiera la historia, sentía ganas de llorar al hablar, su recuerdo seguia muy vivo en mi corazón y no era capas de aceptar que esto se habia terminado.

(Psicólogo): ¿Fue por ella que te auto lesionaste?

(Isaza): eso fue un accidente - insistí.

(Psicólogo): yo sé que si - dijo en un tono extraño.

(Isaza): creo que ya se terminó la hora - me levanté.

(Psicólogo): espera! Toma esto.

(Isaza): ¿Que es?

(Psicólogo): es un medicamento que te ayudará a estar mejor - lo miré mal.

(Isaza): no estoy enfermo - dije cabreado - no necesito ninguna pastilla.

(Psicólogo): Juan Pablo presentas una depresión y estos medicamentos te ayudarán.

(Isaza): no gracias.

Salí casi corriendo de su consulta, estaba seguro de que todos estaban exagerando, yo no tenía depresión ni ninguna otra enfermedad, lo único que me pasaba era que extrañaba a Julieta y el único remedio era poder verla y arreglar lo que teníamos.
Aún era temprano para irme a casa y no tenía ganas de estar encerrado, hace mucho tiempo no iba a ver a mis abuelos así que decidí irme a su casa. Cuando llegué ambos me abrazaron y se pusieron felices, no estaba seguro si estaban al tanto de todo lo que había pasado pero esperaba que no, me negaba a seguir escuchando las mismas preguntas que todos hacían.

(Abuela): que linda sorpresa mi Juani, no te esperábamos.

(Isaza): quise sorprenderlos.

(Abuelo): me alegra mucho que estés por aquí, nos has tenido abandonados.

Fuiste una bala perdida. TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora