51. Arcade

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Llevábamos casi una semana juntos en Los Angeles, los días estaban siendo maravillosos, Isaza había echo amistad con Valeria y eso me ponía feliz, con Omar las cosas eran extrañas ya que se hablaban e incluso bromeaban de vez en cuando pero no los veía tan cómodos cuando estaban solos. No quería pensar en que Isaza estuviera con sus celos nuevamente así que obvie el tema.

Esta tarde se nos había ocurrido ir a visitar algunos lugares de la ciudad, habíamos escuchado sobre una tienda y juegos arcades asi que estábamos emocionados. Los cuatro nos dirigimos al lugar con un calor casi insoportable.

(Julieta): Te amo - le dije de la nada, me miró enternecido.

(Isaza): yo te amo más - dijo abrazándome.

(Julieta): sabes que este calor es insoportable - dije intentando soltarme de su agarre.

(Isaza): no me importa - dijo abrazandome aún más - te voy a extrañar mucho.

(Julieta): lo había olvidado - hice puchero - ¿Cuando te vas?

(Isaza): en una semana, no puedo seguir faltando a clases.

(Julieta): lo sé pero aún tenemos una semana para estar juntos.

(Isaza): espero pase luego el tiempo.

(Julieta): ya verás que sí, solo me queda un mes y medio aquí.

Entramos al lugar, estaba lleno de juegos antiguos, los cuatro nos dispersamos por el lugar, me detuve a jugar en una máquina de pinball, una vez que me aburrí, fui a buscar a Isaza que hace un rato no lo veía. Me lo encontré frente a un extraño genio que estaba dentro de una caja de vidrio, supuestamente te leía la suerte. 

(Julieta): ¿Le confías tu suerte a un viejo juego? - pregunté burlona. 

(Isaza): hay que jugarle al destino - dijo riendo.

(Julieta): ¿has visto a los demás?

(Isaza): están por allá jugando con las pistolas.

(Julieta): ¿Vamos con ellos?

(Isaza): la verdad es que quería ir una tienda que ví cuando veníamos.

(Julieta): ¿Que tienda?

(Isaza): una de magia - dijo ilusionado.

(Julieta): está bien pero antes juguemos un rato, luego vamos a donde tú quieres.

(Isaza): eso lo acepto.

Jugamos por un rato en diferentes máquinas, nos subimos a una especie de alfombra bailable, nos partimos de la risa ya que ninguno de los dos podía seguir el ritmo de la música. Cuando ya habíamos jugado con casi todos los juegos, Isaza volvió a insistir en que fuéramos a la tienda, Valeria y Omar no les pareció la mejor idea así que solo fuimos los dos mientras ellos iban a comer. Casi íbamos llegando, miré a Isa, tenía una enorme sonrisa, apreté su mano e instantáneamente me miró.

(Julieta): adoro verte feliz.

(Isaza): yo te adoro a ti.

(Julieta): eres un lindo - dije bromeando.

Entramos a la famosa tienda de magia, había muchas impresionantes, perdí por un buen rato a Isa. Me puse observar algunas de las cosas que habían ahí, me pareció gracioso ver el típico sombrero negro con una varita al lado, busqué a Isaza que estaba mirando un set de cartas.

(Julieta): mira lo que encontré para ti - dije sonriente.

(Isaza): ¿Que cosa? - le mostré el sombrero y la varita -

(Julieta): esto es perfecto para ti - dije riendo, se puso el sombrero negro y su sonrisa de conejo apareció.

(Isaza): tu si me conoces - bromeó.

(Julieta): ¿Que tienes ahí? - dije apuntando a sus manos.

(Isaza): unas cartas muy bacanes, creo que las voy a llevar.

(Julieta): ¿Llevamos esto también? - pregunté con unas pelotas para malabares en las manos. 

(Isaza): no sé usarlas pero las llevamos.

Casi una hora después salimos de la tienda, veía muy feliz a Isaza así que me sentí bien. Se nos ocurrió ir a pasear a la playa para ver el atardecer. Lo obligué a sacarse las zapatillas para caminar descalzos por la orilla del mar tomados de la mano, hablamos de muchas cosas y sentí que mi vida por fin estaba completa, tenía a mi familia más unida que nunca, con una pequeña hermana recién nacida, tenía a los mejores amigos del mundo, había cumplido uno de mis grandes sueños y tenía a una persona maravillosa a mi lado.

Isaza me salpicó con agua, haciendo que reaccionara de la misma manera, empezamos una pequeña guerra de agua, la cual terminó con ambos empapados muriendo de la risa y amándonos cada vez un poco más.

Fuiste una bala perdida. TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora